Luis Ceccón |
Hoy es un día muy especial para mi ciudad porque un vecino que se había ido hace mucho hoy está volviendo a casa.
En este momento posiblemente los familiares de Luis están volviendo todos juntos de Buenos Aires, la vuelta, el encuentro no es el que hubieran deseado se produjera hace años, pero este es un reencuentro y eso es lo que importa. Pienso en Nancy, su hija, con la que hemos compartido tantos 24 de marzo. Me alegro por ella, ahora si podrá cerrar parte de su historia, concluir ese duelo que necesariamente todos debemos tener en situaciones semejantes.
Personalmente estoy feliz. Anoche me llegó la noticia por facebook y no sabía si sería cierto y recién esta mañana pude confirmar la noticia. Personalmente este hombre siempre me llamó la atención, tal vez porque veía a su hija y no podía comprender que su padre fuera un desaparecido o por qué no, por la esquina en la que fue secuestrado, una de las esquinas de la plaza 25 de Mayo, mi preferida, porque durante mis primeros años fue el patio que el departamento en donde vivía no me ofrecía. Pero Luis no sólo es, fue un desaparecido más, su historia es muy particular y quiero que la conozcan:
El polimomonto
Luís Francisco Ceccón fue un cabo de la policía de Pergamino que se acercó a la militancia cristiana de base. Después militó en Montoneros, hizo de doble agente, y hoy está desaparecido. Un documento de inteligencia de la propia bonaerense permite reconstruir parte de su particular historia.
El testimonio de una fuente que no será revelada en las próximas líneas disparó esta nota. “La historia es increíble” dijo, y agregó: “se trata de un tipo que fue policía y militante montonero. Pasaba información de la cana a los montos pero fue descubierto por la bonaerense. Lo detuvieron, lo largaron con la promesa de que haría de doble agente infiltrado en la orga, pero habló con sus compañeros y siguió engañando a la policía hasta el día en que fue nuevamente detenido, y finalmente desaparecido”. El “doble agente” se llamaba Luís Francisco Ceccón, y era un joven humilde del barrio Güemes de la ciudad bonaerense de Pergamino, que comenzó su militancia en el cristianismo de base, se empleó como policía en el 1970 y fue detenido por primera vez en el 76 y por segunda vez en el 15 de mayo de 1978. Desde esa fecha es un desaparecido más. Un documento desclasificado de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), constata el seguimiento que le realizaron los servicios de la policía sobre Ceccón, el interrogatorio que le practicaron y su pase a disponibilidad.
La historia según la bonaerense. El documento, perdido entre miles de “informes” desarrollados desde la dictadura hasta el 2003, fue desclasificado hace tres años por el gobierno de Felipe Solá, y puesto en custodia de La Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires, que funciona en la ciudad de La Plata. El paper integra una saga de persecuciones y pesquisas que tuvieron como objetivo central investigar “el accionar” del entonces obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León, por otra parte que constituye una prueba más de que su compromiso con los más pobres, y su oposición a la dictadura, le valió una muerte que ya nadie duda fue planificada por los militares. De ese dossier, se desprende un capítulo catalogado “Sección “C” Nº 005. Asunto: Investigación del cabo Luís Francisco Ceccón. No se difunde”.
En el documento, donde se hace una reconstrucción de la historia del Cabo Ceccón, según la óptica de sus captores, confirman la detención primera de Ceccón en 1976, y su posterior liberación con la premisa de que a partir de ahí espiara a los Montoneros. También se describe que finalmente “su inclinación fue hacia la política marxista de Montoneros”.
En el informe se destacan los argumentos con los que los secuestradores justifican las “Causas de su detención”. Entre las principales se encuentran:
“Que en el año 1974, por una cuestión solidaria y personal, comenzó a desarrollar una acción tendiente a la formación de un grupo de personas, con las cuales coordinar esfuerzos, que permitieran como logro, la formación de una comisión vecinal”.
“Que formada la comisión, habiendo comprado una parcela de tierra mediante la organización de festivales de doma de caballos y otros, gestiona ante el Secretario de Bienestar Social de Pergamino los materiales para la construcción de 22 viviendas”. El informe continúa describiendo las acciones solidarias del grupo, donde se reconoce al cura Marciano Alba como un cura “Tercermundista” que “influye” sobre los vecinos. El documento remarca que Alba “recalcaba siempre el accionar del cura Múgica, teniendo varios afiches con frases del conocido cura y que siempre daba como ejemplo a los componentes del grupo”. Según el informe de los secuestradores, tanto el contexto humilde en que vivía Ceccón, como el cura Alba, son promotores “de un sentimiento populista” en el Cabo secuestrado, que para los represores deriva en una lógica decantación, que termina con el acercamiento de Ceccón a la organización Montoneros.
El interrogador, que redacta el documento de la D.I.P.P.B.A, avanza en la escritura del texto de once páginas y va elaborando conclusiones. En un subtítulo denominado Blancos que proporciona, el informante anota: “Rentables: Ninguno.” En otro intitulado Apreciaciones, describe: “A criterio del interrogador, de acuerdo a los elementos existentes y de las manifestaciones del causante, se trata de un individuo totalmente “captado” en nivel intelectual y político por la organización subversiva Montoneros”.
Entre algunos de los elementos que encuentra el interrogador para comprometer a Ceccón, el represor enumera: “Realizó pintadas que fueron refrendadas como Montoneros, ofició de campana con el arma de la repartición, participó de reuniones proselitistas, algunas hechas en su domicilio; realizó el chequeo de la comisaría de Pergamino, entregó de documentación policial, entregó información anticipada de razias que la policía programaba en Pergamino”.
En el último subtítulo Conclusiones, el servicio de inteligencia bonaerense, recomienda “la separación inmediata del interrogado de la institución Policial, sin perjuicio de los que la superioridad determine, en cuanto al “grado de disposición” que se estime (las comillas y el subrayado es de ellos). Respecto de las técnicas del interrogatorio, por suerte, el informe no da detalles.
Montoneros de Pergamino. Oscar “Cacho” Lencina aparece sindicado en el informe de la D.I.P.P.B.A. como uno de los organizadores de los organizadores de Montoneros en Pergamino. Él era un obrero y estudiante de la UTN de San Nicolás, de familia peronista pergaminense. En la universidad, y en una época en que la participación política era un rito generacional ineludible, se fue conectando con distintos compañeros de facultad con los que empezaron una militancia universitaria y social. “Un día de 1970 el cura Galli, de Rosario, nos presenta a un grupo más organizado del peronismo revolucionario y así iniciamos el camino de acercamiento a Montoneros”, cuenta Oscar. Cuando Oscar ya está en un nivel más orgánico de la agrupación político militar, le encomiendan la tarea de desarrollar la organización en Pergamino. Entonces Lencina abre la Unidad Básica Evita Obrera, un lugar que se convierte en un punto de encuentro de toda la militancia obrera y estudiantil de Pergamino. “A nuestras reuniones venían de todas las organizaciones peronistas, incluso algunos militantes del PRT”, relata Lencina.
Lencina describe el proceso por el cual se acercan los jóvenes de Emmanuel al núcleo Montonero de Pergamino: “Nosotros desarrollábamos un trabajo social importante, y es en esa época del luche y vuelve, que nos conectamos con este grupo que tenía al cura Marciano Alba como referente”. Oscar recuerda haber participado de algunas reuniones en el barrio de Ceccón, antes de distanciarse de Pergamino, cuando “la organización” le demandó otros destinos.
¿Por qué policía? Nancy es la hija de Luís Ceccón, vive en Pergamino, tiene dos hijos y nos recibe a en su casa, horas antes de escaparse con los chicos a un recital de La Renga. La imagen que guarda de su padre es una foto blanco y negro, de muy joven, antigua, corroída por el tiempo, pero que pareciera ir ganando nitidez a medida que aparece un nuevo dato sobre la historia de Luís. Nancy confiesa que “hasta marzo de este año, convivía con una duda, una confusión sobre quien fue mi viejo, mi pregunta siempre fue: “¿por qué policía?”. A mí me mataba esa duda, yo siempre quise saber quién fue de verdad”. Es la tercera de cuatro hermanos y según ella es a la “única que se le dio por participar de las marchas y los reclamos por el juicio y castigo que se hacen en Pergamino”. Piensa que a sus hermanos “esa misma duda los paraliza, pero a mí me hizo bien ir a los actos y recordar a mi padre como un desaparecido”. Ceba un mate dulcísimo y dice: “siempre tuve la necesidad de estar en los actos del 24 de marzo”.
Cuando Luís fue secuestrado Nancy tenía siete años. Ella no tiene muchos recuerdos de esos días. Cuenta que su madre, Máxima Franco, se refugió en el silencio y desde la desaparición de su padre hasta hoy no quiso hablarles a sus hijos del tema. Se acuerda también lo complicado que era la escuela primaria, que cursó durante toda la dictadura: “Mis compañeros me preguntaban si yo tenía papá y les decía que sí. Pero me preguntaban dónde estaba y yo no les sabía responder otra cosa que: “no está”.
No ha sido fácil para Nancy encontrar información de su padre. Se enteró de algo de lo que le había pasado en un momento en que su madre salió a hacer averiguaciones en los últimos lugares dónde había estado Luís, quien ya en ese entonces se había separado de Máxima y vivía con María Aubel. “Hay una persona que seguro sabe todo de mi papá –afirma Nancy–, y ese es el cura Marciano Alba, pero nunca quiso hablar con nosotros”.
Los comienzos. Luís Ceccón llegó al barrio Güemes son su compañera, los dos muy jóvenes y recién casados. Como trabajaba de albañil, levantó su casa-rancho con unos amigos, en un barrio que comenzaba a nacer, con muy pocas casas y donde faltaba de todo. Nancy tiene algunos registros de esos años: “La casita todavía está y vive mi hermana mayor. Había una casona donde se juntaban para las reuniones. Ahí mi viejo enseñaba a leer y escribir a adultos y chicos del barrio. Ahí se formó el grupo vecinal en el que el referente era el cura Alba. El grupo se llamó Emmanuel (que quiere decir Dios con nosotros)”.
Marciano era el párroco de la Iglesia San Vicente de Pergamino, pero tenía a su cargo varias capillitas desparramadas por los barrios necesitados. “Él tenía un trabajo de compromiso social grandísimo –cuenta Nancy–. Fue quien movilizó a mi viejo y a otros del barrio a organizarse. Para nosotros fue como otro padre, y es por eso que me creo con derecho de reclamarle que nos hable”. El cura Alba es en la actualidad uno de los vicarios de la Catedral de San Nicolás, y según explican algunos de los que lo conocieron de la época en que hablaba de “Múgica y la opción por los pobres”, está muy lejos de lo que fue.
El grupo Emmanuel se tornó importante para los vecinos, tanto que para 1973, cuando la vuelta de la democracia, durante la “primavera camporista”; el grupo con Luís Ceccón a la cabeza, logró que la Secretaría de Bienestar Social de la municipalidad realizara un plan de viviendas para el barrio.
“De aquel grupo Emmanuel hay tres que están desaparecidos: Gerardo Pérez, el canario Jorge Torré y mi papá” enumera Nancy.
“Ellos creían en una revolución como una gestación, salir al mundo con un nacimiento del hombre nuevo”, rememora Nancy. “Como veraz hay algunas palabritas que me quedaron grabadas”, dice. Por eso a Nancy le cuesta entender el tema de que su padre haya sido al mismo tiempo policía y militante social. “Esta historia de que haya estado en la policía como infiltrado es de locos”, dice Nancy, y se pregunta “¿Tan valiente pudo haber sido?”. Pero hay algo que ha hecho apaciguar sus dudas: una serie de pruebas que han empezado a parecer desde marzo de este año, cuando se inició una investigación judicial por la desaparición de su padre, que al decir de Nancy “van en la dirección de lo que siempre intuí en mi corazón y es que mi viejo, era un compañero muy comprometido”.
La vida de Luís Francisco Ceccón está plagada de ausencias, fragmentos enteros de memoria que faltan para armar el extraño rompecabezas que configura el relato de un personaje de nuestra historia reciente que fue policía y militante social. Queda claro que por esto último fue desaparecido y que por esa misma razón son tantas las piezas perdidas.
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