"Hasta ahora, los filósofos han tratado de comprender el mundo; de lo que se trata sin embargo, es de cambiarlo" Karl Marx

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sábado, 31 de agosto de 2013

Z de Zanahoria

Se me ocurren múltiples maneras de pensar “zanahoria”.
Zanahoria como sinónimo de color naranja y naranja es mi color.  Se dice que ese color está relacionado con mi signo: Leo.  Que el naranja es el color que libera las emociones negativas, nos hace sentir menos inseguros.  También que es un color que estimula la mente, renueva la ilusión en la vida y se torna un perfecto antidepresivo.  Y agregan los expertos en colores que hay palabras clave para cada uno de ellos y naranja es energía, alegría, felicidad, atracción, creatividad.

También se me ocurre “zanahoria” como engaño.  Una treta colgando a cinco centímetros de cuanto puede estirar su pescuezo el burro que camina persiguiendo eso que está delante de él y aun así no podrá atrapar jamás.

Zanahoria-Z-naranja final de mis Días de Abecedario. 
Con este serán veinte y siete post, veinte y siete textos, de todo tipo y estilos.  Donde la mayoría no valen demasiado pero hay algunos en que afloró algo de mí que estaba guardado.

Concluyo mis “Días de Abecedario”, convencido de que lo que me dejó este mes es mucho más que un par de textos publicados en blog.  Me he llenado de dudas y preguntas y eso está bueno, estoy vivo, consciente de evitar caer en la trampa, al menos por hoy.

Me despido, termino.  Ahora tendré más tiempo de leer los días, las letras de otros blogueros y blogueras que se animaron al desafío.

Me despido de mis “Días de Abecedario”, fue muy lindo este viaje porque como otros viajes, el azar me trajo acá, me hizo conocer gente maravillosa e inolvidable…

“Z” de última letra; “Z” de último día.  “Z” que no es fin, si no comienzo de otro camino…

Te querés sumar a este juego, a este desafío (Días de Abecedario- invitación de Camino Mundos) de escribir tantos días como letras tiene el alfabeto, o, tal vez preferís escribir una vez al mes porque no tenés tiempo por ejemplo, entonces te podes sumar al Veo Veo.
Enterate en que consiste cada juego en “Juegos entre blogueros”  



Y de Yo Yo

No se trata de un ataque caprichoso y egocéntrico, sino que hoy es día “Y”, día de “Yo Yo” o “Yoyó” según se prefiera.  Ese juguete que se resiste a ser olvidado y desplazado por teléfonos celulares, play station y no sé cuántas otras cosas más.

Viva el Yo Yo!!!

Habría que hacer una campaña para fomentar su uso.  Porque si bien aun uno puede verlo de vez en cuando en alguna juguetería o kiosco, claro que con imágenes de Ben 10 o una tal Violeta.  El mítico juguete se resiste a desaparecer.

El Yo Yo a lo largo de la historia

Se han encontrado vasijas de hace unos 2000 años en Grecia que nos hablan de la existencia de este peculiar juguete.  También se lo conocía en China y se dice que su nombre proviene del “Tagalo”, idioma malayo, donde “Yo Yo” significa volver.  Otra curiosidad, es que hasta hace unos 400 años los malayos usaban el Yoyó como un arma.

Hacia el año 1800 el juguete fue importado a Europa desde Oriente y los ingleses, sus importadores le darían el nombre de “Banderole, Quiz o el juguete del Príncipe de Gales.  También los franceses le pondrían nombres como: Emigrette y incroyabe y se dice que Napoleón solía divertirse con este juguete.

El Yo Yo, supo tener momentos de una aceptación espectacular y hasta hubo yoyós carísimos y de oro, como los Gold Fusion, de Playmaxx.

Yo Yo  Cómo usarlo

El Yo Yo requiere cierta habilidad y empeño.  No es un juego así no más.  Enroscar el hilo en su eje (recordemos que el Yo Yo, son dos pequeños platos, como tapas de alfajor unidos por un eje, dejando un pequeño espacio entre ambas tapas por donde pasa el cordón)
El cordón no está anudado al eje sino que el cordón lo ahorca, humn qué fea expresión pero no se ocurre otra, y así es como el Yo Yo puede moverse libremente.

El cordón no debe tener más de 70 centímetros, aunque sus medidas pueden variar según la altura del jugador pero con 70 u 80 centímetros para mí estaría bien.

Enroscarlo correctamente no es sencillo, porque como dijimos el hilo no está atado entonces hay que hacerlo de modo tal que trabe y se enrosque permitiendo luego que el juguete suba y baje.

Ah, fundamental, el cordón debe estar sujeto al dedo índice, ahorcándolo también, de lo contrario nuestro juguete se convertirá en un misil capaz de romper vidrios el jarrón de la abuela o peor aun terminar golpeando la frente de alguien.

Bien.  Habiendo aprendido estos primeros paso pasemos a jugar:
Si lo nuestro es el juego sin más bastaría con hacerlo ir y venir de arriba abajo desenroscándose y enroscándose nuevamente pero seguro que esto, a los diez minutos ya aburrió y el pobre Yo Yo termina tirado por ahí.

A pesar de que nunca fui un experto jugador algunos trucos solían salirme…

Les dejo un link de la Asociación Mexicana de Yo Yo para los que se atrevan a incursionar en este  divertidísimo juego.

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miércoles, 28 de agosto de 2013

X de Xerófilo

Después de México, Argentina es uno de los países con mayor número y variedad de cactus.  A lo largo y ancho del país uno puede encontrarlos sin excepción en la montaña, las sierras, valles o pampa.  En zonas cálidas, templadas y hasta muy frías.

Se me ocurre que uno podría trazar una “Ruta del cactus” pero ese será un post que he de escribir otro día.

Amante de los cactus en muchos viajes que he realizado solía traerme como “trofeo” un cactus.  Una locura porque como se sabe, muchos poseen espinas gruesas y pinchudas como un alfiler y sin embargo siempre me la ingenié para traerme alguno a mi casa y hoy, la mayoría, porque algunos murieron con el tiempo engalana mi jardín.

Hoy ya no me traigo más cactus en mi mochila y prefiero fotografiarlos.  En mí último viaje, el que le dio inicio a Rumbeando por Ahí.  Tenía esa intención.  Salir a fotografiar cactus y el único libro que llevaba en mi mochila cuando salí se llama “100 Cactus Argentinos” De ahí surgió la idea de retratarlos, fotografiarlos porque me convencí que no debía seguir arrancándolos de su hábitat si en cualquier vivero uno consigue cualquier especie y hay muchas que corren peligro en sus espacios naturales.

Bueno, luego, los que leen el blog ya saben.  Salí para cualquier lado y de cactus poco y nada pero ya llegará ese viaje por la ruta de los cactus.  Tal vez, libro en mano, sea el cartógrafo que lo dibuje y luego lo corrija cuando recorra mi propio camino…

Para quien guste les dejo un enlace a mi face, donde podrán ver un álbum de mis cactus, sus nombres e historia!  CACTUS, UN EXTRAÑO AMOR ME UNE A ELLOS!!!

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domingo, 25 de agosto de 2013

W de Wolframio

Sabía que si elegía esa ruta me iba a ser difícil encontrar quien me llevara. 
Por delante tenía cientos de kilómetros hasta el pueblo donde vive o viviría Wolframio.  Digo viviría, aunque mejor sería decir ¿vivirá?  Porque en el pueblito de dónde partí, donde me hablaron de él e hiso estallar mi curiosidad, no me podían asegurar si aun viviría.  Ni siquiera podían asegurarme si estábamos hablando de una persona de verdad.  Más aun, una de las vecinas intento desalentarme, sugiriéndome que no intentara viajar por esa ruta del diablo y me hizo toda una descripción de los peligros que me aguardaban.

Me llevaron algunos kilómetros por esa ruta de la que ya nadie recuerda su nombre.  Me bajé de la chata en una especie de cruce.  Yo debería seguir y mi chofer doblaría a la izquierda hacia otro pueblo.

“Hasta acá te puedo traer” me dijo.   “Estás seguro, mirá que por acá de suerte va a encontrar a alguien” me decía mientras me ayudaba a sacar la mochila de la camioneta.
Antes de salir me había aprovisionado.  Un río de agua clara y fría no estaba a más de un kilómetro en paralelo a mi camino.  Tenía lo suficiente para llegar aunque mal no fuera caminando.

Jacinto volvió a su vehículo, le dio media vuelta al arranque y antes de acelerar, necesitó confirmar que no me iría con él.  Entonces le di unas palmadas al capot y este arrancó dejando una estela de polvo hasta que ya no lo vi más.

Al cabo de una hora de marcha, sin ser experto en huellas y cosas así, estaba seguro que por ahí hacía tiempo, tal vez nunca, había pasado un vehículo a motor.  Qué si habría de llegar a destino iba a ser a pie.  ¿Pero en cuánto tiempo?  No tenía idea de cuánto tendría que caminar y carecía de todo instrumento de medición.

Caminaba una hora y descansaba quince o veinte minutos.  El primer día no tuve necesidad de ir a buscar agua y recién lo hice a la mañana siguiente. 

Al cabo de unas horas.  Decidido a pasar mi primera noche en esa soledad absoluta despejé de cuanta piedra pude del suelo y armé mi carpa.  Cené y luego me dormí cuando aún quedaba un hilo de luz. 

La rutina se repetiría durante cuatro días con sus noches.  Salvo por algún que otro pájaro y arbustos no había visto ser vivo alguno.  Tampoco señas de que algún hombre anduviera por ahí.  No había basura, ni huellas, hasta que al cuarto día a media mañana encontré bosta.  No era fresca, pero tampoco estaba lo suficientemente seca, o sea que por ahí, además de ese animal, podía suponer que hubiera andado alguien.

Recién el quinto día de marcha al fin encontré rastros de humanidad.  Mis botellas de agua estaban casi vacías y entonces seguí el murmullo del río, que a juzgar por cuanto caminé, a ese punto estaría a sólo unos 400 metros.   Para mi sorpresa descubrí que en la orilla de enfrente estiradas sobre las rocas había todo tipo de ropa secándose al sol.  Pero no había nadie a la vista.  Seguí avanzando hacía el curso de agua y ya no cabía duda de lo que veía.

Grité, pero nadie apareció.  Tampoco veía un lugar que me permitiera alcanzar la otra orilla y entonces opté por esperar.  Temía que si recorría la margen del río buscando un puente podría desencontrarme con ese alguien que había estado allí.  Además, no estaba en condiciones de arriesgar más al azar.

Esperé horas.  Tiré piedras al río y cada tanto volvía a gritar.  Nada.  Todo igual.  Sólo el arrullo del agua y el viento hasta que en algún momento, contra mi voluntad, me dormí.

No sé cuánto tiempo pasé dormido pero al despertarme la ropa no estaba.  Con un insulto en la boca me levanté y comencé a gritar con toda la fuerza que podía.  Gritaba como un condenado y ya me decidía a atropellar contra el río cuando apareció un nene de no más de diez años. 
Sin responderme una sola pregunta, estiró su pequeño brazo y con el me hacía señas.  Me indicaba un punto a seguir. 
Me cargué la mochila en la espalda y seguí la dirección que me indicaba.  Caminé unos metros y descubrí que el río hacía una curva detrás de unos árboles, que veía por cierto, pero estos me tapaban esa curva y que ahí, a metros no más, había un precario puente de troncos y barro.
No lo podía creer, lo tenía a unos metros y no lo sabía…

El niño no me hablaba.  Más aun, no me permitió acercármele siquiera. 
Cuando me tuvo cerca se echó a caminar y ante su mutismo lo seguí. 
Salimos del río para internarnos en un monte y mientras permanecíamos en el sendero, Camilo, luego conocería su nombre, corrió dejándome atrás.   

Caminé tan rápido como pude. 

Ante mí apareció un caserío miserable donde me esperaba Camilo abrazado a la falda de su mamá.
Dejé caer la mochila al suelo.  Saludé.  Me presenté y María me respondió con una tibia sonrisa.  Acto seguido, sólo hablaba yo, les expliqué que venía buscando un pueblo o un lugar, que no estaba seguro, porque no sabía si en realidad existía tal pueblo.  Les conté que estaba viajando, conociendo.  Que me habían hablado de Wolframio y que había venido a conocerlo.

Como no tenía más para decir callé esperando la respuesta que se hizo esperar hasta que por fin alumbró la voz de Camilo: “usted está buscando al Señor Horacio”, sus ojitos brillaron  y volvió a callarse.  Entonces María continuó: “La ropa que usted vio en el río era suya.  Nosotros la lavamos.  Él murió hace tres días” dijo y los tres guardamos silencio.

Ya pasaron dos años de aquel encuentro.  Qué lejos que me parece.  Seguro que no volveré a verlos jamás.
Si todo salió como me contaron ni su caserío estará en pié.  El monte lo habrá cubierto todo y ellos se habrán perdido en la ciudad.

Sin el Señor Horacio, ya no queda nada para ellos en esa tierra.  Los tres, eran los últimos sobrevivientes de un sueño que no se cristalizó.  Un sueño, una suerte de secreto que pude conocer después de prometer que jamás lo revelaría…   

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sábado, 24 de agosto de 2013

V de Veleta




No quiero ser el gallo sobre la veleta.  
Prefiero ser en el viento y que este enrede en mis cabellos los sueños…

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viernes, 23 de agosto de 2013

U de Uh!

Uh!  Qué voy a escribir hoy!?

Día complicado el “U”.  No sé qué decir o cómo decir.  Siento un vacio de palabras enorme.  Se me presenta un destino: Ushuaia, pero como escribir sobre un lugar que no conozco aunque podría escribir sobre mis planes de conocerla.

Si escribo sobre el “universo”, los universos, porque para mí son más de uno metidos en ese rectángulo con la letra “U” escrita en manuscrita mayúscula al costado del vértice superior izquierdo.  Se acuerda alguien qué era eso, cómo se llamaba.  Recuerdo haberlo hecho en la escuela primaria y si no estoy equivocado dentro iban un par de conjuntos no. 

Ufa che!  Por qué se hizo tan difícil hoy elegir una palabra para el día “U”.  Será que “U” es sinónimo de final, de últimos “Días de Abecedario”.  Umn, puede ser, tiene sentido.  Cuando me aferro a algo me cuesta soltarlo.

Pedí ayuda en facebook, hable de mi “bloqueo” y raudamente aparecieron esos amigos que siempre están ahí alentando.

Cada “uno” me sugirió una o varias palabras.  Me reí con “urraca” y recordé unos dibujitos animados de un par de urracas parlanchinas que luego voy a buscar en You Tuve porque hace años que no las veo.

Me sugirieron escribir para este día “universo” como un conspirador que impulse una felicidad inmensa pero a mí me surgió una duda, un interrogantey respondía algo así como “si es el universo, inmenso el que se te cae encima y no permite avanzar, ser feliz”  No digo que sea así, sólo me nació como respuesta automática.

Otra palabra fue “útero” palabra inmensa para mí, aunque bella para crear en él una bella “utopía”, especial y “único”.

“Urinal”  Esta sí que está buena.  Como me decía Pablo, “los viajeros podemos dar clases de urinarios extraños en el mundo” y me dejó la idea para escribir y describir nuestras meadas dejadas por ahí…

Verdad que la colaboración de mis amig@s a me está resultando muy “útil”“Urgente” respondieron y las palabras van logrando su “unión” y este “usuario” de las redes sociales, este seudo escritor en el “umbral” de los problemas físicos, no sé cómo, pero con “uñas” y dientes, le voy a encontrar la vuelta para escaparle al “urólogo” aunque tenga que salir a cazar un “unicornio”, y esconderme de los que me condenen por “usurpador” por semejante “ultraje”

Estaba pensando que muchos de quienes colaboraron en escribir este día “U”, son viajeros y me pregunto si no estaría bueno crear si es que ya no existe, una “universidad” que bien podría encontrarse en “Uganda”. No, Uganda no.  Qué sea Egipto así nos preparamos para un viaje de “ultratumba”

Uf, terminé!!! J
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miércoles, 21 de agosto de 2013

T de Tiempo

Momentos, segundos, los días que se descuelgan de los almanaques como en un constante otoño. 

El tic tac se torna ensordecedor, incesante, confundiendo los sentidos y nada. 
Otro día, otro año, otro cumpleaños; otro lugar visitado, miles de lugares no visitados; un sueño, cientos de sueños frustrados.

Detener el tiempo es tan difícil como sostener el agua en las manos…

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martes, 20 de agosto de 2013

S de Saltar


Saltar, atreverse a ir alto y caer. Inevitablemente caer.  Pero no necesariamente golpearse sino caer de pie, con los pies firmes sobre la tierra para avanzar y volver a saltar…



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LA VIGENCIA DEL TROTSKISMO

El 21 de agosto de 1940 moría asesinado en México León Trotsky, dirigente junto a Lenin de la Revolución Rusa de 1917. El día anterior, Ramón Mercader, un agente de Stalin que simulaba ser simpatizante del trotskismo, había descargado a traición un piquetazo sobre su cabeza en su casa del barrio de Coyoacán.
Trotsky había logrado asilo político en México en 1937, 8 años después de su expulsión de la URSS y de que gobiernos de distintos países europeos le negaran la residencia.

Al momento de su asesinato, muchos de los principales dirigentes del partido bolchevique que junto a Lenin, habían dirigido la Revolución de octubre, habían sido exterminados por Stalin luego de los famosos juicios de Moscú, en los que fueron condenados (incluido Trotsky) por falsos crímenes y traiciones en base a monstruosas falsificaciones y forzadas “confesiones”. Culminaba así el proceso de burocratización del primer Estado obrero, que cobró fuerza a la muerte de Lenin, entronizando una casta burocrática contrarrevolucionaria que, amparada en la falsa teoría del “socialismo en un solo país”, luego de cinco décadas terminaría restaurando el capitalismo donde había sido expropiado.

Miles de partidarios de la oposición de Izquierda, que Trotsky encabezó en la URSS, fueron perseguidos, asesinados y encarcelados. La clase obrera china, alemana y española sufrieron crueles derrotas por responsabilidad de los partidos comunistas orientados por la Komintern (Internacional Comunista), copada por el stalinismo. Así como la muerte en la guerra civil de gran parte de la vanguardia obrera revolucionaria y la derrota de la Revolución Alemana permitieron el surgimiento del stalinismo en la URSS, las nuevas derrotas a su vez habían franqueado el paso a Hitler y al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los partidarios de Trotsky eran apenas un puñado pero éste seguía siendo para Stalin su peor enemigo, y acabar con su vida, su obsesión.

No era el rencor personal la principal razón, sino la fría lógica contrarrevolucionaria. Trotsky encarnaba en sí mismo la experiencia de las tres revoluciones rusas (1905, Febrero y octubre de 1917) y las tradiciones revolucionarias del partido bolchevique. Mientras Trotsky viviera, un nuevo ascenso de masas provocado por las penurias de la nueva guerra, podría encontrar en él y la recién fundada IV Internacional, una alternativa de dirección revolucionaria.

Su obra más importante

Trotsky, dos veces presidente del Soviet de Petrogrado, fundador y organizador del Ejército Rojo, el genial teórico y dirigente del Partido Bolchevique y la Tercera Internacional consideraba, sin embargo, que su tarea más importante había sido la fundación de la Cuarta Internacional. Luego de que la criminal política del stalinismo había permitido el triunfo del nazismo en Alemania, él concluyó que el komintern se había pasado definitivamente al bando de la contrarrevolución.

Era imprescindible fundar una nueva internacional que continuara la pelea por la construcción de una dirección revolucionaria mundial para la clase obrera. La nueva internacional, apenas agrupaba a algunos centenares de cuadros revolucionarios en todo el mundo, pero era fuerte por su dirección, su moral y sus principios revolucionarios y por la teoría y el programa que la cimentaban: la Teoría de la Revolución Permanente y el Programa de Transición. Por eso, pese al golpe cualitativo que significó la pérdida de su principal dirigente, la Cuarta sobrevivió a su fundador. Trotsky tuvo razón, había logrado salvar la continuidad del marxismo revolucionario para las nuevas generaciones.

Un programa para la crisis actual

A fines de los ’80 y comienzos de los ’90 las masas soviéticas y de Europa oriental protagonizaron grandes revoluciones que liquidaron por fi n los regímenes stalinistas, liberando a los trabajadores del mundo de ese siniestro aparato contrarrevolucionario. Fue una colosal victoria que abrió una nueva etapa revolucionaria mundial, en la que a mediados del 2008 estalló la más grande crisis del capitalismo desde el año 1929.

La crisis se profundiza semana a semana y en los países imperialistas los gobiernos organizan gigantescos rescates financieros de billones de dólares para salvar a los bancos y empresas más importantes. Grecia y España están ya en bancarrota, Italia y Portugal le siguen los pasos y toda la Unión Europea se sacude. La receta de los gobiernos para superarla es la vieja y amarga medicina capitalista: salvajes ataques al empleo, el salario, las jubilaciones, las condiciones de trabajo, los presupuestos de salud y educación, un aumento brutal de la explotación. En palabras de Trotsky “la burguesía retoma cada vez con la mano derecha el doble de lo que diera con la izquierda”.

Esto ha detonado una respuesta de los trabajadores y sectores populares como hace décadas no se veía. Millones de obreros han protagonizado combativas huelgas generales en Grecia y España. Centenares de miles salen a las calles en el Estado Español contra el ajuste y dan apoyo de masas a la heroica huelga de los mineros del carbón.

Pero este es también el momento en que el programa de la IV Internacional demuestra su plena vigencia y su validez histórica como la única salida real a favor de los trabajadores a la brutal crisis. Medidas como la escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación, el reparto de horas de trabajo con el mismo sueldo para garantizar el empleo, la nacionalización sin indemnización de la banca y las principales empresas con control de sus trabajadores, contenidas en el Programa de Transición, se vuelven imprescindibles para dotar al movimiento obrero y popular de un plan obrero alternativo. Y son, como planteaba Trotsky, el puente por el que puede hoy avanzar con su movilización el movimiento obrero para conquistar su propio gobierno y abrir el camino a una salida socialista.

Por la reconstrucción de la IV Internacional

La Liga Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional), organización internacional fundada por Nahuel Moreno de la cual hace parte el PSTU, cumplió este año 30 años de existencia. Es heredera de la corriente encabezada por Moreno, que batalló durante décadas al interior de la IV contra el abandono de los principios revolucionarios, que llevaron a la crisis y dispersión del trotskismo. Luego de superar una fuerte crisis debido a la muerte de nuestro principal dirigente, y al “vendaval oportunista” que arrasó a la izquierda en los ‘90, la LIT (CI) ha retomado con fuerza la batalla por la reconstrucción de la IV y el reagrupamiento de los revolucionarios.

Fruto del rearme teórico, programático y político de los últimos años ha logrado instalarse dinámicamente en Europa, uno de los centros actuales del proceso revolucionario mundial, incorporando nuevas secciones como el Partido de Alternativa Comunista de Italia, el Movimiento Alternativa Socialista de Portugal y recientemente Corriente Roja del Estado Español, que está jugando un destacado rol en el enfrentamiento al gobierno de Rajoy, y en el apoyo a la lucha minera y el agrupamiento del sindicalismo alternativo. También se ha extendido a nuevos países en Latinoamérica como Honduras, Colombia, Costa Rica y El Salvador.

A 72 años del asesinato del gran revolucionario ruso, desde el PSTU reivindicamos con orgullo su legado y una vez más hacemos nuestro su viejo grito de guerra: Obreros y obreras de todos los países, agrupaos bajo la bandera de la Cuarta Internacional. ¡Es la bandera de vuestra próxima victoria!


Escrito por PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado) en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Argentina, Avanzada Socialista N° 52

lunes, 19 de agosto de 2013

R de Rumbos

Hay quienes sostienen que tenemos un camino, un rumbo trazado.  No sé, me cuesta creerlo pero si es así; en algún momento lo perdí. 
Si tal cosa existe.  Yo nací sin saber por dónde ir.  Guiado por carteles confusos me perdí cientos de veces.
Si existiera en la medicina un nombre para mí caso este debería ser “norte dislocado”, porque siento que en algún momento alguien me sacó de lugar o como en los dibujitos animados, alguien pintó la flecha para otro lado y yo la seguí. 

Desconozco si tenemos un rumbo trazado de antemano, poco me importa saberlo en realidad.  Al fin y al cabo qué es el rumbo; sino la forma en que algo se conduce o desarrolla.

La vida es el rumbo o el norte?  Acaso la vida es el camino que marca el rumbo o viceversa.  Si ese cartel de dibujitos animados existió: realmente perdí el rumbo o simplemente es un camino, tal vez, e insisto con el “tal vez”, un poco más largo.

No importa, por lo pronto he de seguir “rumbeando por ahí”…


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domingo, 18 de agosto de 2013

Q de Quiniela

Nunca gané nada, la timba no es lo mío, no se me da.  La fortuna jamás se me presentó en formato de número y apuesta, aunque no voy a negar que más de una vez me viera tentado a gastar unos pesos con la ilusión de alzarme con ese premio millonario que promete “felicidad”.

Para mí que nunca pude acertar un número porque no puedo recordar lo que sueño y las poquitas veces que lo hago, si no me hago un recordatorio inmediatamente lo olvido.  A los quince minutos y como el 15 (niña bonita), la belleza e inocencia del sueño se esfuma y se contamina.

A veces no pasan cuatro segundos desde que salgo de la cama (04) y ya me olvidé lo qué soñé.  Con suerte alcanzo a ponerme las zapatillas (42) y seguro que se ha tratado de un sueño donde he muerto (70), aparece un muerto (47) o algún muerto me habla (48)  Esos son sueños que recuerdo y me dan miedo (90)   Lo mismo que un incendio (08); el dentista (37); la cárcel (44); la pelea (82) me dan miedo.

Nunca supe por qué me gusta el número 28, el cerro.  De los que conozco el cerro Uritorco, en Capilla del Monte en la provincia argentina de Córdoba es mi preferido.

Como decía, nunca he sido afortunado apostando a un número; mi fortuna radica en los sueños que no se pueden numerar.  Mis sueños son fabulosos como una quimera y contrariamente a lo que me digan, no son una ficción imposible!!!

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sábado, 17 de agosto de 2013

P de Puente

El puente peatonal de la estación de trenes de Pergamino, mi ciudad, le dio nombre a ese “taller literario” donde cada martes, nos encontrábamos un grupo totalmente desparejo a escribir un rato en lo que otrora había sido la oficina de encomiendas del ferrocarril.  En ese lugar olvidado surgió “El Puente”, un espacio sin tiempo donde escribíamos sobre lo que fuera, compartíamos charlas sobre política o el tema que surgiera y cada noche concluía con un “cadáver exquisito”.
El nombre surgió del puente que une los andenes, pero a mí se me ocurre que en realidad, “El Puente”, nos lo impuso el lugar que nos cobijaba y lo adoptamos inconscientemente.  Porque acaso no se podría pensar esa vieja oficina como un puente.  La mismísima estación de hecho no lo es.  Nosotros, escritores amateurs, solitarios que le escapábamos a la noche y la responsabilidad con cualquier excusa, no era a través del puente que nos escabullíamos a vaya a saberse a qué lugares.  Si, “el puente” era nuestra vía de escape, un canal de encuentro, el modo de traspasar esa zona peligrosa hacia esos universos donde el día podía ser de veintiséis horas y media. 
Sólo a través de un puente a otra dimensión el peronismo, el tango, el futbol y la filosofía sufí podían convivir con total naturalidad hasta que regresábamos sobre nuestros pasos y, si no fuera porque tomábamos caminos diferentes, seguro comenzaríamos a pelear.  El puente nos unía y nos trasladaba a un espacio que algunos dirían que es irreal…

Me gustan los puentes!  Me gustan los verdaderos, los imaginarios, los que cuelgan, los puentes abrazos, los puentes que generan las redes sociales, la mirada como puente. 

Me gustan los puentes porque unen!!!

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viernes, 16 de agosto de 2013

O de Oficio


El oficio del poeta está lleno de vicios;
subterráneas soledades,
siempre enamorándose de deidades
invitándolo a cometer homicidios


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jueves, 15 de agosto de 2013

Ñ de Ñoquis

Los ñoquis de la abuela Fina

El recuerdo que tengo de ellos es sobre una mesa de madera, tipo las que decimos de campo,  cientos de bollitos desparramados sobre la madera llena de harina y Fina con el delantal, yendo y viniendo de la cocina que estaba al lado, donde se calentaba el agua y se preparaba la salsa.
No hubo día 29 de los que recuerdo estando a su lado que no haya comido ñoquis.  Ese es un día especial.   Ñoquis un 29 es día de fiesta y fortuna y en la casa de Fina, debajo de cada plato se depositaba un billete para atraer a la diosa.  No tengo idea si a alguien le funcionó alguna vez pero lo que estoy seguro que ni bien terminábamos de comer, salía disparado al kiosko de la esquina a comprar cuánto me alcanzara con ese billete.

Ahora hace muchos años que no como ñoquis.  Mi otra abuela, María, que también los hacía riquísimos pero más rica hacía la salsa ya no están hace rato y no sé si es fidelidad o qué, pero ñoquis, sólo comería si son de la abuela…

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miércoles, 14 de agosto de 2013

N de Neolítico

“A partir de ese momento la cagamos!!!” me dijo en una clase de ciencias sociales un estudiante y me dejó pensando hace unas letras atrás, con este día “N” de hoy.

“La revolución neolítica” cambiaría el modo de vida del hombre hasta hoy.  Con ella, con la irrupción del neolítico quedaba atrás la etapa más larga del hombre sobre la tierra.  Entre los ríos Tigris y Éufrates en el actual Irak o en las márgenes del Nilo en Egipto, sólo para citar un par de sitios clave.  El hombre, los hombres comenzaron el proceso de sedentarización en torno a lo que llamamos “la media luna fértil”.  Pequeños clanes comenzaron a levantar sus aldeas, luego ciudades cada vez más complejas en cuanto a la organización política y religiosa y como diría mi pequeño estudiante: “la cagamos”, porque no sólo abandonábamos esa “libertad”, que cientos de viajeros se resignan a abandonar y a pesar de todas las ventajas que ofrece una vida sedentaria, en cualquier tiempo y lugar, su ámbito ha estado y está en el camino.  Caminando, haciendo dedo o autostop, en aviones o trenes moviéndose de aquí para allá con el afán de no establecerse en un lugar sin más y que la vida transcurra con total “normalidad”.

A mí se me ocurre que viajamos porque es algo que está en nosotros, que es parte de ese primitivismo que todo ser humano guarda en cada célula.  Qué más allá del mercado turístico y las vacaciones.  Moverse, es una acción implícita en el cuerpo que algunos llevan a límites inimaginados como cargarse una mochila al hombro y salir sin tiempo a conocer el mundo.

Pero volvamos sobre las palabras del estudiante de sociales  “A partir de ese momento la cagamos!!!”  Dijo y yo no pude retarlo por su vocabulario soez, sino que me reí y le permití que se explicara.  Para mí sorpresa, él había comprendido perfectamente el concepto de revolución, de cambio y por sobre todo llegó a la conclusión de que la división de clases que se generaría desde entonces sólo beneficiaría a unos pocos.  Fascinado por sus respuestas, lo incentivé a que hurgara más en su reflexión y no lo dudó mucho y salió diciéndome que “la vida del hombre estaba mal”.  Qué él no despreciaba las ventajas del sedentarismo.  Que el estarse “quieto” en un lugar, nos había permitido comenzar un proceso de avances tecnológicos que si bien favorecían nuestro desarrollo como especie, como sociedad, “también nos jodía”  Y aunque ahora sí tuve que llamarle la atención por el vocabulario, le pedí que siguiera explicando.  Lo hizo, dio un salto enorme y comenzó a criticar la evolución y a comparar el proceso de explotación con los efectos de la sedentarización del siglo XX y XXI  Llámese obesidad, tabaquismo, problemas cardíacos y cosas así.

Concluida su explicación, no podía hacer más que felicitarlo y me quedé pensando cuan responsable podía ser yo, puede sonar soberbio de mi parte, de sus palabras.  Pero en realidad el mérito es todo suyo.  Su profe de sociales, sólo le ofreció otro camino al saber porque mis clases, tienen algo “diferente” porque con ese grupito de pebetes de doce y trece años tenemos una “química” especial y cuando estudiamos, además del clásico manual, trabajamos con muchos blogs de viajeros que recorrieron o están recorriendo esos lugares que nosotros estudiamos.  Ellos saben que a mí me gusta la mochila al hombro y hacer dedo, les encanta que abandone la clase para contarle por dónde he rumbeado o a partir de lo que conozco por otros blogueros viajeros los lleve de paseo por esos lugares que nos parecen tan lejanos, tan imposibles de alcanzar.  Se matan de la risa cuando recorremos los caminos de la historia subidos a un carro tirado por caballos hasta que un día, zaz, el camino tiembla por kilómetros y entramos en un proceso de cambio y comenzamos a andar por el Neolítico.  El carro ahora es un Mercedes Benz 1114, el vehículo lo eligieron ellos para explicar el cambio revolucionario, o, cuando recorrimos la ruta Panamericana, ¡en el 1114 claro!  Y al llegar a Bering, dijimos: “seguimos y recorremos todo el Cinturón de Fuego”   Así viajamos y es maravilloso.

No sé si algún día ellos o yo visitaremos tantos lugares como los que estudiamos en toda nuestra vida escolar.  Ni siquiera sé a ciencia cierta si estos jóvenes se acordarán en un par de años del “profe viajero” que por los medios que puede los invita a viajar.  Lo que sí sé es que  este día “N” es especial. 

Hace unos días, el estudiante que les mencioné me escribía en mi muro de facebook “que se había comprado unas zapatillas como las mías y que de a poco, se iba a convertir en mochilero como yo”, jajaja J 
Ese chico, si que sabe cómo ganarse un diez!!!


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martes, 13 de agosto de 2013

M de Momentos

Lo mismo que un conjunto infinito de puntos crean una línea,  la vida es una consecución de momentos…
Cuánto dura un momento?  Segundos, días, años tal vez?  Quién se atrevería a darle una medida?
A veces creo que soy una especie de “insatisfacción crónica que camina”.   No me permito disfrutar el momento sin más, salvo raras excepciones y sé, que hago “M”al, me equivoco.
Entonces me sucede que si un momento está comprendido por un abrazo quiero otro, no me alcanza, no me conformo con el momento, por más cariñoso u afectuoso que pueda ser, voy a querer otro.
Si esa persona que elegí para la vida me ofrece la posibilidad de más días antes de marcar el final, también.  Me enojo, hago berrinches, insulto, reclamo más y no puedo quedarme con esos momentos mágicos, tiernos y cálidos.  Quiero más…

Ahora bien, dejemos de lado mi condición “psicológica”.  Así se dice no!?

Volvamos a los momentos, a este momento en que disfruto como nunca esto de escribir sin más.  Como vengo sosteniendo (I de Iris), es probable que en ese momento que aun no es.  El día que se cristalice ese momento en que habré concluido este almanaque abecedario.  Publicado mi último post del día “Z” seguro ese día será el momento de repasar todos estos momentos que se escribieron a diario.

Casualmente hoy, es día martes, según el calendario gregoriano.  Más aun, no es un martes común, sino que es un martes que se escribe “M”, de día “M” para mí y como si fuera poco es “martes 13”.  Día en que los cabuleros advierten de los peligros de casarse o embarcarse.

Dentro de los momentos memorables que hacen mi vida, está aquel martes 13 en que presentaba mi investigación sobre las Milicias Urbanas en las Invasiones Inglesas de 1806-1807 y con su defensa, concluía mi carrera, me graduaba como profesor de historia.  Inolvidable momento también, cuando le anuncié a mi profesora que rendiría ese día y ella, cabulera o algo por estilo, me advertía del ingrato número y día.  Pero como digo, el trece como el martes trece, no me ha dado malos momentos sino todo lo contrario.

Memorable, con “M” fue el día que emprendí mi primer viaje como “M”ochilero.  Uf, ya casi son veinte años!!!  Un “M”ontón de años, un montón de momentos se han sucedido desde entonces.  No tantos como las veces que salí a rumbear por ahí cargando mi “M”ochila.  Pero que importa.  Aun me sigo “M”oviendo y tengo el deseo de conocer cuanto pueda del “M”undo.

Podría seguir enumerando momentos.  De los buenos, de los malos, de los agrios, de los dulces, de los cálidos, de los intensos, de los tristes y la lista de calificativos seguiría pero, a diferencia de una línea, los momentos no son infinitos, pero son tantos que se tornaría imposible poder contarlos…


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