"Hasta ahora, los filósofos han tratado de comprender el mundo; de lo que se trata sin embargo, es de cambiarlo" Karl Marx

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miércoles, 27 de febrero de 2013

La primera vez


La primera vez siempre es extraña…
Muchas veces me habían hablado de cómo era pero no me lo podía imaginar.  Me decían que dormirías con desconocidos y habría buena onda, que me gustaría pero no sé, uno pensaba tradicionalmente y eso de estar con desconocidos en un mismo dormitorio se me hacía raro.  Por suerte la primera vez fue con un amigo en Humahuaca, así que no fue tan duro.
Al día de hoy ya he tenido múltiples y variadas experiencias y debo confesar que me han gustado mucho y así fue que debuté en el mundillo de los hostel.

Se dice que el primer hostel lo creó Richar Schirrmann en Altena, Alemania, en el año 1912 y era exclusivo para jóvenes.
Se supone que son los jóvenes los que rumbean por ellos, pero en mi mínima experiencia he encontrado un sin número de “adultos” como yo, aunque es verdad que la mayoría ronda entre los 20 y 30 años.

Los y las invito a seguir experimentado conmigo haciendo CLICK AQUÍ!!!

martes, 26 de febrero de 2013

El primer paso en Bolivia


Bolivia es bella.  Así lo he ido viviendo, percibiendo desde aquel ocho de enero en que temprano en la mañana cruce un puente, un insulso puente como cualquier otro, pero este es el que dice que de un lado está La Quiaca, Argentina y un par de pasos más allá se encuentra Villazón y tras esa puerta toda Bolivia.
Recuerdo que estando parado allí, a metros de pasar al país vecino me recordé cada una de las ideas que uno se hace de una frontera.  No era la primera vez que abandonaba el país pero si era mi primera vez a pie.
Ya en el punto fronterizo, aun en Argentina, lo primero que llamó mi atención fue una inmensa caravana de hombres y mujeres con carros apoyados en ruedas de bicicleta que hacían fila y gritaban como bocinas apurando al de adelante cual un dominó que cae incesantemente.
Lo segundo que llamó también mi atención fue ver como argentinos y bolivianos, sin mochilas, sinónimo de que no eran turistas o mochileros según se prefiera, pasaban de un lado al otro como quien pasa de su barrio al barrio vecino en una misma ciudad.  Unos y otros según el lado a donde vivieren pasan al país vecino a aprovisionarse o a comprar mercadería para la reventa.
Cuando me hablaban de Bolivia, de la ciudad fronteriza de Villazón me hacían a la idea de que era como el famoso barrio de Once en Capital Federal, Argentina.  Lleno de mercados de todo tipo de productos “truchos”, falsos y con abundante mugre y desorden.  Yo en cambio no encontré eso.
Claro que inmediatamente que uno cruza el puente te recibe una avenida repleta de negocios de ropa, adornos y recuerdos, artículos electrónicos de todo tipo, casas de cambio que según su ubicación te ofrecen uno o dos centavos más que la otra al momento de cambiar y cuanto vendedor ambulante se les ocurra.  Personalmente encontré aquel inmenso bazar: atractivo, el sueño de los compradores compulsivos, pero no feo, en absoluto.  Tal vez, a la distancia de aquel martes ocho de enero, esa avenida era un recibimiento, una muestra de lo que me esperaba en Bolivia.  Un país muy distinto de lo que he conocido a través de cuanto libro de historia me ha llevado leer mi profesión.

Seguí conmigo dando los primeros pasos en Bolivia con un click aquí

lunes, 25 de febrero de 2013

La felicidad de viajar


¡Estoy feliz!  Sí, lo estoy. Y esto no es poco porque son pocas las cosas en la vida que me han dado tanta satisfacción como lo que estoy haciendo estos días: VIAJAR!!!
Hoy estoy en el día de los ñoquis de mi viaje.  Hace veintinueve días que salí de mi ciudad con la intención de viajar con el norte argentino y terminar en las sierras de Córdoba, pero como vengo sosteniendo un viaje, este viaje es una ruleta y manejada por un crupier invisible que va marcando el rumbo.  Así fue que terminé en Tilcara; Humahuaca; Iruya; San Isidro; Yavi; La Quiaca; si hablamos de Argentina y sin querer terminé en Bolivia entrando por Villazón; pasando a Tupiza; la increíble Potosí que me trasladó a todos los libros de historia que he leído sobre esa ciudad; “la ciudad blanca” como le llaman a Sucre me acogió maravillándome y desgraciadamente no puedo decir lo mismo de Cochabamba que me resultó muy sucia, digamos “moderna” pero que valía la pena conocer y juzgar por mí mismo.  Tras abandonar sin pena Cochabamba me recibió la inmensa La Paz, maravillosa ciudad que difícilmente uno acaba de conocer, y, El Alto, ciudad aparte dentro de la gran ciudad.  Pero por suerte no todo ha sido concreto y cemento.  El crupier me tenía preparado un destino que ni siquiera había soñado: hacer una caminata durante tres días por entre la montaña y valles para concluir en las puertas de la selva boliviana recorriendo un amino pre incaico, “El Camino del  Choro” donde pude conocer parte de la Bolivia profunda y recalar en la primera ciudad turística del país pluri nacional, Coroico y desde aquí llegar a Tocaña, pequeño poblado conocido por ser una población de afro descendientes, o sea, descendientes de aquellos esclavos traídos por la corona española para trabajar la tierra de las Yungas.

los y las invito a seguir compartiendo y disfrutando de algunas fotografías de esta "felicidad por viajar" aquí:

domingo, 24 de febrero de 2013

Camino de ida y vuelta a Iruya, en la provincia argentina de Salta


Iruya es un pueblo hermoso, pero más lo es el camino que hay que recorrer para llegar a ella.  Si me piden un calificativo: ¡MARAVILLOSO!
La verdad que no tenía idea de lo que me esperaba, cuando pregunté en la terminal de Humahuaca cuanto tardaríamos en llegar, me llamó la atención la respuesta.  Cómo se explicaría tanto tiempo para tan pocos kilómetros.
Cuando salimos y al cabo de avanzar unas cuadras por la mítica ciudad humahuaquense uno se topa con la ruta 9, que se extenderá hasta La Quiaca, marcando el paso firme y rápido hasta que el colectivo se detiene y comienza a avanzar sobre un camino de tierra y ripio que a medida que avanzábamos se hundía en la tierra. 
Efectivamente el camino se hunde internándose en las abras, o sea, la parte más baja entre dos cerros, para luego de unos kilómetros ascender sobre ellos.
Nada más que 47Kms. que como si fuera a propósito pareciere que se multiplican por diez porque el paso se hace lento como si la geografía del lugar quisiera que nadie se pierda detalle de su belleza.
Si cabe la recomendación, sugiero no dormir en el viaje, hacerlo temprano en la mañana para poder apreciar en su magnitud los colores y especialmente como las nubes miman con abrazos a los cerros.
Al camino de abras se le interponen una serie de cerros que entre caminos que serpentean hay que sortear y para maravillarse entran en escena el cerro “El Cóndor”  y el más imponente y bello para mí “El Morado” que da la sensación de que lo hubieran pintado con vino tinto.
La primera parada es en el pueblo de Iturbe, un pequeño caserío, al que en otra oportunidad en que rumbee por aquí me he de quedar un día al menos.  Al llegar uno estaciona en una vieja estación de ferrocarril, hoy devenida en “terminal” de ómnibus.  Luego le seguirán una serie de pueblitos mucho más pequeños pero bellos, todos con sus casas de ladrillos de adobe y paja, algunos de estos poblamientos también dejarán ver sus cementerios con todas sus tumbas decoradas por hermosas flores de colores.  Algo que particularmente me llamó la atención, fue ver casas y corrales de piedra (pircas) abandonados.  Obviamente me pregunté por qué, pero sólo las piedras sabrán la respuesta…

Seguí recorriendo este camino clickeando aquí: 

jueves, 21 de febrero de 2013

La celebración del pesebre en Humahuaca


En Tilcara me habían hablado del pesebre, es más, me decían “ahora lo vas a escuchar” y efectivamente alrededor de las siete de la tarde se podía escuchar el avance de una marcha al son de trompetas, trombones y bombos.  Unas de esas tardes de paseo por Tilcara en la que terminaría en el pucará me había cruzado con una columna de niños y niñas que bailaban y marchaban mientras otros llevaban en un moisés al niñito Jesús, un muñeco o muñeca vestido para la ocasión.

Le llaman la “celebración o adoración del pesebre”, me explicaban que estos pesebres son como comparsas, grupos, digamos, que se reúnen y cada grupo adquiere un nombre según el interés de quien la crea o dirige.

Seguí leyendo y conociendo más sobre esta fiesta popular en:




viernes, 1 de febrero de 2013

Iruya en el corazón

Iruya, Salta, Argentina

“Tenés que ir a Iruya si vas al norte” sentenció un amigo antes de mi partida. 

Pocas veces había escuchado el nombre de ese pueblo, apenas sabía que se encontraba en la provincia de Salta pero no tenía una idea clara de a dónde se hallaba, ni que me ofrecería pero su nombre me resultaba atractivo.

Ya en viaje y habiendo decidido continuar mi camino junto a la ruta nacional 34 sabía que esta me habría de llevar a Salta, me supe decir estando a unos kilómetros de La Banda en Santiago del Estero, sabía que si seguía por la 34 podría llegar a Salta Capital y acampar en su camping municipal, otro lugar que me súper recomendaron por su precio y su extraordinaria e inmensa pileta.  Pero no, Salta no estaba en los planes de la ruleta de la ruta por las que viajo y así fue que unos kilómetros después de que decidí continuar por la ruta camionera me encontraba en Rapelli, Santiago del Estero donde al mediodía el sol quemaba como brazas en mi cabeza pero me gustaba, estaba viajando a dedo por Argentina sin rumbo pero buscándolo y aunque parezca un tanto desordenado y otros dirán peligroso fue una gran experiencia.

Te invito a seguir leyendo el post y disfrutar de unas bellas imágenes haciendo click aquí  

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