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miércoles, 4 de mayo de 2011

Las mujeres, el trabajo y el amamantamiento

Las mujeres, el trabajo y el amamantamiento son un tema que ha sido dejado de lado por las controversias involucradas y la dificultad en alcanzar soluciones. Con frecuencia las mujeres sienten presión en dos direcciones, entre la reproducción (embarazo y amamantamiento) y la producción (trabajo, remunerado y no remunerado). Ambos son aspectos importantes en las vidas de las mujeres y no deberían tener que elegir entre ellos. Las mujeres han tenido que lograr integrar estos aspectos de sus vidas con poco apoyo de la sociedad. La protección a la maternidad en el lugar de trabajo es un tipo de apoyo que la sociedad puede proporcionar.
Como una función biológica básica, son las mujeres las que se embarazan. Una mujer se embaraza, da a luz y desde ese momento es madre. El amamantamiento, el siguiente y último paso en el proceso de gestar a un/a hijo/a es distinto del embarazo y el nacimiento, dado que es una función en que las madres pueden elegir continuar amamantando a su bebé, o para acortar, utilizar un sustituto para el amamantamiento. La gran mayoría de mujeres alrededor del mundo si amamanta, pero muchas madres introducen otros alimentos y líquidos prematuramente; dejando el amamantamiento de manera temprana o deciden utilizar sustitutos artificiales en vez de dar pecho- muy frecuentemente porque tienen otro trabajo que hacer (o son mal orientadas por la promoción de las compañías).
MUJERES QUE TRABAJAN
Las mujeres siempre han trabajado, ya sea desde sus hogares o lejos de ellos. Hoy en día en todas partes del mundo aun recolectan, cultivan y preparan comestibles, tejen textiles y cosen ropas, cuidan sus hogares, educan a sus hijos y atienden las necesidades físicas y emocionales de los miembros de la familia. Estas actividades por lo general ocurren fuera de la economía formal y por lo tanto son “invisibles”, no reconocidas o no se toman en cuenta en las economías nacionales.
Pero las mujeres también son parte de la fuerza de trabajo VISIBLE- y lo han sido por siglos. Desde la revolución industrial (1830-1880) en adelante, la cantidad ha aumentado considerablemente al punto en que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ahora se refiere a la “feminización mundial de la fuerza laboral y empleo.” Y más y más mujeres en la fuerza laboral son madres de niños/as pequeños/as. Las mujeres trabajan en la agricultura, la pesca, en los servicios, en la industria y en profesiones, trabajan tanto en los sectores formales como informales, trabajan en sus casas y en las casas de otras personas, en las calles, en los mercados. Algunas logran subir la escala profesional, pero son muchas más las que se encuentran dentro de los trabajos “dominados por la mujer” que reciben menos remuneración y que son menos valorados.
APOYO COLECTIVO PARA LA MATERNIDAD
Las sociedades tradicionales reconocen la necesidad de que las mujeres deben descansar después del parto y ser apoyadas por familiares y vecinos. En muchas culturas las nuevas madres son atendidas por aproximadamente 40 días, durante los cuales ellas atienden en privado sus propias necesidades y las de su recién nacido/a. Este periodo por lo general termina con una celebración en la cual tanto el o la bebé como la madre son presentados a la comunidad en una ceremonia.
A medida que más mujeres han entrado a trabajos remunerados, las formas para entregar apoyo colectivo para mujeres en edad fértil se han introducido en el mundo laboral. En 1919, el mismo año en que se constituyó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Primera Convención de Protección a la Maternidad de OIT (C3) fue adoptada. Esta reconocía que la maternidad es una responsabilidad social de la sociedad entera y hacia un llamado a la protección de mujeres trabajadoras individuales en su rol como madres. Las mujeres recibieron permisos pagados, atención médica, protección de sus trabajos, así como recesos para amamantar una vez que volvían al trabajo.
La mayoría de los países del mundo hoy en día dan un permiso de maternidad junto con otros beneficios. Ha tomado más de tres décadas, varias decisiones internacionales, muchas resoluciones y estándares para que se reconociera que la maternidad es una “función social” y no una discapacidad para el trabajo, un privilegio por el cual las mujeres trabajadoras no deben ser castigadas de forma individual. Este principio es la base para introducir las medidas de protección, las políticas y la legislación en un gran número de países.
La protección a la maternidad como la plantea la OIT y la mayoría de las leyes nacionales tienen dos objetivos principales:
            Resguardar la salud de la madre y el o la bebé. El embarazo, el parto y la lactancia ocasionan una demanda física extra de las madres, por lo tanto un periodo de trabajo antes y después del parto sin pérdida sustancial de ingreso es de gran importancia. Cuando las mujeres son remuneradas en su ausencia, es más fácil que logren tomarse el tiempo para descansar.
            Resguardar el trabajo de la madre, asegurándole la posibilidad de tener un ingreso después del parto y por lo tanto poder proveer para ella y su hijo/a.
EL AMAMANTAMIENTO
Al comienzo de los años 50, durante los años en que las mujeres comenzaron a entrar a la fuerza laboral en mayores cantidades y muy poco después del parto, los índices de lactancia bajaron. A mediados de los 70s, en muchos países desarrollados, el índice de lactancia había alcanzado bajísimos niveles. Aquí comenzó la investigación para demostrar la disparidad en los resultados en la salud entre el amamantamiento y la alimentación artificial. A nivel nacional e internacional, la abogacía comenzó para impedir la comercialización de productos de alimentación infantil y para educar mejor y capacitar a los/as trabajadores/as de la salud y promover y apoyar el amamantamiento.
Una razón común para no amamantar es porque una madre vuelve al trabajo. Esto sucede en países industrializados, y cada vez más en otros países también. Incluso cuando una madre comienza a amamantar, su trabajo por lo general interfiere en su oportunidad de continuar amamantando. La mayoría de las madres empleadas que amamantan requieren e una modificación de las condiciones bajo las cuales trabajan para poder alcanzar la recomendación global de la OMS de lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y posteriormente hasta los dos años o más.
Para que la lactancia se establezca bien, creemos que una mujer trabajadora requiere lo siguiente:
Un permiso maternal de al menos 14 semanas después del parto.
También requiere estar financieramente asegurada; su permiso debe ser pagado, y los beneficios deberían ser igual a su salario. Ella necesita saber que puede volver a su trabajo al final de su permiso.
Cuando vuelva al trabajo, una madre necesita un receso remunerado y un lugar adecuado ya sea ahí o cercano al lugar de trabajo para amamantar a su bebé o extraer leche regularmente
También necesita estar libre de acoso o trato discriminatorio por ser una madre que amamanta.
El estándar internacional mínimo de 14 semanas de la OIT, manifestado en la Convención 183, proporciona un buen punto de partida para lograr esas modificaciones bajo el cartel de la protección a la maternidad.
El amamantamiento también se encuentra bajo el título del derecho a la comida y la nutrición, el cual también es apoyado por varios instrumentos internacionales de derechos humanos. Sin duda, el amamantamiento satisface otros derechos humanos importantes, ya que proporciona protección a la salud y cuidado al bebé, así como alimento. Varios documentos internacionales señalan el lugar del trabajo como un área en donde las mujeres que amamantan deberían recibir protección. Hacen un llamado a los gobiernos, sindicatos, empleadores, empleados/as y grupos de mujeres para asistir a las mujeres que amamantan en el lugar de trabajo.
Aunque el amamantamiento es finalmente un asunto de elección individual, es sin duda la mejor opción para la mayoría de las madres y sus hijos/as. Sin embargo aún hay personas que piensan que es una tarea agotadora para las mujeres que ya tienen otras responsabilidades. Como defensores del amamantamiento, mantenemos que es el derecho de la mujer el tomar una decisión informada y apoyada acerca de cómo ella amamantará a sus bebés.
El trabajo es una forma de supervivencia pero también una actividad social que es liberadora cuando es valorada, humana, decente y cuando involucra independencia y empoderamiento. Creemos que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres de acceder a una vida confiable y remunerativa y de tener el derecho a un trato y pago igualitario.
Además creemos también que las mujeres en edad fértil tienen derecho a la protección a la maternidad en el trabajo. Las mujeres necesitan condiciones seguras de trabajo para que sus embarazos se desarrollen normalmente y para minimizar el efecto de exposición dañina a niños/as. Los cuerpos de las mujeres necesitan descansar después del parto y durante ese periodo necesitan tomarse tiempo para adaptarse a las necesidades de sus recién nacidos/as. Finalmente durante los vulnerables primeros dos años de la vida de los bebés, las madres necesitan acomodar su trabajo para apoyar y facilitar el amamantamiento y el cuidado del o la bebé.
También te puede interesar la propuesta de extensión de licencias por maternidad y paternidad:

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