"Hasta ahora, los filósofos han tratado de comprender el mundo; de lo que se trata sin embargo, es de cambiarlo" Karl Marx

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domingo, 31 de julio de 2011

Biografía de un luchador

Entrevista: Mario del Carril. El periodista relata en La vida de Emilio Mignone, la historia de una figura central de los derechos humanos.
La primera sede del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) fue en su casa, lugar del que la dictadura secuestrara a su hija Mónica, el 14 de mayo de 1976. Emilio Mignone ayudó a constituir y dirigió por años esta ONG que empezó a funcionar en los primeros meses de 1978, en pleno gobierno militar, cuando un grupo de hombres y mujeres comenzaron a denunciar las desapariciones en el país. El periodista Mario Del Carril acaba de publicar la biografía de quien fuera una figura emblemática de la lucha por los derechos humanos en la Argentina. En una entrevista en el programa radial Hoy más que nunca, de Radio Nacional (AM 870, lunes a viernes de 7 a 9), habló sobre su nuevo libro, La vida de Emilio Mignone. Justicia, Catolicismo y Derechos Humanos.
–De la presentación del libro participaron Hilda Sábato, una intelectual de afiliación radical muy querida y respetada, quien además escribió el prólogo, y Horacio Verbitsky, alguien que viene del periodismo, pero también del peronismo, de la militancia, y que por razones muy diversas terminó al frente de este gran hijo que tuvo Emilio Mignone que es el Centro de Estudios Legales y Sociales. Qué curiosa junta.
–Correcto. En cierto modo quedé muy feliz de que fuera un grupo tan amplio y heterogéneo, porque la naturaleza de los derechos humanos y del movimiento de derechos humanos tiene que ser precisamente que todos participen en él.
–¿Cómo surgió la idea de publicar esta biografía de Mignone, tantos años después de su muerte?
–Tardó mucho en publicarse. Un día le dije a Emilio Mignone, hacia el final de su vida, que él tenía que publicar su autobiografía. Que la manera en la que él podía decir las cosas que tenía que decir, sobre la evolución del país y sobre esos años terribles que la Argentina había sufrido, era contando su vida. Porque lo que pasó en el país en el ’76 pasaba ya muchas décadas antes, era parte de un proceso, no fue algo mágico. Las personas como Mignone, que habían participado en diferentes actividades y que eran personas políticas, intelectuales, muy vivas, muy activas y muy sensibles, lo llevaban adentro. Emilio murió antes de escribir, aunque tenía la idea de hacerlo. Entonces, antes de morir, le pedí permiso para escribir su biografía, y me impactó lo que me dijo: “Te pongo tres condiciones: la primera, tenés que tener independencia, integridad intelectual; la segunda, tenés que tener autonomía, criterio autónomo, y la tercera, amplitud. Y me llamó mucho la atención que una persona que sabía que se estaba muriendo me diera toda la libertad de hacerlo y el impulso para hacerlo. Fue una cosa muy linda lo que me dijo y yo traté de cumplir.
– ¿Usted tuvo alguna relación familiar con Emilio Mignone?
–Sí, Emilio era mi suegro. Yo no la conocí a Mónica, ella desapareció antes de que me casara con Isabel, su hermana. Mónica no cursaba en el Nacional Buenos Aires, cursaba en la escuela Misericordia, de Belgrano. Cuando ella volvió con su familia de los Estados Unidos, Emilio tenía la intención de enviarlos a escuelas públicas a los chicos, porque volvió con la idea de que la educación privada en la Argentina se había desarrollado de una manera muy elitista, muy de gheto. Esto estaba influenciado mucho por el sistema de educación pública norteamericano que era socialmente más amplio y menos cerrado. También estaba influenciado por su propia experiencia educativa en Luján, que según él propiciaba una mayor igualdad social. No igualdad en el sentido de que la gente tenía las mismas oportunidades económicas, sino que todo el pueblo, todos los sectores sociales, convivían en una escuela. No se educaba al niño en un ambiente social cerrado, sesgado, en el que solamente se interactuaba con gente de su propia clase social, cosa que a él le parecía profundamente limitante. Y a pesar de que volvió con la intención de colocar a sus hijos en colegios públicos, como llegaron al país en diciembre o enero del ’67 ó ’68, no hubo tiempo y los envió a distintas escuelas privadas. Pero ésa era su visión de la educación, más igualitaria, menos desigual.
–Usted trabajó muchos años en el diario La Nación. ¿Cómo percibe la actitud de La Nación frente a la época de la dictadura militar, frente al silencio? ¿Qué tensiones y conflictos vive usted por haber trabajado allí?
–Casi todos los medios de esa época no hablaban. Desaparecieron muchísimos periodistas. Yo también, desde lejos, escribí una columna en esos años para el Buenos Aires Herald, que era un diario que actuaba con mayor libertad. En el Herald eran totalmente críticos del gobierno, pero apoyaban su política económica porque tenían convicción con respecto al liberalismo. El Herald fue un instrumento valiosísimo porque escribían en inglés, lo que permitía que los periodistas extranjeros se enterasen muy rápidamente de lo que pasaba. Por otra parte, si el gobierno lo cerraba, iba a causar en el extranjero una gran impresión, mientras que, si lo dejaba abierto o no lo tocaba, era un diario que podía decir en el extranjero que había libertad de expresión. Hacer esto en español era muy difícil. El único diario que realmente trató de hacerlo fue La Opinión. En la primera época, ese diario reproducía los artículos del Herald en español. Al año, el director de La Opinión, Jacobo Timerman, fue secuestrado. Los periodistas caían por todas partes. Ser periodista en la Argentina y tratar de ejercerlo con independencia de criterio e integridad intelectual, en esa época, era poner la vida en juego, era estar muy exhibido, muy presente, llamar la atención sobre uno y saber que había gente que secuestraba y mataba. Entonces, la gente se callaba. Y no era solamente La Nación, eran muchos otros. Había diferentes grados y había también diferentes momentos.
–¿El libro fue bien recibido por quienes hoy trabajan en el diario La Nación?
La Nación publicó una parte del libro y tengo entendido que va a salir algo más, pronto. Aunque no cubrieron la presentación, lo más importante para la difusión de un libro es que haya crítica, buena o mala, pero que se hable de él. Pero mi impresión es que no hay ningún problema con el diario.
Título: La vida de Emilio Mignone
Autor: Mario Del Carril
Editorial: Emecé
http://sur.elargentino.com/notas/biografia-de-un-luchador

David Cox y su libro sobre la historia de la dictadura y el Herald

El único diario que se hizo eco de la voz de las Madres
“Si los diarios hubieran dicho la verdad, el destino de los desaparecidos habría sido otro”. El hijo de Robert Cox cuenta qué implicaba publicar lo que los militares y los diarios silenciaban. Su opinión sobre la responsabilidad de los medios en los ’70 y la actual política de DD.HH. del gobierno.
Los niños jugaban todavía cuando el padre ingresó a la casa, de noche, agitado, con otro de sus ataques de asma, cada vez más frecuentes. Había estado con el entonces ministro del interior, Albano Harguindeguy, a quien había intentado persuadir para que aparecieran dos niños secuestrados. Había dedicado la tapa del Buenos Aires Herald a ese caso, desde que supo de la búsqueda del abuelo de los chicos, y a pesar de las amenazas de la dictadura para cesar en el intento.
El que llegó a casa era, por supuesto, Robert Cox, el periodista inglés que solía publicar lo que los grandes medios callaban. Los niños a los que pretendía ayudar eran los nietos de Juan Pablo Schroeder, un abogado uruguayo que se presentó en el diario a pedirle ayuda luego de que un grupo de tareas matara a su hija y secuestrara a sus nietos.
“¿Qué vas a hacer?”, le preguntó Maud, su mujer, mientras sus hijos miraban una escena repetida. “Lo que le dije: voy a publicarlo hasta que aparezcan”. Un día después, a través de un llamado telefónico recibido en su casa a las ocho de la mañana, un periodista de otro medio le informaba que los niños habían aparecido en los escalones de una clínica del Gran Buenos Aires.
Cox había asumido el compromiso de informar sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura entendiendo que sus publicaciones podían cambiar las cosas. Y así fue para muchos. Él fue quien empezó a entrevistar a las Madres de Plaza de Mayo antes de que empezaran las rondas, mientras esperaban desde la una de la mañana en la puerta del Ministerio del Interior para que sólo diez de ellas fueran atendidas a las siete de la mañana siguiente. El Herald sería uno de los pocos espacios en los que las madres serían oídas.
Más tarde lo detuvieron y sólo lo liberaron gracias a la presión internacional. Inmediatamente llegaron más presiones y amenazas destinadas a toda la familia. Finalmente los Cox decidieron exiliarse. “La prensa tiene el deber de decirle la verdad a la gente. Los familiares de las personas desaparecidas no pueden seguir siendo ignorados como si fueran leprosos”, escribió en la despedida a sus lectores, cuando todos los medios no sólo callaban, sino que aplaudían.
Buena parte de las vivencias de Robert Cox en los años de la dictadura permanecían ocultas. Hasta que uno de sus hijos, David, ayudó a sacarlas a la luz en su libro Guerra sucia, secretos sucios (Sudamericana). Cox hijo es de contextura grande, un hombre de habla tranquila y pausada.
–A mi padre le costaba muchísimo volver sobre esa época y escribir sobre lo que vivió. Y él es un documento viviente de los años atroces vividos en la Argentina.
David cuenta que insistió mucho ante su padre para que escribiera algún tipo de memorias. Parecía que llegó a convencerlo “pero nunca pudo pasar de la tercera página”.
– ¿Cómo ve su padre el periodismo en los medios de hoy?
–Él siempre vio al periodismo como una forma de defensa de la democracia. Pero algo más cercano al oficio de un carpintero que a una estrella de cine. Para él el periodismo es un trabajo que hay que hacer en la trinchera. Hay que ir a observar y contar las historias. El periodismo es lo opuesto a lo que pueda hacer una celebridad. Es un compromiso con el pueblo, con el lector... y a veces contra el lector. Porque a veces el lector no quiere ver ciertas cosas. Eso sucedió en el Herald. Pero había que contar las cosas igual. Así como el periodista no puede estar condicionado por los intereses de la empresa, el periodista debe estar alerta para no ser cómplice.
–Su padre compara a los militares argentinos con los SS nazis. ¿Cómo vivieron ustedes el hecho de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y que se haya vuelto a juzgar a estos “nazis”?
–Hemos hablado mucho de los SS nazis en Argentina y de las políticas de derechos humanos. Creemos que es imprescindible que se sepa, de una vez, toda la verdad, que no siempre es fácil de digerir, pero es necesario. Las leyes de impunidad fueron terribles para Argentina. Internacionalmente se está sabiendo recién ahora que lo que sucedió en Argentina fue equiparable a lo que hicieron los nazis, aunque a menor escala. El camino que la Argentina está eligiendo es el correcto.
–Su padre enfrentó a varios militares. ¿Cómo fue el encuentro con Harguindeguy?
–Eso está grabado. Había concurrido a una conferencia de prensa que daban los militares contando de las bajas del terrorismo y donde nadie repreguntaba ni hacía ningún cuestionamiento. Los periodistas tomaban nota y transcribían, nada más. Luego de la conferencia olvida, por suerte, apagar el grabador. Y va a la oficina del ministro del Interior. Se escuchan los pasos, todo. Mi padre le reclama por esos niños y Harguindeguy le reprocha que está publicando mentiras y que está equivocado. “No –le dice mi padre–, el equivocado es usted. Continuaremos publicando la nota hasta que aparezcan los niños”, y se fue. A esa altura, para él, la información no era sólo material para publicar, sino que también le permitía salvar vidas. Llegó a casa con un ataque de asma. Esa noche se la pasó escribiendo.
– ¿Cómo recuerda su relación con él en esos años?
–Él trataba de hacer lo imposible por estar con nosotros. Pero la mayor parte del tiempo lo veía hablando por teléfono, escribiendo o atendiendo a gente que tenía familiares desaparecidos, o en conversaciones con la prensa internacional para conseguir apoyo, trabajando por las noches. Pero empezamos a recibir amenazas, todos, que era otra forma de llegar a él. Así decidió que nos fuéramos del país. Él iba a quedarse hasta las últimas consecuencias. Pero mi madre intervino y le hizo entender que sin él, nosotros no estaríamos bien.
– ¿Cómo vivió personalmente el tener que irse y qué siente al volver?
–Tener que irme del país donde nací fue como asistir a mi propio entierro. Tuvimos que despedirnos de muchas cosas. Siento que ésta es la tierra a la que pertenezco. Y lo que más lamento es haber perdido el contacto con mi abuelo. Pero, por otro lado, pudimos sobrevivir.
–Recientemente se desclasificaron conversaciones entre Nixon y Kissinger que revelan que ninguno de los dos se preocuparía por los derechos humanos con tal de derrocar a Salvador Allende. “Vale todo”, dijo Nixon. ¿Cómo cree que debería castigar la comunidad internacional el apoyo que brindó Estados Unidos a las dictaduras de Latinoamérica?
–Sí, es interesante, ¿no?... Lo de Nixon no me sorprendió, y menos lo de Kissinger. Creo que todos los que hayan participado de violaciones a los derechos humanos, sean del país que fueren, deberían recibir algún castigo. Hay dos maneras de ver las cosas en el derecho internacional, como lo que el juez Baltasar Garzón quiere y lo que Estados Unidos reconoce.
–Baltasar Garzón estuvo hace poco en Buenos Aires. Su padre atestiguó frente a él contra Adolfo Scilingo, ¿cómo ven ustedes lo hecho por Garzón?
–Es un gran juez. Como familia estamos muy en favor de lo que ha hecho. Pero, en línea a lo que venís planteando, Estados Unidos tiene cierta resistencia a algunos temas. No va a permitir que Kissinger sea juzgado. Y a Garzón eso le interesa. Estados Unidos defiende a los suyos...
–Su padre se pregunta en el libro “por qué los propietarios editores de los principales diarios instintivamente miraron hacia otro lado”. Dice que “podrían haber marcado una diferencia como hizo el Herald”. ¿Qué responsabilidad les cabe a las empresas periodísticas?
–Los diarios tienen gran responsabilidad en lo que sucedió en Argentina. Cada dueño de diario debe responder por qué ocultó la verdad. Una prensa madura sólo lo es si refleja lo que sucedió y explica los motivos del silencio. Si los diarios hubieran dicho la verdad y contado las historias como sucedieron, habría sido otro el destino de los desaparecidos. Los militares no hubiesen tenido la libertad de llevar a cabo ese plan atroz. No hay dudas respecto de eso. Podrían haber ayudado al restablecimiento de la democracia. Si no hubieran tergiversado la información, la gente no habría podido negar lo que ocurría. Cuando el periodismo dice la verdad, la gente reacciona y puede tomar decisiones y cambiar las cosas.
–Miradas al Sur acaba de editar Silencio por Sangre, un libro que revela los negocios sucios entre Clarín y los militares por Papel Prensa y donde se desnuda que esa compra se hizo con los dueños en las camas de torturas.
– (Queda impactado.) Qué bárbaro. No sabía eso. (Piensa.) Es interesantísimo. Es tremenda esa historia. ¿Hace mucho que se publicó?
–Este mes
–Bueno, eso explica muchas cosas... ¿no?

RODOLFO ORTEGA PEÑA (1936-31 de julio 1974), EJEMPLO QUE NOS UNE. Por Jorge Luis Ubertalli


Rodolfo Ortega Peña
 Historiador revisionista, abogado defensor de presos políticos y sindicales, representante legal de gremios, periodista, profesor, diputado y, por sobre todo, revolucionario, fue el compañero Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) el 31 de julio de 1974. Vocero del peronismo revolucionario, el cristianismo revolucionario y la izquierda revolucionaria a través de la revista “Militancia”, ajeno a todo sectarismo, crítico de Perón en sus últimos años y siempre franco y ejemplificante, el “Pelado”, como le llamaban amigos y compañeros, admirado por los que seguíamos su huella desde una generación posterior, se constituyó y se constituye en un ejemplo que nos une en pos de la liberación nacional y social de la Patria en el marco del socialismo.

Apenas conocido hoy por algunos, ignorado por otros, aborrecido por advenedizos y traidores del movimiento obrero y popular, sigue presente en los corazones de aquellos que supimos atesorar sus enseñanzas teóricas y prácticas. Dotado de una particular cultura e inteligencia, políglota- leía en francés, inglés, alemán, italiano, portugués, latín y griego, además del castellano- este apóstol popular, que se recibió a los 20 años de abogado e incursionó en la filosofía, la economía, la literatura y otros ítems; que proveniente de una familia acomodada podría haber sido el Gardel de los culorrotos y comemierdas que tanto abundaron, abundan y abundarán en el país, prefirió ser el vocero y defensor a ultranza de sus hermanos, los trabajadores, los pobres de vidas e influencias, los explotados y oprimidos por el capitalismo.
“¿Qué pasa flaca?”
Fueron sus últimas palabras. A las 22.25 de aquel 31 de julio, cuando un presunto taxi, que luego se supo formaba parte de la patota que lo asesinó, lo dejó en la esquina de Arenales y Carlos Pellegrini, ya había sido montada la operación. Dos autos, momentos antes, se habían cruzado a lo ancho de la Avenida Santa Fe, para no dejar pasar a nadie, en tanto civiles de caras torvas desviaban el tránsito. Al momento del apeamiento de Rodolfo y su esposa, Elena Villagra, del vehículo que los había transportado, desde un Ford Fairlane verde, que se les apareó, bajó un sicario que calzaba en su rostro una media de mujer y disparó contra la pareja con una subametralladora. El primer disparo atravesó el rostro de Elena, los otros, 24, impactaron en la cabeza de Rodolfo, en el antebrazo, en la muñeca y en otras partes de su cuerpo. Mientras el sicario y sus dos compinches, protegidos por el oficialismo, huían, el cadáver de Rodolfo fue trasladado a la comisaría 15, adonde concurrieron sus amigos, Diego Muñiz Barreto, Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Zito Lema, quienes se trenzaron con el comisario Alberto Villar, nombrado por Peròn como jefe de la Policìa Federal y luego fundador de la Triple A, quien entrò sonriendo jocosamente a la sede policial a poco de producido el asesinato. Complicidades varias concurrieron a hacer posible el martirio del “Pelado”.
Legisladores justicialistas y de la oposición, directivos del Consejo Nacional Justicialista que habían presentado a Perón a fines de 1973 un plan de eliminación de “zurdos”, que comenzó con la voladura el automóvil del abogado radical Hipólito Solari Irigoyen, periodistas venales, servicios de inteligencia y policiales, militares y policías, jerarcas de la Iglesia, burócratas sindicales y otros se hallaron implicados, directa o indirectamente, en la muerte del abogado y legislador del pueblo. El mismo día de su muerte y a las 20 horas, un supuesto redactor del periódico El Cronista Comercial se había comunicado con Ortega Peña, quien se hallaba en su oficina del Congreso, para solicitarle una entrevista a las 21.30, que nunca se concretó. El supuesto cronista, se supo más tarde, era un miembro de la Triple A, ya que inquirido posteriormente al asesinato el director del medio periodístico sobre esa supuesta entrevista, negó que se hubiera solicitado desde esa redacción. Controlado por servicios y parapoliciales y bajo continuos seguimientos, que se realizaban a plena luz con el fin de amedrentarlo; aleccionado por sus amigos para que no se mostrara tan públicamente, usara un chaleco antibalas, se exilara o solicitara custodia, el “Pelado” respondía: “la muerte no duele”. Sin embargo dolió. A todos nosotros, que lo perdimos como al “francotirador” que unía a todos los revolucionarios, peronistas, marxistas y cristianos, bajo las banderas de la liberación nacional y el socialismo. Sin pertenecer a ninguna organización revolucionaria en particular, las contenía a todas. Era prenda de unidad de todo el campo popular, que había combatido a la dictadura con las ideas, las huelgas reprimidas y las manifestaciones sableadas, primero, y las armas en la mano después. “La sangre derramada no será negociada”, transcribía la manta ubicada detrás de su féretro, ubicado en el primer piso del la Federación Gráfica Bonaerense, donde fue velado. Su paso efímero por la vida- tenía 38 años al momento de su asesinato- había calado hondo en los hacedores de quimeras, militantes de la vida y el Hombre Nuevo. Allí estaban presentes, entre otros, el inolvidable Jorge Di Páscuale, secretario general del Sindicato de Empleados de Farmacia, secuestrado-desaparecido en 1976, Eduardo Luis Duhalde, su amigo y compañero, Raymundo Ongaro, Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense, Manuel Gaggero, director del clausurado diario El Mundo, Norberto Habegger, subdirector del diario Noticias, mas tarde secuestrado desaparecido y otros compañeros de distintas organizaciones. Coronas que rezaban “Militancia”, “Fuerzas Armadas Peronistas”, “Peronismo de Base”, “Montoneros”, “Agrupación `Lealtad y Soberanía’” de Trabajadores de Farmacia; “Alianza Popular Revolucionaria”, “FAL 22 de Agosto”, “Nuevo Hombre” , “PRT- ERP” , “JTP”, “Alianza Popular Revolucionaria”, “Sindicato Único de Empleados del Tabaco”, “Agrupación Docente 29 de Mayo” y otras tantas, cientos, testimoniaban el cariño y el respeto plural y único hacia el compañero caído.
Y también el odio de los enemigos del pueblo, sus enemigos. “Sus compañeros de D.I.P.A” rezaba una corona que, junto a otra del “Ministerio de Defensa”, fue echada a la calle. DIPA, disuelta por el gobierno de Héctor J. Cámpora, asumido el 25 de mayo de 1973, fue la sigla de la Direcciòn de Investigaciones de Partidos Antidemocráticos, sucesora de la Secciòn Especial de Represión al Comunismo y engendro de la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE). Organismo fundamental de la represión política popular, dependiente de la Policía Federal, participó a través de sus cuadros de la Triple A, cuyas cabezas visibles fueron el “brujo” José López Rega, ministro de Bienestar Social, el comisario Villar, antes citado, el comisario Muñoz, hoy procesado, y los comisarios Morales y Almirón. Este último, cabe destacar, una vez huido a España antes de la debacle de Isabel Perón, confesó allí su autoría en cuanto al asesinato de Rodolfo Ortega Peña. Al entierro del “Pelado” en la Chacarita concurrieron miles, que fueron reprimidos.
Anecdotario
“¿Que hacés? ¿ No ves que es el Pelado Ortega Peña y su esposa”?- inquirió por lo bajo quien esto escribe a una compañera, cuando en un acto de presentación del Peronismo de Base universitario, llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1973, hizo abrir a Elena Villagra su cartera para ver su contenido. Cerca de allí, grupos pero-fascistas habían atacado una asamblea estudiantil en Ciencias Económicas, y la orden entonces era adoptar las máximas medidas de seguridad del acto y la protección de los compañeros que a él asistían.  Elena, con una sonrisa complaciente, cumplió con la indicación, intuyendo que la compañera de seguridad, muy joven todavía, no la había reconocido. El Pelado esbozó una sonrisa cómplice al autor de esta nota, que, responsable del área, no supo donde meterse. Sólo esbozó un “disculpe, compañero”, sonrojado. Y allí se quedó.
Cuando Rodolfo, ya diputado elegido por el Partido Justicialista, se convenció de que sus pares constituían una caterva de traidores, y ya distanciado del propio Perón, a quien acusaba de haber traicionado el programa del FREJULI, puso su solitaria banca al servicio de las bases trabajadoras. Formó entonces el Bloque de Base, unipersonal, desde donde defendió a capa y espada a todo trabajador explotado que confrontara con su patronal. Quien esto escribe recuerda su participación en la defensa de los laburantes de la fábrica Insud S.A., de La Matanza, cuyas emanaciones de plomo los enfermaban de saturnismo. En el norte, sur, este y oeste del país, el Bloque de Base, con el “Pelado” al frente, batallaba contra los explotadores y canallas. Desde “Militancia”, esclarecía mentes y propagandizaba los combates populares. En el número 29 del 27 de diciembre de 1973, y en la sección Correspondencia de Lectores, la revista reproducía un manifiesto de la Unión de Oficiales Argentinos ‘Lautaro’, Departamento de Gendarmería Nacional, fechada el 18 de diciembre. En ella, el grupo de oficiales de Gendarmería expresaba su descontento por tener que ocuparse de “la custodia de empresas de capitales extranacionales, medida que se contradice con las pautas de liberación enunciadas en el gobierno y las afirmaciones efectuadas por el señor Comandante en Jefe del Ejército, General Raúl Carcagno, y que apoyáramos en su oportunidad…”. Secciones como el Diccionario de la Entrega, Cárcel del Pueblo, donde iban a parar los políticos entreguistas; Comunicaciones, donde se transcribían los comunicados de agrupaciones sindicales, políticas y político-militares; las críticas al “colonialismo en la prensa”; las “reflexiones para el análisis”, el inefable “Tendencio”, dibujo que con pocas palabras decía mucho y otras muchas secciones, entre ellas los Cuadernos de Base, de formación sindical, constituían esa “Militancia” que, cual manual popular organizativo, discutíamos con nuestros compañeros en puntos tan distantes como La Salada, Bajo Flores, Filosofía y Letras o Bariloche.
En el número citado más arriba, y como homenaje a los compañeros del Peronismo de Base-Fuerzas Armadas Peronistas Tito Delleroni y su compañera Nélida Chiche Arana, asesinados en el andén de una estación de ferrocarril por esbirros del la Triple A, el autor de esta nota dedicó un poema: “Confidencias”, que firmó como Un compañero del Peronismo de Base. En aquel momento, firmar algo o aparecer en alguna foto significaba una sentencia segura de muerte. El “Pelado”, sin embargo, no podía ni quería ocultarse ni usar seudónimos. Su función era servir al pueblo desde su cargo, su nombre y sus cojones. Y cayó y nos dejó su semilla. Esa que florece hoy como ayer bajo la misma consigna de Evita: “Caiga Quien Caiga y Cueste lo que Cueste,¡ Venceremos!, Pelado. ¡Hasta la Victoria, Siempre!




Socialismo en clave digital: una entrevista a Michel Bauwens

El investigador belga analiza en extenso el peer-to-peer, al que generalmente se asocia con las prácticas de descargas ilegales de música, libros o cine. Pero su planteo va más allá y apunta a la utilización como herramienta de cambio social.
Y sí: llegó el día en que los padres de familia twitearon –o se reencontraron con sus ex vía Facebook– y los profesores universitarios le sacaron humo a la compu bajándose ilegalmente discos y libros. Se abrió una compuerta tecnológica y la marea crece. En el ciberespacio los productos culturales navegan febrilmente, al tiempo que “lo digital” se integra a la vida de millones. Sin embargo, cuando la sociedad intenta interpretar lo que ella misma está generando, se enfrenta con grandes vacíos. ¿Qué significa que la abuela hable por Skype e intercambie fotos por e-mail con una tía solterona? ¿Qué implica que los niños crean que un disco es simplemente una carpeta de archivos que pueden reenviar a sus amigos? Michel Bauwens se ha dedicado durante años a pensar estos asuntos, con la valentía de reconocer en Marx y en otros teóricos de izquierda una referencia para evaluar las posibilidades de un socialismo a la medida del presente.
–Usted afirma que la cultura peer to peer (en adelante P2P) derivará en una “fuerza política”. No obstante, los activistas europeos parecen muy concentrados en asuntos como el intercambio de archivos por la red, reclamo que en Latinoamérica –donde según la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) la pobreza alcanza a casi el 40 por ciento de la población– no está entre las prioridades de las mayorías. Cuando aquí se habla de un “socialismo del siglo XXI” se piensa en cuestiones más “palpables”. ¿Cree que hay una síntesis posible entre esas dos corrientes?
–Voy a hacer unas distinciones para ilustrar el papel que los movimientos P2P tienen en el contexto más amplio del cambio social. En primer lugar, creo que cualquier iniciativa política exitosa que ofrezca respuesta a la crisis estructural que afrontamos debería combinar al menos tres elementos: por un lado, debería detener y revertir el crecimiento infinito de la economía que está destruyendo la biosfera; mudándose, por ejemplo, de esta falsa abundancia a la sustentabilidad ecológica. En segundo término, hay que combatir el cercamiento de los bienes comunes físicos, pero también los que afectan a bienes culturales, científicos y digitales. Nos están haciendo padecer una escasez artificial mediante leyes restrictivas y eso, en el contexto de la crisis que se avecina, es sumamente preocupante. Si queremos encontrar respuestas a lo que se viene, precisaremos un conjunto de saberes globales compartidos que permitan un intercambio rápido y gratuito de soluciones, y que estén por encima de los intereses comerciales de un sector. Aquí es donde pueden aportar más los movimientos P2P inspirados en lo digital. Los Partidos Piratas –que ya existen en más de diez países– están jugando un rol clave en la enumeración de estos objetivos específicos, como así también los partidos verdes europeos.
–De cualquier manera, los movimientos P2P inspirados en “lo digital” muchas veces no abordan el nudo de la cuestión, que es la desigualdad entre las clases sociales.
–En efecto, no habrá éxito real sin aliarse con tendencias que representen a movimientos populares en busca de justicia distributiva. Quiero decir que la cultura P2P es un componente necesario aunque insuficiente del cambio social. Inversamente, en la medida en que el “socialismo del siglo XXI” al que usted se refiere olvide el primer y el segundo factor que he mencionado –la sustentabilidad y la necesidad de suprimir la escasez artificial de bienes– sólo podrán ofrecer opciones condenadas al fracaso.
Download y conciencia
Tras la explosión de la banda ancha en la Argentina –que según la consultora IDC creció un 35,4 por ciento durante 2008 y pasará la barrera de los cinco millones de usuarios en cuestión de meses–, el uso de la web para conseguir fácilmente canciones, libros y films se volvió rutina. Lo que fue novedad y tema de conversación ya es costumbre: un informe reciente de la oficina de estadística europea Eurostat confirmó que una de cada tres personas menores de 24 años no pagaría por la música ni las películas que encuentra con sólo clickear el mouse. Teniendo en cuenta que los datos se obtuvieron en una de las regiones ricas del planeta, es de suponer que esa actitud se acentúe en aquellos lugares en los que comprar un CD o ir al cine se considera un lujo. Pero ¿puede esto tener consecuencias políticas que vayan más allá de las descargas?
Bauwens enmarca la incógnita en la historia de las ideas progresistas. “Tradicionalmente –observa– el socialismo se focalizó en el Estado. El problema es que mientras éste ha probado ser necesario para balancear los desequilibrios de mercado, no ha demostrado ser exitoso como ámbito autónomo de producción. Cualquier socialismo que se remonte al estatismo fallido del siglo XX será un desastre a mediano o largo plazo. La teoría P2P que se está gestando ofrece, en contraste, un nuevo y expandido rol para el Estado, no sólo como árbitro frente al mercado o como ‘garante de bienestar’, sino como un factor que le da herramientas a la sociedad civil para que ésta se vuelva autónomamente productiva. Nuestro reclamo más fuerte es que dejen actuar a esa potencialidad”.
Para el investigador, la expansión fenomenal de bienes culturales a través de las descargas legales e ilegales es la avanzada de un proceso que dejará marcas. “Hemos encontrado mecanismos de producción e intercambio que van más allá de lo que permitían tanto el sistema estatista como el mercado. A pesar de eso, esta modalidad ‘entre iguales’ precisa de una infraestructura y un apoyo que deben provenir de autoridades democráticas y conscientes”, sintetiza.
– ¿Y qué ventajas traería para los pobres una mayor conciencia de la lógica P2P?
–Si observamos los cambios sociales del pasado, podemos concluir que las innovaciones brotan tempranamente en los países centrales del sistema, porque ellos tienen las estructuras sociales capitalistas más avanzadas. Pero es la periferia la que puede sacar el máximo provecho de esas novedades. Frente a la encrucijada de aplicar o no lo que está emergiendo, los bordes de la economía global tienen muchísimo más que ganar que los países centrales. En cambio allí donde hay riqueza, el miedo a perder lo que se tiene se deja sentir.
–“¡No tenéis nada que perder, salvo vuestras cadenas!”, como decía el Manifiesto…
–Es que las naciones de Latinoamérica y Asia del Este son las que tienen hoy un mayor potencial para explorar en estas direcciones. Además de ser –hasta donde yo sé– la única parte del planeta en la que se está hablando de “socialismo del siglo XXI”, Latinoamérica está particularmente dotada para esos cambios por su afinidad cultural con los valores del P2P. En Asia del Este el peso de culturas fuertemente jerarquizadas hace más compleja esa adaptación.
– ¿Puede dar un ejemplo concreto de los cambios que podrían producirse?
–Bueno, podríamos referirnos a la agricultura orgánica inteligente, que no destroza el suelo y por lo tanto termina siendo más productiva que la agricultura industrial. Su práctica requiere comunicaciones rápidas y horizontales entre los campesinos, para que las innovaciones puedan transmitirse y la invención de nuevos tipos de maquinaria que el mercado no está dispuesto a producir se haga efectiva en un lapso prudencial. Esa organización de los intercambios se puede comprender perfectamente desde una teoría del P2P.
Revolución en busca de clase
Del cultivo de verduras a la informática: a principios de los sesenta, algunos programadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) empezaron a autodenominarse “hackers”. Dos décadas más tarde los medios de comunicación aplicaban ese término a los criminales tech. Para diferenciarse, los hackers “buenos” reaccionaron llamando “crackers” a los “malos”. Las palabras no se quedaron quietas. El Manifiesto Hacker –que el académico McKenzie Wark publicó en 2004– avizoraba bajo ese rótulo el surgimiento de una fracción capaz de controlar y en última instancia conquistar los medios de producción mediante el uso de su inteligencia. En tanto, el filósofo finlandés Pekka Himanen sugería en el ya clásico La ética del hacker y el espíritu de la era de la información que la actividad “hackeadora” trascendía el reino de las computadoras: era una actitud y una forma de entender el entorno, por lo que una persona podía “ser hacker sin tener nada que ver con las computadoras”.
De allí a una perspectiva que contemple la alteración del statu quo hay sólo un paso. Y ese paso suele no darse. Paradójicamente, lo más común es descubrir que quienes están mejor capacitados para dominar las máquinas más potentes de este estadio tecnológico no interpretan el sentido profundo de lo que hacen, ni tienen como colectivo –¿cómo clase?– conciencia de su poder. Bauwens tiene un plan para tapar ese agujero. “La difusión de ideologías socialistas de viejo cuño sólo funciona –si lo hace– en aquellos que ocupan una determinada posición en la vieja sociedad industrial. Los hackers, dada su posición estructural como trabajadores precarios e híbridos, saben qué significa su actividad de hackeo, pero no necesariamente comparten el abanico de ideas de izquierda que sería deseable. ¿Qué hacer? Opino que la teoría P2P ofrece un puente conceptual. Propone una extensión de la experiencia concreta de intercambio entre pares que ya ha tenido esa generación.” Para Bauwens, la invitación sonaría más o menos así: “¿Por qué no probás lo que sucede si expandís eso que hacés con la tecnología –compartir, intercambiar– a otras esferas de tu vida?”.
–Ese sería un camino para “convencerlos”...
–La izquierda no debería tratar de “convencer”. Debería enfatizar zonas comunes y prioridades compartidas. De todas maneras, estoy persuadido de que las actividades transgresoras llevan naturalmente a una maduración. Lo sepa o no, el mundo hacker está haciendo mucho por el cambio social. Ellos están siendo atacados por los viejos monopolios en igual medida en que otros sectores, lo que los llevará a planear acciones políticas defensivas que luego serán constructivas y se volverán, por último, ofensivas. El éxito del Partido Pirata de Suecia –que se transformó en la mayor fuerza política entre la juventud de ese país– se cuenta entre los primeros signos de ese avance.


sábado, 30 de julio de 2011

Entrevista a Eduardo Grüner: las elecciones, la izquierda y la intelectualidad

Desde el Blog del IPS realizamos esta entrevista a Eduardo Grüner, quién nos recibió gentilmente. En ella aborda las razones para apoyar a la izquierda en las elecciones nacionales, su crítica al kirchnerismo y a los intelectuales de Carta Abierta y acerca de los desafíos para la intelectualidad de izquierda.

IPS: ¿Qué reflexión te merece el mecanismo de las internas abiertas y la exigencia de obtener 400 mil votos para presentar candidatos en las elecciones en octubre? y ¿Por qué votar por el Frente de Izquierda el 14 de Agosto?
EG: Hay varias razones por las cuales yo estoy convencido de la necesidad de votar al Frente de Izquierda, no solamente el 14/8, sino en general y en las elecciones nacionales de Octubre, y voy a tratar, sintéticamente, de decirlas yendo de lo más coyuntural a lo más general. En primer lugar está, por supuesto, la cuestión de los nuevos reglamentos electorales, que son objetivamente proscriptivos, no solamente para el Frente de Izquierda, aunque en particular para ellos. Creo que hay que usar las internas abiertas y obligatorias, que son disparatadas, por supuesto, desde un punto de vista formal, pero que tienen una finalidad política indudable, hay que usarlas para romper esta trampa contra los partidos cuantitativamente minoritarios, y en particular contra los partidos de la izquierda, y hacer conocer todo lo posible y denunciar enfáticamente que se trata de una reglamentación que es sencillamente antidemocrática, no solamente contra la izquierda, es antidemocrática en general, y me parece que la sociedad necesita entender, que se le explique claramente ese carácter objetivamente antidemocrático. No voy a poner en juego, porque sería muy largo, las cuestiones “subjetivas” por decirlo así, que las debe haber también, pero no es eso lo que quiero someter a discusión sino que me parece que es una medida que resiente, de manera muy profunda, el funcionamiento, incluso de la democracia formal, jurídica, burguesa, como se la quiera llamar.
Y hay esta necesidad, entonces, de romper esta trampa, haciendo lo que ha venido llamándose, y yo sé que ha causado sus debates, un “voto democrático” en las internas del 14/8, para permitir que exista una voz  de la izquierda “radical”, digamos, en el sentido europeo del término, no del “radicalismo de izquierda” que ya no existe. Que exista esa voz que está diciendo cosas en efecto radicalmente diferentes a lo que la mayoría de los partidos proponen, o no proponen, porque cada vez las propuestas están más vacías. Pero este voto democrático debe conectarse -desde una posición como la que sostiene el Frente de Izquierda y aquellos que, con todas las reservas o críticas que podamos hacer, acompañamos esta posición-, me parece que debe conectarse con las razones por las cuales en general votar a la izquierda y al Frente de Izquierda en las próximas elecciones. Porque si no corremos el riesgo, si nos quedamos solamente en esta primera apelación, de que no se vea claramente cuál es la lógica política diferente de las fuerzas de izquierda en el contexto del sistema político y la sociedad argentina. Y es diferente porque para la izquierda, la praxis, la práctica militante de la política no se reduce a aparecer cada dos años o cada cuatro años en la instancia puramente electoral, sino que esta instancia es un momento más de una práctica que tiene que ver con la defensa permanente de los intereses de los trabajadores y de las clases oprimidas en el camino a una organización política autónoma de la clase obrera y los sectores populares. Esa es la diferencia política específica que plantea la izquierda, y que no aparece solamente en las elecciones, sino que es una práctica continua y cotidiana. Y esa conexión, de la cual yo hablaba, creo que hay que hacerla, por el lado de que están agotadas, a mi juicio, todas las ilusorias o reales esperanzas y perspectivas de que los problemas de fondo de la sociedad argentina puedan ser solucionados en el marco de los partidos burgueses, de la “clase política” representante de esta o aquella fracción de las clases dominantes, más o menos reformistas, más o menos reaccionarios, más conservadores, o más auto-tituladas “progresistas”.
A pesar de las apariencias actuales, de cierta estabilidad económica, de cierta capacidad de sustraerse al contexto generalizado de crisis mundial del capitalismo, me parece que esas ilusiones tienen patas cortas y que a mediano, y quizás corto plazo, se van a ver los límites de esta supuesta posibilidad. Lo cual no quita algo que no podemos negar: que cuantitativamente hablando por así decir todavía los sectores populares y una buena parte de la clase obrera argentina, sobre todo la que ha tenido la “fortuna” de ser “explotada en blanco” y no “superexplotada en negro”, sigue manteniendo, como se ha demostrado, cierto grado importante de confianza, y de apoyo, pasivo por lo menos, al gobierno nacional. Es cierto que las últimas elecciones –en la Capital, en Santa Fe, seguramente en Córdoba- parecen demostrar un cierto resquebrajamiento de esa confianza; pero justamente, y por desgracia, eso se está canalizando “por derecha”, lo cual hace más imperiosa aún la necesidad de una alternativa a la izquierda. Yo creo que la izquierda tiene que acompañar cotidianamente, como lo viene haciendo, las luchas, los conflictos, las manifestaciones de esa porción del pueblo que todavía manifiesta esa confianza; ahora, una cosa es acompañar por abajo eso, y otra cosa es que no podemos mentirle a esa misma clase obrera, a esos mismos sectores populares, diciendo que el gobierno, el famoso “modelo” tal como está armado, va a poder ir realmente a fondo en la solución de las injusticias, las desigualdades y la dominación y la explotación de los sectores populares. Y menos aún cuando estamos viendo todos los días cómo se incrementa la represión, como acaba de ocurrir con la bestialidad del Ingenio Ledesma (un caso simbólico, donde se condensan la responsabilidad política de un gobierno provincial “K” con una de las patronales más brutales de la historia argentina, ampliamente beneficiaria del modelo agroexportador que el gobierno nacional no ha querido romper). Son estos episodios los que objetivamente van estrechando los límites de la credibilidad “nacional y popular” del gobierno, aunque la conciencia popular mayoritaria aparezca aún como rehén del “otra cosa sería todavía peor”. Lamentablemente, este desfasaje es un dato con el cual hay que contar para construir una política revolucionaria. Yo entiendo que es una posición difícil, porque hay que estar todo el tiempo jugando con esa tensión, con un equilibrio inestable entre no poder ocultar esto, porque sería oportunismo, sería renunciar a, no solamente los principios, sino también a los análisis rigurosos de la realidad argentina, y a la vez acompañar las luchas de aquellos sectores que todavía, por complejas razones, no están en condiciones de percibir esta dificultad, pero es algo que hay que hacer.
Entonces desde el punto de vista de la “superestructura” política, digamos, es el momento de que, aquellos que siempre nos hemos reconocido, con sus más y sus menos, con sus matices y sus diferencias, como hombres de izquierda digamos también esto, sobre todo, creo yo, en el contexto de una crisis muy aguda, probablemente la más aguda que haya conocido en  las últimas décadas el régimen mundial del capital, que corre el riesgo, de no existir una alternativa radical, de precipitarse en una crisis que va a perjudicar todavía más a los pueblos, que va a representar mayores índices de explotación, empobrecimiento, brutalización del régimen capitalista. Incluso en sus aspectos, ya no sólo económicos, sociales, políticos y culturales por supuesto, sino hasta militares, ¿no? Por suerte estamos en un momento, donde más allá de las previsiones muy inciertas que se pueden hacer, hay a nivel mundial una cierta reacción de parte de las clases populares, ya en la propia Europa, no solamente en Medio Oriente y el Norte de África, como lo estamos viendo desde fines del año pasado, sino también en Europa, y que al menos ponen en cuestión esta posibilidad de que las “salidas” que el sistema propone perjudique todavía más a las masas.  Pero, en definitiva, el riesgo cierto es la recaída en un estado de barbarie, como hubiera dicho en su momento Rosa Luxemburgo: siempre esta ha sido una de las alternativas posibles para el fin del capitalismo, no solamente el socialismo, sino como alternativa la barbarie. Y me parece que es algo contra lo que tenemos que prevenirnos y tenemos que plantear claramente que esa es la alternativa y como están dadas las cosas, en este estado casi terminal  no se va a poder huir de la barbarie dentro de los límites del sistema. Es una apuesta sobre la cual no podemos tener certidumbres, pero sí en cambio podemos tener bastantes certidumbres sobre lo que va a suceder si perdemos esa apuesta.
Es este marco, en el que estamos haciendo esta discusión, el que me indica a mí la necesidad de dar este apoyo, como le llamo yo con “reservas de crítica”, para no decirle “apoyo crítico” que es otra cosa que causo ciertos debates, apoyo a, en primer lugar,   existencia misma del Frente de Izquierda en el campo político argentino; pero no solamente eso, sino que me parece que esta apuesta debería ser también a que esa existencia sea, después de estas elecciones, después incluso de las de octubre, sea continuada, profundizada y ampliada, con todos los debates y discusiones internos que eso implique y que tampoco es cuestión de ocultar, y al contrario, creo que si se mantienen dentro de los límites del respeto y de la voluntad colectiva de construcción, es sumamente saludable que existan. Pero lo más saludable de todo, aquí y ahora, es que exista el Frente; que exista una alternativa de izquierda que tenga incidencia en la política, tanto superestructural, como también la que tiene, crecientemente por suerte, en ciertas regiones de la conflictividad social en la Argentina.
En ese sentido decía yo que no se trata solamente de garantizar que pasemos esta instancia con el voto por el Frente en las internas del 14/8, sino también en las elecciones de octubre, tanto en la primera como en la segunda vuelta, y vos me dirás, ¿pero en la segunda vuelta como vas a hacer? Y bueno, ahora mi posición es que en la segunda vuelta, en todo caso los adherentes al Frente deberían concurrir a votar y poner en el sobre la boleta del Frente de Izquierda; será un voto anulado, por supuesto, pero es algo muy diferente a votar en blanco o no votar, sino que implica darle una presencia, aunque fuera minoritaria y simbólica, pero es además negarse a convalidar esta lógica que ha llevado a que exista el real peligro de que la izquierda no pueda presentarse en las elecciones de octubre.
IPS: Hace algunas semanas en el debate en Sociales en el que estuviste con María Pía López, Horacio González, Pablo Alabarces, y Christian Castillo se plantearon varias críticas a Carta Abierta. ¿Qué opinión te merece el hecho de que Carta Abierta no se haya pronunciado respecto a los mecanismos de las internas de agosto que pueden impedir que el FIT se presente a elecciones presidenciales en octubre?
EG: Esta pregunta abre una serie de discusiones complicadas e interesantes. Partamos de una base: dentro de lo que en un sentido muy amplio y muy elástico, se puede llamar kirchnerismo, hay, como decíamos, sectores donde hay luchadores honestos, que auténticamente se visualizan a sí mismos como progresistas, de izquierda incluso; por supuesto los hay en muchos sectores de la clase obrera y de los sectores populares, o de los tercerizados, etcétera, y los hay también entre los docentes y la intelectualidad. Tengo buenos amigos entre ellos, de los que respeto su integridad e inteligencia. Justamente por eso, me creo en mi derecho de decirles lo que pienso, como ellos lo hacen conmigo. Parece en primera instancia incomprensible que esos sectores, voten a quién voten, o aunque sigan reclamándose kirchneristas o peronistas, no se hagan cargo del problema – que es un problema incluso para ellos- de que no exista una fuerza de izquierda con mayor presencia política, que los empuje a ellos a tratar de afinar su percepción de la situación política, incluso sus elaboraciones teóricas respecto de las relaciones entre la tradición peronista y las tradiciones de izquierda. La existencia de una fuerza de izquierda en el panorama político les vendría bien a ellos para pararse en otro lugar desde el cual poder plantear las críticas, aunque fueran parciales, que ellos tuvieran a la lógica del kirchnerismo, y que yo sé que existen, como salió en la Asamblea de Carta Abierta, que indica que hay un cierto “mar de fondo”  con esta cuestión, si bien en ningún momento en esa asamblea se interrogó a fondo la lógica general del “modelo”, sino cuestiones más bien tácticas, de las campañas electorales, de los discursos, y así; pero ellos saben, tanto como podemos saberlo nosotros, que por detrás de esa cuestiones tácticas existen problemas del modelo mismo, y además yo sé que ellos lo saben. Y no pierdo las esperanzas de que acá al 14/8 salgan de alguna manera a discutir esto. En realidad yo creo que lo que deberían de hacer es ir el 14 y votar en las internas del Frente de Izquierda, a favor de que exista en octubre, puesto que la existencia del kirchnerismo está más que asegurada: no es que le van a recortar las posibilidades de existir a su propio movimiento, de modo que yo aprovecharía esta entrevista para hacer una exhortación a que esta vez sí por razones puramente democráticas, tanto ellos, como cualquier ciudadano progresista, independientemente de a quien tenga pensado votar, contribuya a esta experiencia.
Acerca del debate de Sociales, al que vos te referías, fue bien interesante: a mí me sirvió personalmente para pensar una serie de cosas, me parece que fue una muestra de apertura, y en ese sentido un ejemplo encomiable, que ningún otro partido, o movimiento o agrupamiento político está haciendo en este momento en la Argentina. La iniciativa no partió del otro lado, que es el lado cuantitativamente más fuerte y más potente, sino que partió de una voluntad más pequeña pero auténtica de abrir esta discusión. Que por supuesto tuvo también, y es legítimo que sea así, la finalidad de mostrar la presunta superioridad de los propios argumentos, pero que al mismo tiempo lo hace abriendo la oreja para escuchar al otro. Y es muy loable que los compañeros de Carta Abierta, en este caso Horacio [González] y María Pía [López], hayan aceptado ese debate. También es una demostración de que ellos están admitiendo que las cosas no están totalmente cerradas y resueltas y que no marcha todo a las mil maravillas.  No creo que lo hayan hecho por mera cortesía –como tampoco lo hizo el PTS-, sino por una real preocupación por un debate de ideas que se está necesitando mucho en este momento difícil. Ojalá esa experiencia pudiera repetirse y continuarse. No se trata de que ninguna de las partes intente “persuadir” a la otra de nada, ni simplemente “ganarle” una discusión (no sé bien qué querría decir eso), pero sí de abrir y complejizar un intercambio, todo lo conflictivo que sea necesario, y que sólo podría enriquecernos a todos. Estoy seguro de que los intelectuales de Carta Abierta –que son conocedores de la “dialéctica negativa” frankfurtiana, de Lukács, de Sartre, etcétera- entienden perfectamente la necesidad de sostener esas tensiones por ahora “irresolubles” entre distintas visiones de la complejidad político-cultural. El problema, en mi humilde opinión, es que les cuesta ver cuánto ha cambiado la situación desde el conflicto con las patronales agrarias del 2008 (y sin entrar ahora a discutir qué significó realmente aquello). En aquel momento, equivocados o no, León Rozitchner y yo, que no quisimos firmar las Cartas ni pertenecimos a la agrupación, no dudamos en acompañar críticamente algunas cosas. Pero ahora sería imposible. Después de Mariano Ferreyra, de los Qom, del Indoamericano, del Ingenio Ledesma, y en general del rumbo que ha tomado cada vez más claramente la política del gobierno, se vuelve absolutamente insoslayable pronunciarse a favor de, ya no una “profundización” de “lo que falta”, sino de otra cosa , radicalmente diferente. Ya no hay peligros serios desde lo que en aquel momento se llamó “lo peor”. Es hora de que se jueguen las verdaderas diferencias.
IPS: ¿Qué tiene planteado el espacio que se conformó de apoyo al FIT de intelectuales, docentes y artistas?
EG: Me parece que tiene planteadas varias cosas. En la primera asamblea en Sociales, yo dije un poco extemporáneamente, que cuando apareció Carta Abierta, como decía recién, en  el momento álgido de un conflicto entre el gobierno y las entidades patronales del campo, aparición que yo saludé porque me parecía bien que después de mucho tiempo, algo se volviera a juntar, pero cuando apareció Carta Abierta  no llegaron a tener 500 firmas (como la declaración de apoyo al Frente de Izquierda). Ahora, igual sería necio de mi parte dar esto como un dato absoluto; este dato cuantitativo debería traducirse cualitativamente en una práctica más consistente y continuada, como sí tuvo Carta Abierta, nos guste o no, desde el 2008 hasta ahora con sus manifiestos, sus reuniones en la Biblioteca Nacional o incluso en la calle o en alguna plaza. Y me parece que, más allá de que los contenidos serían muy diferentes, este es un formato del que se puede aprovechar su propia experiencia. Creo que esta Asamblea de intelectuales de izquierda debería darse alguna instancia más continuada, más recurrente, más consistente, de discusión, de debate, de emitir sus propios pronunciamientos, incluso aprovechando cualquier problema coyuntural que se de en la sociedad argentina, y muy especialmente en un año electoral, donde hay montones de cuestiones que discutir. Ahora mismo, por ejemplo, ha sucedido esta monstruosidad en Jujuy: la Asamblea como tal –más allá de lo que obviamente harán los partidos orgánicos del Frente- no puede dejar de pronunciarse enérgicamente sobre el hecho (como estoy seguro, o al menos quiero creer que lo hará, Carta Abierta). Me parece que debería pensarse una estrategia para esa continuidad, yo no tengo la solución evidentemente, pero debería pensarse y que la próxima asamblea es una oportunidad para plantear esta cuestión, este problema que es organizativo pero que tiene sin dudas un hondo contenido político. Esta es una tarea inmediata que la asamblea me parece debería emprender, sin duda -y no tengo ningún inconveniente en eso- con la ayuda de los partidos que conforman el Frente de Izquierda, si bien manteniendo su relativa autonomía; después la asamblea tendrá sus discusiones, verá qué quiere decir en cada momento. Lo importante es que tenga una presencia pública, que no va a ser fácil, porque no vamos a tener en los medios  la misma receptividad que Carta Abierta, por obvias razones. Pero habrá que tratar de aprovechar todos los intersticios: varios de los adherentes del campo intelectual y docente, tenemos cierta llegada a los medios y me parece que tenemos que usarla en el mejor sentido del término. Si por ejemplo un conjunto de los nombres más conocidos de entre los que dieron su apoyo firmaran un documento colectivo, a los medios les resultaría más difícil hacerse los distraídos.
Hay que construir eso, no hay certezas, pero es la primera vez en mucho tiempo que se da la posibilidad real de hacerlo. Me parece que la aparición del Frente es un síntoma de una cantidad de cuestiones que han venido cambiando en los últimos tiempos en Argentina. Pero, recíprocamente, la aparición del Frente es la que provocó esta posibilidad. Yo desde el 2008 que vengo insistiendo en esto, porque no aparecía. En el 2008 por supuesto no existía el Frente, pero yo sentía siempre que había una suerte de zona gris entre los partidos “duros”, digamos, y Carta Abierta, para mucha gente independiente de izquierda, que como fue mi caso en ese momento, que como dije discutí con Carta Abierta, pero no importa. Lo que si tiene importancia es que, hubo intentos, como el coordinado por el EDI que se llamaba “Otro Camino”, y hubo un intento de parte de ustedes, que se llamaba “Ni K ni campo”, pero no eso tuvo continuidad, no prosperó. Entonces, me parece que es muy interesante que aparezca esta oportunidad y que no habría que desaprovecharla. Porque bueno, ahora estamos todos metidos en qué pasa de acá a octubre, pero la cuestión viene después de octubre, allí es donde, digamos, se dará la prueba de fuego. Tanto para el gobierno, porque van a empezar los problemas, ciertos coletazos de la crisis mundial, que van a marcar límites para la acumulación dentro del modelo si sigue exactamente igual, y también el gobierno va a tener problemas políticos porque por varios costados ha dejado un tendal que le va a pasar la factura; es un problema de ellos, desde ya,  pero es un problema que va a afectar a toda la situación política.
IPS: ¿Una última pregunta: en el terreno de las discusiones, los debates o la agenda que podría tener un espacio como este, es interesante lo que planteas acerca de la crisis, te parecen algunos otros ejes o discusiones?
EG: Bueno, lo que pasa es que es un espacio de intelectuales, docentes, gente de la cultura, del arte, de manera es que ahí hay una cantidad de problemas específicos, con su relativa autonomía que sí creo que tendrían que ser parte de una agenda de discusión permanente de un espacio así. Desde qué significa, una cultura de izquierda, o qué significa la izquierda en la cultura; una cultura que si por un lado, no debería, a mi juicio, estar sometida a la agenda estrictamente política de los partidos de izquierda o del Frente de Izquierda, o del pensamiento de izquierda incluso, tampoco podría hacerse la distraída sobre qué significa un posicionamiento de izquierda en el en el campo de las prácticas culturales, de las prácticas literarias, de las prácticas artísticas, cinematográficas, teatrales o docentes. Eso me parece una discusión central que un espacio con estas características debería hacer, como techo de discusión más general, pasando por todos los grises intermedios, para tratar de llegar a los problemas inmediatos más específicos, en un país como la Argentina, que tiene también sus especificidades, que siempre hay que cuidarse de no diluirlas en una suerte de recetario general. Esto viene a cuento, entre paréntesis, de la famosa “cuestión nacional” que planteó Horacio en el debate de Sociales, y que, al menos para mí, sigue siendo una cuestión de importancia crucial, teniendo en cuenta que para sectores mayoritarios del pueblo argentino esa tradición “nacional-popular” sigue siendo una referencia, y no podemos despacharla ligeramente, pero sí polemizar seriamente sobre qué clases y sectores sociales están auténticamente en condiciones de llevar adelante un proyecto nacional consecuentemente antiimperialista, como recuerdo que planteó el Chipi Castillo en el debate. Hay una cantidad de otras cuestiones específicas que tienen que ver con la educación, con la Universidad, que tienen que ver con la producción misma de objetos culturales, de discursos, de formas artísticas que hoy está muy confuso todo ese panorama en la Argentina, me da la impresión. Porque hay una tendencia… A ver, lo voy a decir un poco provocativamente: hace no mucho tiempo me llamaron de una radio, y me preguntaban por la gestión cultural de Macri, y cuál pensaba yo que tenía que ser el rol del Estado en la gestión de cultura. Y lo primero que atiné a contestar es “Por favor ninguno”. Es decir, me pongo en liberal o anarquista si vos querés (en ese terreno el anarquismo es el colmo del liberalismo), para empezar la discusión por ahí; en todo caso el Estado (no estoy hablando por supuesto del comunismo donde se supone que no va a haber más Estado, estamos hablando de una situación de transición o incluso de un Estado burgués reformista, nacional y popular, etc., o como se le quiera decir), en todo caso tiene que crear las condiciones para que la producción espontánea de distintos sectores sociales pueda trabajar como mejor le plazca.
En el terreno cultural, aunque también pueda sonar liberal, es obvio que en principio hay que abogar por la absoluta libertad de creación, tanto individual como grupal y con el entendido de que no son solamente los intelectuales profesionales los que producen la cultura, sino que hay cantidad de experiencias, sobre todo en la última década, desde las fábricas recuperadas donde se montan obras de teatro, o recitales o espectáculos de cualquier tipo, recitales de poesía, hasta la infinidad de pequeños grupos amateurs. Entonces digo, hay que crear las condiciones para que florezcan mil flores en ese sentido.
IPS: Claro, plantear la completa libertad en el arte, como dirían Trotsky y Bretón.
EG: Exactamente. Ese debate Trotsky/Bretón, es increíble pero ha marcado de manera condensada toda la discusión, toda la polémica del siglo XX a propósito del dirigismo en el arte, en ese momento en el contexto del desastre stalinista de un arte completamente condicionado por los mandatos de la burocracia que se había apropiado del Estado, y que no hizo más que producir, en el mejor de los casos, mediocridades olvidables, y en el peor cosas realmente repugnantes, ¿no? Y en relación a todo esto (y no sólo a esto) se abre también la pregunta –que ya mencioné en otro momento en el blog del IPS- por cómo se reconstruye hoy un “imaginario revolucionario”, incluso qué significa hoy el concepto de “revolución” en un capitalismo que por supuesto ha cambiado mucho desde la época de Marx o de Lenin y Trotsky, pero que además parece haber entrado en una fase de descomposición quizá terminal. Este es un debate ante todo político pero también profundamente “cultural” o “filosófico”, que afecta a las nuevas formas de subjetividad colectiva, etcétera. Sin perder los grandes logros teóricos de un marxismo “abierto”, se requiere una gran creatividad y una actitud igualmente abierta que se combine con el férreo compromiso a favor de una transformación sustantiva de lo existente.
En fin, es un lugar donde se tensionan cosas que no necesariamente van a tener una resolución final o definitiva; está bien mantener esa tensión, las contradicciones, esos niveles de conflicto entre el arte o la cultura comprometida y como decíamos recién la libertad. Además, depende de qué estemos hablando; si uno es un escritor, como puede ser mi caso, eso por definición es una actividad solitaria, individual, más allá de que uno esté en contacto con colegas y discuta, pero cuando te sentás ahí en la máquina es diferente a hacer teatro, cine o intervenciones urbanas, como los grupos grafiteros, etc. Cada una de esas prácticas tiene su lógica relativamente propia, específica, pero la cuestión es mantener esa suerte de tensión entre, como hubiera dicho Sartre; es algo que siempre fue un cierto malentendido esta cuestión “sartreana” del intelectual o el escritor comprometido, porque en verdad él decía que el escritor está comprometido con las causas colectivas que defiende, pero en primer lugar, si es escritor, con su propia escritura. Entonces esos dos registros de compromiso, con todos sus “tironeos”, son los que hay que mantener. Uno no se puede mentir a sí mismo forzándose a escribir en contra de lo que auténticamente piensa, más allá de que esté bien o mal o ayude o no a la causa de la revolución mundial, si no, no tiene sentido hacerlo.
IPS: Muchas gracias por la entrevista.


Palabras de Friedrich Nietzsche…


La manera más desagradable de replicar en una polémica es la de enojarse y la de callar, pues el agresor interpreta ordinariamente el silencio como un desprecio.

En lucha constante contra el NWO…


Las personas que padecen hambre harán cualquier cosa por comer, lo que significa que aquellos que tienen el control sobre los alimentos  pueden utilizar esto como palanca. En 1974, Henry Kissinger sugirió el uso de alimentos como un arma para inducir la reducción selectiva de la población en un previamente clasificado informe de 200 páginas  National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for US Security and Overseas Interests (Estudio de Seguridad Nacional, Memorandum 200: Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de EE.UU.  e intereses en el extranjero). La táctica principal a ser aplicada es que la ayuda alimentaria sea retenida en los países en desarrollo hasta que se presenten políticas de control de la natalidad:
También hay un precedente establecido por tomar en cuenta el rendimiento de planificación familiar en la evaluación de las necesidades de asistencia de la AID [Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional] y  grupos consultivos.  Dado que el crecimiento de la población es un factor que determinante el aumento de la demanda de alimentos, en la asignación de los escasos recursos PL-480 se deben tener en cuenta las medidas que pasos está dando un país  en control poblacional, así como en la producción de alimentos.  En estas relaciones sensibles, sin embargo, es importante el estilo, así como la enjundia para evitar la aparición de la coerción.
Por lo tanto, la comida iba a ser utilizada como cualquier otro método de colonización imperial para obligar a los países a aplicar sus políticas a lo deseado por los controladores. En particular, esta táctica sólo funciona como un arma contundente en los territorios que soportan un severo colapso económico y con pocos recursos para la producción de alimentos.  Hoy, sin embargo, parece que el mundo entero está recibiendo un arsenal de bombas de alimentos, esto parece ser un ataque múltiple en el acceso a los mismos. En otras palabras, lo que ha sido una táctica admitida por casi 40 años de control de ayuda alimentaria para la reducción de la población regional se ha vuelto más compleja y amplia.
Debido a la consolidación masiva de la agricultura corporativa, coordinada centralmente por regulaciones globales, una devaluada especulación de los productos en dólares y sin restricciones para los productos básicos, productos químicos y la modificación genética, y la escasez de alimentos reales o manipuladas, en efecto, hay una guerra que se libra; con la comida como el arma principal . Entiéndelo, esto no es meramente una guerra de comida, sino más bien una guerra para la población en general. Por lo tanto, es crucial entender estas tácticas con el fin de defenderse de ellos.
Aquí hay seis maneras en que los alimentos se están utilizando para hacer la guerra en contra de la población:
1. Inflación de los alimentos: La inflación de alimentos está afectando en todos los rincones del mundo con las más pobres sensaciones de  peores dolores. La Organización de las Naciones Unidas, de Agricultura y Alimentación (FAO) aumentó el  índice de precios de los alimentos de 3 puntos a 234 puntos en junio - un aumento del 39% en el año. Estos aumentos están causando hambruna y disturbios en muchas regiones pobres del mundo, pero también están empezando a castigar a la clase media en los países industrializados. El precio de los alimentos se está inflando principalmente debido a un devaluado dólar/producto proveniente de la impresión excesiva de dinero y a la especulación de mercancías de Wall Street . Tal vez sea más apropiado llamarlo “la manipulación de los productos básicos”, no “la especulación”.  Como William Engdahl señaló recientemente : “La capacidad de manipular el precio de los alimentos básicos en todo el mundo a voluntad – casi con independencia de la oferta física de hoy y la demanda de granos – es muy reciente …. Hasta la crisis de granos de la mitad de la década de 1970, hubo un ‘precio mundial’ no solo para el grano, el punto de referencia  era el precio de todos los alimentos y productos alimenticios. “
Lo que alimenta la especulación de productos básicos no es sólo la evidente disminución del dólar y un vuelo a algo tangible, sino también las preocupaciones genuinas de suministros basadas en una variedad de factores que pueden causar una escasez de cultivos como el clima extremo o las enfermedades. Independientemente de la real o manipulada escasez de alimentos , los precios de estos seguirán aumentando debido a la mayor demanda y a un dólar más débil de forma incremental. Afortunadamente, hay muchas maneras de protegerse de la inflación de los alimentos y la guerra de los alimentos en general.
2.  La escasez: A través de controles de provisiones, la escasez de alimentos se ha utilizado como un arma para crear conflictos regionales, para promover las misiones de paz, y como una zanahoria de la política exterior – como indicó Kissinger en su Memorando 200 de 1974 . Los ejemplos más recientes se pueden encontrar con las negociaciones corrientes y en curso con Corea del Norte que constantemente sostienen un arma nuclear en la cabeza de Occidente a cambio de comida. Somalia, que era autosuficiente en alimentos hasta la década de 1970, se ha convertido en un “Estado fallido”, debido a la escasez de alimentos. De manera significativa, la situación en Somalia y el hambre a gran escala suelen ser causadas por el colapso económico manipulado. De hecho, muchos han señalado que la falta de alimentos es un factor fundamental de la revolución egipcia .
Debido a la consolidación empresarial de los cultivos básicos como el maíz, la soya o el trigo – y el control central de la ayuda alimentaria -  ahora es fácil de manipular la escasez de alimentos. Pero, claro, también hay eventos climáticos catastróficos que destruyen la producción en regiones enteras, como la ola de calor en Rusia el verano pasado que los llevó a restringir las exportaciones de trigo en lo que algunos denominan guerras de  alimentos. Muchos países que tenían contratos con Rusia no estaban contentos, y sus movimientos proteccionistas tuvieron efectos globales sobre el precio de los alimentos. En otras palabras, la escasez inminente de estos mismos suelen ser un problema local, pero ya que el sistema alimentario está tan interconectado, los problemas locales  afectan a la comunidad global.
3. Aditivos químicos: Los aditivos químicos, desde  pesticidas a los conservantes, sólo pueden ser vistos como un arma en la agenda de despoblación. Productos químicos inventados en laboratorios con claridad, no fueron pensados para el consumo humano. Por lo tanto, sólo puede atribuirse a un intento de envenenar lenta y deliberadamente a la población. Muchos alimentos y bebidas toxinas como el flúor, el aspartamo o el glutamato monosódico (MSG) son bien conocidas por tener efectos negativos para la salud. Otras creaciones de laboratorio como el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) también está empezando a ser muy poco saludables, con pruebas que muestran mercurio en el jarabe de maíz . Dicho sea de paso, nos atrevemos a invitarlo a encontrar  alimentos dulces que no contengan aspartamo o fructosa. Incluso la sopa de tomate Campbell sana tiene JMAF, al igual que el ketchup Heinz -, mientras que casi todos los dulces o gomas de mascar contienen aspartamo.  Se estima que el estadounidense promedio consume 12 cucharaditas de fructosa por día, mientras que la población joven consume casi el doble. “El mercurio es tóxico en todas sus formas. Teniendo en cuenta la cantidad de alta fructosa de jarabe de maíz que es consumida por los niños, podría ser una fuente adicional significativa de mercurio nunca antes considerada”, dijo el Dr. David Wallinga de la Política Agrícola y Comercial, cuyo estudio  encontró en alrededor de un tercio de los alimentos de marca  con JMAF cantidades medibles de mercurio.
Los plaguicidas se dividen en la categoría de aditivos químicos – pesticidas, especialmente GM (llamadas toxinas Bt).  Se encuentran en el torrente sanguíneo de casi todos los norteamericanos, e incluso en el 80% de sus bebés por nacer . Se presume que estas toxinas se adquieren por el consumo de maíz transgénico y  soja, y de los animales que se alimentan de ella. Un estudio reciente demostró que el producto químico encontrado en pesticidas best-sellers es el glifosato, que causa defectos de nacimiento entre otros padecimientos.  Tenemos que entender que, a pesar de todas estas toxinas, y muchas otras, han sido aprobadas para su consumo por la FDA, aunque no sean seguras. E incluso los que tienen nombres exóticos, pero aún no se ha demostrado que tengan efectos nocivos, sin duda tendrán un impacto acumulativo en la salud humana. Son tan penetrantes que parece imposible evadirlas, pero todavía hay maneras de comer como un ser humano .
4. Regulaciones: Al restringir la libertad en la alimentación, los organismos reguladores a, propósito, aumentan la dependencia al gran monopolio del cartel AG, que controla totalmente los elementos básicos de los alimentos. En pocas palabras, el que controla el maíz, el trigo, la soya y el arroz, tiene el control de todos los alimentos, ya que todo el ganado y todos los alimentos procesados ​​son dependientes de las fuentes de estos mismos.  En Estados Unidos, y en aumento en todo el mundo, este cartel ubica a sus compinches en las agencias reguladoras como la USDA para eliminar a su competencia a través de una regulación excesiva. Además, esta restricción de la libertad alimentaria está sucediendo en concierto en todo el mundo, precisamente porque se trata de una iniciativa globalista de arriba hacia abajo impulsada por los organismos internacionales de regulación, tales como la Organización Mundial del Comercio y las Naciones Unidas. Se trata de una agenda compleja, interconectada, que tiene en cuenta todo lo que provenga desde la seguridad de la salud a los derechos de uso de la tierra con el fin de obligar a los productores independientes de alimentos a adaptarse de tal manera que sólo se beneficie una estructura corporativa global. Las agencias reguladoras son una de las principales armas desplegadas contra la vida independiente.
5.  Modificación genética: Hay muchas razones para evitar el consumo de alimentos modificados genéticamente, desde preocupaciones de salud a apoyar a un cartel de alimentos fundamentalmente malo. Los alimentos genéticamente modificados son el camino a los monopolios sobre la vida humana, a través de tecnología patentada y la destrucción del medio ambiente por productos químicos pesados, prácticas de ​​monocultivos. Los organismos genéticamente modificados son tan omnipresentes en los Estados Unidos que se estima que el 70% de la dieta del estadounidense promedio los contiene.  Muchos países europeos, y en otras regiones, han rechazado los transgénicos. Hungría recientemente destruyó cultivos ilegales de maíz transgénico y los planes de distribución de semillas, que es un delito grave.  Sin embargo, debido a la presión político/empresarial, los países más resistentes se ven obligados a adoptarlas. Todo esto a pesar de que la infección por el medio ambiente y la contaminación son los efectos comprobados de plantas transgénicas. Mientras tanto, el control se ejecuta bajo las leyes de complicadas patentes, donde la propia mutación representa la originalidad y el control sobre el organismo natural que imita.
6. El clima: El tiempo, sin dudas, afecta el acceso a alimentos y el costo de estos mismos . Un vistazo a los mapas de todo el mundo revela que las áreas de producción de alimentos están siendo especialmente afectadas, y estamos viendo como los precios aumentan en consecuencia. Estos eventos naturales pueden ser explotados tanto por los especuladores como por los gobiernos.  Sin embargo, con la introducción de la modificación del clima, con inversiones de personas como Bill Gates y esto abiertamente promovido por los Thin Tanks de elite globalista , se han planteado preocupaciones sobre la posibilidad de que los gobiernos podrían usar el clima como un arma deliberada para crear guerras por alimentos. Las acusaciones han sido ya niveladas  cargando exactamente eso. Si bien algunos podrían descartar las diversas posibilidades de “manipulación del tiempo” con fines perversos como conspiración,  es mucho más difícil ignorar el documento de 1996 presentado a la Fuerza Aérea titulado Poseyendo el Clima en 2025 (PDF) , la cual establece como un título en la Página 10: La aplicación de modificación del clima a las operaciones militares. Una sección de los estados clave que controlan el clima puede ser virtual, así como literal:
Habilidades ofensivas podrían proporcionar opciones de suplantación para crear un clima virtual en los sensores del enemigo y en sus sistemas de información, por lo que es más probable que puedan tomar decisiones que producen resultados de nuestra elección en lugar de las de ellos. También permitiría  tener la capacidad de enmascarar o disfrazar nuestras actividades de modificación del clima.
[...]
También es clave para la viabilidad de tal sistema la capacidad de modelar el sistema no lineal extremadamente complejo de clima global de manera que puedan predecir con exactitud el resultado de los cambios en las variables que influyen.
[...]
Posiblemente, con el tiempo suficiente de aplomo y las condiciones adecuadas, usted puede obtener un clima “hecho a  medida”.
Esto sin duda sería el juego final y definitivo para cualquiera que desee utilizar los alimentos como arma de control y  ganancias. Esta posibilidad no debe ser descartada fácilmente, sino que debe garantizar una abierta investigación y búsqueda.
Como podemos ver, el control de los alimentos es de espectro completo, con guerras que se declara al individuo, los estados y las naciones soberanas a la vez. Los controladores de alimentos utilizan  la salud, la política y la economía para integrar su agenda. Sólo las soluciones de amplio espectro puede ser utilizadas como protección. Hay mucha esperanza que se ofrecen a través de mercados alternativos, sistemas de trueque, y cooperativas locales . Le damos la bienvenida a tus pensamientos en la sección de comentarios acerca de otras ideas creativas que podemos implementar para preservar nuestra independencia.
“La verdadera libertad individual no puede existir sin seguridad e independencia económica. Las personas que tienen hambre y están sin trabajo son el material del que están hechas las dictaduras.” – Franklin Roosevelt - Franklin Roosevelt

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