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viernes, 8 de octubre de 2010

“Lo primero que hizo el Che cuando llegó a Cuba fue organizar el retorno a su patria”

Escrito por Yamila Blanco y Leandro Albani   
Foto: Pombo en Feria del Libro de La Habana 2010 (Yamila Blanco)

Pombo vivió junto al Che todas las luchas y misiones que encabezó el guerrillero argentino-cubano hasta las horas finales en Bolivia
Resumen Latinoamericano (Especial desde Caracas) - Hombre de confianza de Ernesto Guevara, Harry Villegas Tamayo, conocido como Pombo, se cruzó al guerrillero argentino-cubano a los catorce años en los inicios del Ejército Rebelde que luchaba contra el dictador Fulgencio Batista.   
Nacido en el oriente cubano, Pombo compartió días y noches con el Che desde Sierra Maestra hasta la victoria el 1 de enero de 1959, pasando por el Ministerio de Industrias, las guerras de liberación en el Congo y el desenlace en Bolivia, donde Guevara fue asesinado por el Ejército y agentes de la Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
Pombo desempeñó varios cargos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, incluyendo en Ciego de Ávila la “Operación Mambí”. Ejerció la jefatura de la Brigada de la Frontera por más de siete años y fue jefe de la sección política del Ejército Occidental. Actualmente es el Secretario Ejecutivo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y tiene entre sus distinciones la Estrella de Héroe de la República.
“El Che me enseñó en gran medida todo lo que conozco de la vida, empezando por aprender a leer y a escribir”, relata en Caracas a Resumen Latinoamericano. Las últimas horas con Guevara, su escape de Bolivia, el paso del Che por el ministerio de Industrias y las enseñanzas del argentino-cubano son algunos de los recuerdos de Pombo.
 
El Che tenía plena confianza en Bolivia
Conociendo al Che, y con la convicción que tenía plena conciencia a lo que se arriesgaba y lo difícil y compleja que era la lucha en el continente, creo que se enfrentó a estos últimos momentos con pleno optimismo y con confianza en la victoria. Por lo menos fue lo que nos manifestó cuando organizó el último combate. Cuando uno organiza un combate normalmente el militar tiene que tener la capacidad de imaginarse su desarrollo. La imaginación de él generó dos alternativas. Que pudiéramos salir todos juntos, porque estábamos cercados y él lo sabia. La otra era que saliéramos dispersos. Si salíamos dispersos organizó la forma de reagruparnos, es decir que concebía que pudiéramos salir de allí. Entonces dijo que si salimos dispersos el primer punto de contacto era una altura donde habíamos hecho una comida tres días antes. El segundo punto, si transcurrían tres días, era una bomba de agua que hicimos en un campamento anterior. El tercer punto de contacto era en un lugar donde también hicimos campamento y que llamábamos El Naranjal. Ese era el orden que él había dispuesto para el reencuentro. Esto te dice que tenía confianza en seguir combatiendo, tenía confianza en la victoria. Un enfrentamiento es realmente una lucha entre dos fuerzas y ambas pretenden lo mismo, derrotar a su enemigo. Tuvieron más suerte y nos golpearon. Pero lo mismo que salimos el grupo dirigido por mí, éramos seis más algunos enfermos, podríamos seguir luchando. Por lo que el entusiasmo del Che no era ilusorio sino que estaba basado en las condiciones. Pero después vienen otros elementos que son los humanos, que es lo que caracteriza al revolucionario, que es extraordinariamente humano. Dice Fidel que el revolucionario que no tiene ese sentimiento no puede ser revolucionario, que lo más importante que hay en el revolucionario es la sensibilidad humana, su preocupación por el prójimo, por querer crear una sociedad mejor y más justa. Con el Che fuimos fundamentalmente por fidelidad, porque casi todos habíamos combatido con él anteriormente, yo desde la Sierra Maestra. Había un vínculo humano, de sentimiento, de cariño, de fidelidad y de lealtad muy profundo. Por lo tanto él también lo tenía con nosotros, por eso era muy difícil dejar a los enfermos. Y ahí se define gran parte de todo el desenlace.
El Che, ¿un aventurero?
El Che dio respuesta a esas críticas. Hay alguien que le preguntó una vez si era un aventurero y dijo sí, de los que exponen el pellejo y se exponen al riesgo. A un revolucionario, a una persona fiel como el Che, como Fidel, como Bolívar es muy difícil que le diga a la gente lo que dicen los reyes: “ve y combate”. Nosotros normalmente decimos: “vamos, acompáñanos y vamos al frente”. Eso lo ves en Fidel en todas sus acciones, por eso la gente lo sigue. Una persona es un líder popular que conduce a su gente porque lo determina el ejemplo personal, la autoridad que él va a tener en todos los campos para poder dirigir y conducir a un pueblo. Por eso al Che le era tan difícil decir hagan el internacionalismo y querer hacerlo desde una oficina. Lo primero que hizo el Che cuando llegó a Cuba fue tratar de organizar el retorno a su patria, que es toda la operación de Massetti en Salta, que no dio resultado pero su idea era ir allí. Por eso Massetti era el Comandante Segundo, porque el Che era el primero. Está dentro de la concepción del revolucionario el ejemplo personal y el ejemplo personal no es decirte ve sino vamos. Y no se conformaba con haber ayudado a liberar a Cuba, sino que su idea continental le nació de Bolívar, el primero de los latinoamericanos que pensó en la creación de la patria grande. Eso da respuesta a lo injusta que pueda ser a veces la gente de decir que por cumplir su deber como revolucionario cometió un error.
De comunista a economista
Hay una anécdota que dice que el Che va al ministerio de Industria por casualidad, porque Fidel pregunta si había algún economista y el Che levantó la mano. Fidel le dice: “Che, ¿tú eres economista?”. Y el Che le responde: “No, lo que soy es comunista”. En el diario del Che, dice que la lucha revolucionaria le daba la posibilidad de graduarse revolucionario u hombre. Todavía no se concebía como un revolucionario formado, sino que estaba realmente en la fase de autoeducarse para llegar a ser revolucionario. Partiendo de que el Che es un autodidacta en la economía y como siempre hay en él un gran espíritu de superación. Cuando llegó al ministerio lo primero que hizo fue buscar un profesor que le enseñara matemática superior. Tenía una plena confianza de la importancia de la matemática. Puedo decir, porque estuve un tiempo con él administrando, que era un hombre con un cerebro muy organizado y se puede decir que en Cuba sistematizó la dirección de la industria. Muchas cosas las cogió de los americanos, la concepción de las empresas consolidadas, la dirección centralizada y cómo a través del desarrollo de las vías de información se podía tener un control estricto y tomar decisiones oportunas en una coyuntura. El Che sistematizó eso y fue muy eficiente en toda la cuestión de la industria. Hay cosas en el desarrollo de la industria nuestra que las imponen las condiciones, nosotros empezamos a desarrollarnos después que los norteamericanos nos habían quitado todo. Entonces los rusos nos dieron el nivel de desarrollo tecnológico, que en aquellos momentos no era el más avanzado. Con eso tuvo que luchar el Che, además con la falta de cuadros. Un ejemplo es que tuve que convertirme en especialista en cerámica y dirigir una empresa, después de construirla y ser su inversionista. Hasta que un día choqué con las exigencias del Che. Cogí un presupuesto que tenía para unas naves y lo invertí en un horno rotativo, porque me quedé sin materia prima, entonces el Che me dijo: “si no te da el invento, estás preso”.  “¿Por qué?”, le pregunté. Y me explicó: “Porque has cometido un delito que es malversación técnica. Cogiste dinero del presupuesto de un epígrafe y lo invertiste en otro. Eso se llama malversación técnica y en Cuba tiene una sanción”. El Che tenía el concepto de que nada debía quedar impune, porque no había nada que hiciera más daño al proceso revolucionario que la impunidad. El que cometía un error, tenía que pagar ese error. Lo otro era la justicia. El Che fue muy útil y fue un hombre muy capaz, eso se puede ver en lo que escribió en Bolivia.
 

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