El 17 de octubre según Scalabrini Ortiz:
“Un pujante palpitar sacudía las entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en las densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio. Era el subsuelo de la patria sublevada. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción de un terremoto. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo tenso (…). Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación”
El 17 de octubre según un historiador estadounidense:
“La ciudad, definida como el conjunto de antiguos y arraigados centros residenciales y administrativos donde residía el poder político y donde, por extensión tenían lugar las actividades relevantes en el plano cultural, era el territorio respetado. Más allá se extendía la periferia, los suburbios, la no ciudad, lo desconocido, más aún, lo que no valía la pena conocer. Y toda la prensa destacaba que las muchedumbres que marcharon sobre la ciudad procedían de la periferia. En La Plata el contraste era más pronunciado todavía. La ciudad en sí era casi exclusivamente un centro administrativo, educativo y cultural. Berisso y Ensenada no podrían haber presentado mayor contraste. Aunque técnicamente formaban parte de la ciudad de La Plata, desde el punto de vista social y cultural integraban un mundo distinto. Berisso estaba dominado por dos frigoríficos cuyo hedor se esparcía por todo el poblado, muchas de sus casas eran de chapa corrugada, de colores brillantes, y daban albergue a más de una familia. Desde luego, la diferencia no era meramente geográfica. La ciudad propiamente dicha, en especial su zona céntrica, era el territorio de quienes contaban con algún status político, social y cultural. También en este aspecto los acontecimientos del 17 de octubre de 1945 violaron las convenciones vigentes: los suburbios invadieron el centro”.
Daniel James “El 17 y18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masa y la clase obrera argentina”. En: Desarrollo económico Nº 107, Buenos Aires, 1987
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