Lo
mismo que un conjunto infinito de puntos crean una línea, la vida es una consecución de momentos…
Cuánto
dura un momento? Segundos, días, años
tal vez? Quién se atrevería a darle una
medida?
A
veces creo que soy una especie de “insatisfacción crónica que camina”. No me permito disfrutar el momento sin más,
salvo raras excepciones y sé, que hago “M”al, me equivoco.
Entonces
me sucede que si un momento está comprendido por un abrazo quiero otro, no me
alcanza, no me conformo con el momento, por más cariñoso u afectuoso que pueda
ser, voy a querer otro.
Si
esa persona que elegí para la vida me ofrece la posibilidad de más días antes
de marcar el final, también. Me enojo,
hago berrinches, insulto, reclamo más y no puedo quedarme con esos momentos
mágicos, tiernos y cálidos. Quiero más…
Ahora
bien, dejemos de lado mi condición “psicológica”. Así se dice no!?
Volvamos
a los momentos, a este momento en que disfruto como nunca esto de escribir sin
más. Como vengo sosteniendo (I de Iris),
es probable que en ese momento que aun no es.
El día que se cristalice ese momento en que habré concluido este
almanaque abecedario. Publicado mi
último post del día “Z” seguro ese día será el momento de repasar todos estos momentos
que se escribieron a diario.
Casualmente
hoy, es día martes, según el calendario gregoriano. Más aun, no es un martes común, sino que es
un martes que se escribe “M”, de día “M” para mí y como si fuera poco es “martes
13”. Día en que los cabuleros advierten
de los peligros de casarse o embarcarse.
Dentro
de los momentos memorables que hacen mi vida, está aquel martes 13 en que
presentaba mi investigación sobre las Milicias Urbanas en las Invasiones
Inglesas de 1806-1807 y con su defensa, concluía mi carrera, me graduaba como
profesor de historia. Inolvidable
momento también, cuando le anuncié a mi profesora que rendiría ese día y ella,
cabulera o algo por estilo, me advertía del ingrato número y día. Pero como digo, el trece como el martes trece,
no me ha dado malos momentos sino todo lo contrario.
Memorable,
con “M” fue el día que emprendí mi primer viaje como “M”ochilero. Uf, ya casi son veinte años!!! Un “M”ontón de años, un montón de momentos se
han sucedido desde entonces. No tantos
como las veces que salí a rumbear por ahí cargando mi “M”ochila. Pero que importa. Aun me sigo “M”oviendo y tengo el deseo de
conocer cuanto pueda del “M”undo.
Podría
seguir enumerando momentos. De los
buenos, de los malos, de los agrios, de los dulces, de los cálidos, de los
intensos, de los tristes y la lista de calificativos seguiría pero, a diferencia de una línea, los momentos no
son infinitos, pero son tantos que se tornaría imposible poder contarlos…
Te querés sumar a este
juego, a este desafío (Días de Abecedario- invitación de Camino Mundos) de escribir tantos días como letras tiene el
alfabeto, o, tal vez preferís escribir una vez al mes porque no tenés tiempo
por ejemplo, entonces te podes sumar al Veo Veo.
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