Si
algo me hubiera gustado ser si hubiera nacido cientos de años atrás, hubiera
sido un juglar. Ni caballero, señor
feudal o ladrón de Robin Hood, juglar. Para recorrer esos bosques enormes que supo
tener Europa, recoger historias en cada aldea o pueblo que me fuera encontrando. Estar rodeado de niños, porque no de adultos,
y contarles historias de caballeros, dragones y princesas.
Escribo
y me pregunto si es por eso que soy profesor de historia. Si bien no ando de pueblo en pueblo contando
historias, de algún modo lo hago. Los
niños son adolescentes que no siempre quieren contar con mi presencia ni les
importa cuanto tenga para contarles.
Pero es verdad que muchas veces, nos salimos de lo estrictamente
pedagógico e iniciamos un viaje y yo, me transformo en un juglar y aunque aun
no conozco Egipto, ni Europa más que por libros y los muchos blogs de viajeros
que leo a diario, recorremos esos caminos y podría asegurarles que hemos estado
allí, aunque mal no sea por esos minutos que puede durar la atención de mis
estudiantes cuando ellos también se permiten jugar…
Te querés sumar a este
juego, a este desafío (Días de Abecedario- invitación de Camino Mundos) de escribir tantos días como letras tiene el
alfabeto, o, tal vez preferís escribir una vez al mes porque no tenés tiempo
por ejemplo, entonces te podes sumar al Veo Veo.
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