"Hasta ahora, los filósofos han tratado de comprender el mundo; de lo que se trata sin embargo, es de cambiarlo" Karl Marx

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sábado, 10 de diciembre de 2011

La huelga de 21’ y el discurso de Cristina

En su discurso de asunción, la presidenta dio a conocer su significación personal con respecto al derecho a huelga. Para cortejar su menosprecio y apatía por ese derecho, responsabilizó a los trabajadores estatales y petroleros de la millonaria perdida monetaria que sufrió la provincia y las empresas durante las protestas y medidas de fuerza llevadas a cabo a mediados de este año, sin tener en cuenta, por supuesto, las razones por las cual se inició el conflicto, y la incapacidad escandalosa de sus funcionarios para resolverlo.
“Alguien me dijo que parece ser que en la Constitución peronista de Sampay no estaba el derecho de huelga”. ¿Prerrogativa, entonces, que la clase trabajadora debería agradecerle? En absoluto. El derecho a huelga existe en la medida en que se le permita al trabajador realizar su reclamo sin que esto signifique una consecuencia arbitraría por parte de la patronal. Hay cientos de ejemplos durante estos ocho años que demuestran que ese derecho, tan balbuceado por la presidenta, no existe. Despidos, persecución y represión; conceptos que la mandataria desconoce, interesantemente con el ejercicio permanente de ellos.
Sólo horas antes, a miles de kilómetros del protocolo y la falta de verdad, se rendía homenaje a aquellos trabajadores fusilados durante las huelgas del 1921; humildes peones rurales que comprendieron que el derecho a las reivindicaciones no es un cuestión enmarcada en la teoría impresa ni en la farsante legalidad, ni abalada por una autoridad máxima, sino que es un fundamento natural y abstracto que surge universalmente en todo ser humano con el afán de construir su libertad.
Osvaldo Bayer, estudioso e imprescindible descubridor de nuestra más importante historia,  una vez más, rechaza escribir una crónica interesada, clientelista y demagoga acerca de un acto reeleccionario con vivaces ornamentaciones menemistas. A pesar de su ancianidad y sus pasos lentos, elige la incomodidad de un lardo viaje al sur, para ser parte de un acto repleto de auténtica dignidad y justicia social, donde, por sus razones y espíritu, el derecho a huelga jamás se pondrá en tela de juicio

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