"Hasta ahora, los filósofos han tratado de comprender el mundo; de lo que se trata sin embargo, es de cambiarlo" Karl Marx

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martes, 28 de septiembre de 2010

COMECHINGONES

pintura rupestre
     Los Comechingones son uno de los tantos pueblos originarios, hoy desaparecidos, de nuestra América.
     Este pueblo que habitaba el cordón serrano que comparten las provincias de Córdoba y San Luis, se destacaba por su belicosidad.  Según las crónicas de los españoles aquellos utilizaban la palabra “comechingón” como un grito de guerra que incitaba a matar. 
     Eficaces con el arco y capaces de incendiar los refugios de sus enemigos, sumado a esto que cuando iban a guerrear lo hacían con la mitad del rostro pintado de negro y la otra mitad de rojo, los volvía absolutamente temibles.  Sin embargo, no fueron un pueblo conquistador y no avanzaron mucho más allá de las sierras.
     Para subsistir se valían de la agricultura, la recolección de frutos, la ganadería y la caza.  Vivían en chozas semisubterráneas, construidas sobre pozos al ras del suelo, con pequeñas entradas (aun subsisten algunas). Esta forma de vivienda permitía mantener el calor en su interior y servía como protección del viento y la lluvia.  En torno a estas casas se constituían las diferentes poblaciones, de las que se destacaban como centros más poblados: Quilino y Ongamira en el Departamento Ischilín, el valle de Punilla, el valle de Calamuchita, el valle de Río Cuarto y el valle de Río Primero, donde se fundó la ciudad de Córdoba en 1573.  Todas independientes entre si y regidas por caciques.
     El de los Comechingones es uno de los pueblos aborígenes de mayor riqueza pictográfica de la Argentina. Dejaron grabados y dibujos en el interior de infinidad de grutas y cavernas. Se cuentan más de 1000 obras de arte rupestre de los Comechingones. Se pueden encontrar algunas de ellas diseminadas en los más escondidos lugares de las sierras de Viarava y Charava, en Inti-Huasi o Casa del Sol y en la denominadas Casa de Piedra en el departamento de Tulumba; en los cerros Veladero y Bola y en La Máscara, en el norteño departamento de Sobremonte; en el cerro de La Quebrada y en el famoso cerro Colorado, ambos ubicados en el departamento de Río Seco; en el cerro San José, departamento de San Alberto, Guasampa; en las Playas, Ampisa, Piedra Pintada y Quebrada de Casas Viejas, jurisdicción del departamento de Minas. Cerca de la ciudad de Dolores, en el departamento de San Javier se conservan las famosas Piedras Pintadas. En Agua de la Pilona, en las proximidades de la ciudad de Cruz del Eje y a orillas del arroyo de Luapampa, en las cercanías de Pichanas, hay piedras pintadas y arte rupestre. También hay pictografías de alto valor en la localidad de Achiras, en el departamento de Río Cuarto.
     Contrariamente a lo que se cree habitualmente, este pueblo no practicaba el arte rupestre, como le llamamos hoy,  con fines decorativos sino que los impulsaban a dicha acción sus creencias mágico-religiosas.  Adoraban al Dios Sol, padre de toda forma de vida en la religión solar de los comechingones.

pintura rupestre
Los españoles y la conquista

     Su llegada pronto se cristalizó con la fundación de Córdoba en 1573.  Dando lugar a una progresiva hispanización de los comechingones en las diferentes encomiendas a cargo de misioneros (curas), a los que poco les importó estudiar su lengua y en cambio intentaron imponerle el quichua.  Este experimento, según documentos de los siglos XVI y XVII, no prosperó y  provocó la pérdida del idioma propio y posterior desaparición de este pueblo en la masa mestizada de la antigua Gobernación del Tucumán.
     De los dos grupos lingüísticos: el del norte, que hablaba la lengua benia, y el del Sur, o camiares, a penas si sobreviven algunas pocos gentilicios que no son más que apellidos o parcialidades: auletas, sauletas, michilingues, pascos, chimes, nogolmas, nondolmas, pansolmas, etc.  Algunos vestigios toponímicos de esas parcialidades quedaron como Camicosquin, Olahen, Tohaen, en el valle de la Punilla.
     Por los datos obtenidos por los investigadores se cree muy difícil poder reconstruir su idioma.
     De todos modos ellos no han desaparecido.  Están sus manifestaciones esparcidas por todas las sierras.
     De nosotros depende no olvidarlos y en cada viaje de vacaciones cuidar y respetar el patrimonio que nos han legado…

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