Durante muchos años se celebró como el “Día de la Raza” el aniversario de la llamada conquista española, producto de la visión euro-céntrica que primó tradicionalmente en Latinoamérica. Desde el año pasado, un decreto presidencial que ordena los días feriados y no laborables en Argentina, denominó por primera vez al feriado del 12 de octubre bajo el apelativo “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. Este giro discursivo, ¿repercute en los territorios?
¿Estamos como cuando llegamos? “Lo único que interesó a los españoles fue el oro y la plata. Los habitantes originarios fueron expulsados a trabajar en las minas”, sentencia Antonio Brailovsky en su conocido libro “Memoria Verde”. Hoy, a más de 500 años de aquellos sucesos, la actividad minera transnacional sigue haciendo estragos en el ambiente para llevarse las ganancias en un barco. Y el modelo agropecuario nacional, con la soja a la cabeza, sigue expulsando de sus tierras a campesinos y pueblos originarios.
“En defensa de los cometidos insaciables de una empresa se puede liquidar el medio ambiente, y se pueden liquidar pueblos enteros y comunidades indígenas y criollas campesinas que parecen haber sido reducidas a lo último de la sociedad”, pronunció el tribunal del Juicio Ético y Popular a lasTransnacionales en la región NOA el pasado 25 de septiembre.
Sin embargo, no sólo las empresas son responsables del avasallamiento de los pueblos originarios, sino también, en algunos casos, las propias gobernaciones provinciales.
Los qom como caso testigo. 21 días después de que se firmara el Decreto Nº1584/10, estableciendo por primera vez la conmemoración del “Día del Respeto a la Diversidad Cultural", la comunidad qom de Formosa fue noticia. El gobernador Gildo Insfrán mandó a reprimir el corte de ruta que se realizaba en reclamo por la devolución de tierras que habían sido usurpadas para instalar una sede la Universidad Nacional de Formosa.
Detuvieron a 35 personas y Roberto López fue asesinado. "Creíamos que cortar la ruta iba a ser la solución. Estuvimos 4 meses ahí en el corte. Y ahí murió mi papá”, contó Roberto López (hijo) a ComAmbiental. “El gobernador mandó la policía y ahí lo mataron. Dio su vida para salvar nuestra tierra".
Luego de lo sucedido, la Presidenta Cristina Fernández, conversó vía teleconferencia con el gobernador Insfrán, durante la presentación de obras energéticas, sin mencionar la represión y el crimen cometido por la gendarmería en la Ruta Nacional 86.
Una falta de respeto Tras la fatídica jornada del 23 de noviembre, representantes de la comunidad qom La Primavera se trasladaron a la Ciudad de Buenos Aires y se instalaron en un acampe en la Av. 9 de julio y Av. de Mayo, solicitando una audiencia con la Primera Mandataria para solucionar el conflicto territorial.
Transcurrieron 5 meses entre promesas de reuniones incumplidas y huelgas de hambre, hasta que finalmente, el líder de la comunidad, Félix Díaz, fuera recibido por el Ministro del Interior, Florencio Randazzo, en la Casa Rosada. Se iniciaron entonces una serie de negociaciones en vistas a resolver el conflicto, que contaron con la presencia de garantes como Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
A partir de allí, se consiguió la inscripción de la comunidad La Primavera en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI), lo que debería facilitar el marco legal del reclamo por las tierras. Pero todavía sigue sin resolverse el acceso al agua y la atención médica, y la entrega de los DNI, luego de haberlos perdido durante los incendios de viviendas cometidos a fines del año pasado.
Criminalización de la protesta Hace pocos días, el Tribunal de la Segunda Circunscripción de Clorinda citó a declarar a Félix Díaz, como acusado de incitación al delito. “Pronto lo citarán por la nueva causa que activaron –manifestaron voceros de la comunidad a través de su blog-. En esa lo acusan de abuso sexual a una oficial policía, de robo de armas, de desacato a la autoridad”.
Además, la comunidad denunció una nueva intimidación cometida contra Tino Díaz, sobrino de Félix, a quien le incendiaron la casa y sus pertenencias el pasado 30 de septiembre. El oficial de policía Orlando Roberto Paredes, que se encontraba detenido por la muerte de Roberto López, fue liberado por falta de mérito. El juez que entiende en la causa, Santos Gabriel Garzón, adujo que según las pruebas que pudo relevar, Paredes disparó en defensa propia.
Sin embargo, Esther Díaz, hermana del Carache Félix Díaz, contó a ComAmbiental otra versión de los hechos: "Vino la policía. Golpeó a la gente, a mujeres. Llevaron presos a ancianos y hasta a los chicos. Nos golpeó con caballos. Los policías nos cercaron con caballos. Después quemaron las casas. Quemaron documentos, quemaron las bicicletas, colchones, y mataron al papá López”.
Los voceros de la comunidad reflexionan desde su blog: “Y pensar que los Celia le dispararon para matarlo frente al comisario Caje de Laguna Blanca y sus oficiales. ¿Qué chances hay de que se llegue a la verdad?”.
Hoy se celebra el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. ¿Pasaremos del dicho al hecho?
Frente a la soja, el petróleo y la minería, "el derecho indígena se cae".
Reproducimos aquí párrafos que condensan la mirada de la doctora en Antropología Diana Lenton, integrante de la Red de Investigaciones en Genocidio, en una reciente entrevista realizada por Darío Aranda para Página/12.
Los pueblos originarios son víctimas de un genocidio que aún no terminó. Por eso como Red hablamos de que en la Argentina existe un proceso genocida de los pueblos indígenas porque no le podemos encontrar la fecha de finalización. No sólo el Estado se construye sobre un genocidio sino que también nuestro marco de pensamiento se construye sobre el genocidio, de tal manera que no hemos salido aún de él. El genocidio realizado por el nazismo tiene fecha de finalización. El fin de la guerra, el suicidio de Hitler, los tribunales de Nuremberg. El genocidio de la dictadura tuvo una Conadep, juicios. El genocidio indígena no tiene fecha de finalización y no hay juicios.
Si bien hay una apertura muy importante para la inclusión de los derechos específicos de los pueblos indígenas dentro de los derechos humanos, la actitud del Estado hoy en día no es la misma que se tenía hace diez años, hay un cambio positivo. Pero cuando esos derechos reconocidos de los pueblos originarios confrontan contra intereses económicos, ya sea del Estado o de particulares, siempre se atenta contra los pueblos originarios. El Estado sustenta buena parte de su modelo en actividades como la soja, el petróleo y la minería, entonces el derecho indígena se cae. El mismo Estado que habilita a los pueblos originarios a hacer determinados reclamos por otro lado los hace callar con la violencia que sea necesaria cuando está en juego una actividad económica que el Gobierno impulsa. [...]
El problema de este concepto de desarrollo o progreso, hoy encarnada en la política económica extractiva, es que se les da una entidad más importante que la vida y la dignidad humanas. El desarrollo es importante, pero, ¿es tan importante como para avalar que el avance petrolero, minero y sojero ocasione contaminación y muerte? Y, no es casual, siempre ese “progreso” es a costa del “otro”, nunca es a costa del grupo de pertenencia dominante. [...]
[Los pueblos originarios] hoy han ganado visibilidad como nunca antes y tiene directa relación con la organización y los conflictos que enfrentan en los territorios. Por eso siento mucho respeto por los dirigentes e intelectuales indígenas, sé que hay diferencias como en cualquier espectro político, pero tengo un gran respeto porque tienen que tener mucha decisión y coraje, ya que están haciendo un trabajo de concientización, de educación política a todo el resto de la sociedad. Ser dirigente indígena sigue siendo profesión de riesgo, sobre todo en algunos provincias, porque es muy probable que vayas preso o te maten por defender el territorio. Nunca hay que olvidar que son pueblos que sufrieron un genocidio, pero se mantienen vivos.
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