"Hasta ahora, los filósofos han tratado de comprender el mundo; de lo que se trata sin embargo, es de cambiarlo" Karl Marx

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lunes, 13 de julio de 2015

Rumbeando por Ahí Vamos de viaje!?

Hace ya más de dos años y medio que escribo en "Rumbeando por Ahí"

rumbeando por Ahí
Con la intención de darle rienda suelta a los sueños volví a viajar.  A hacer tantos viajes como me fuera posible.  Esos viajes me llevaron por diferentes rincones de Argentina y Bolivia y hoy, tiempo después de haber vuelto a las rutas como mochilero me preparo para ir más allá, viajar por más tiempo y con muy bajo presupuesto...

Lxs quiero invitar a seguirme, a sumarse al blog y compartir conmigo las experiencias que me depare el camino!!!! 

miércoles, 16 de abril de 2014

Productos de mercado (Bolivia)

Mercado de Potosí 
Antes de visitar Bolivia por primera vez había leído y escuchado diferentes apreciaciones a cerca de sus mercados.  Pero hay cosas que te las pueden describir con lujo de detalle pero si no se las conoce personalmente no alcanza, toda descripción resulta insuficiente.
De lo que he conocido como un mercado, a lo que en mi ciudad podríamos denominar como tal, aunque más usualmente llamado almacén, estos inmensos espacios comerciales o “súper mercados del subdesarrollo”, otra acepción posible para estos lugares, en nada se parece a cuanto había conocido antes.

Bolivia es un libro de historia, de antropología, sociología y más, todo en un mismo país.  Desde sus calles, su gente, su cultura; quien esté habido por aprender solo basta con observar cuanto sucede alrededor de uno. 

Los mercados no se parecen, cada uno diera la impresión que responde a la localidad que los cobija, pero en todos hay un factor común, la variedad de productos que uno puede conseguir en ellos.

Terminá de leer esta entrada haciendo click AQUÍ!!! 

sábado, 27 de abril de 2013

Casa Museo Federico, en Iruya, Salta, Argentina


No podía ser de otro modo.  Iruya, tan particular como bella no podría escapar al linaje de “familias ilustres” como se suele decir de aquellas que han hecho grandes aportes a la construcción del lugar.
En el camino al encuentro del mítico pueblo salteño un cartel me anunciaba la existencia de un tal Federico, al que no le presté mayor atención entre tanta montaña, cerro y abras.
Ya me había instalado en el pueblo (vuelvo a recomendar el “Hospedaje Wichikú”), cuando salí a reconocer sus empinadas calles y una señora me entregó un volante publicitando “El Museo” que se encuentra frente a la plaza la Tablada.  El papelito que atesora mi diario de viaje me decía que allí podría encontrar todo tipo de alimentos, bebidas frías, buena onda (qué no es poco) y además invitaba a llevar la guitarra.  Qué más se puede pedir de un lugar!!!

Como decía, el volante hablaba del “Museo” pero no supe que realmente se trataba de un museo de verdad hasta que por casualidad una de las calles me entregó a la plaza la Tablada.

Frente a la plaza una casona, de corte antiguo, la Casa Museo Federico. 
La familia Federico convive con el pueblo desde 1650 conformando uno con el pueblo.

Revisemos el origen de los museos y la relación con la casa museo iruyense.
Como sabemos el museo es el templo que las musas visitaban y además recordemos que éstas son las diosas de la memoria; o sea que éstos espacios son el lugar por excelencia donde se preservarla, donde a través de diferentes objetos y documentos se conserva el testimonio de un tiempo no siempre lejano que ya pasó.

Atendido por sus propios dueños y acompañados por ese entonces por otra viajera (Noelia), que trabajaba allí por aquellos primeros días del 2013 no me podía ir de Iruya sin volver y sentarme en una de sus mesas.
Por casualidad lo mío fue ir a desayunar (excelente), pan casero con manteca y mermelada, acompañado con yogurt y cereales que podía repetir cuantas veces deseara.

Casa histórica

La casa-museo fue declarada “Patrimonio Arquitectónico de la Provincia de Salta”, gesto y/o actitud que habla muy bien de la provincia y si la tiene, su política conservacionista.

La casa-museo, dividida en cuatro habitaciones que se estiran una al lado de la otra y ¡CUIDADO!, sus puertas son muy bajitas y es común que nuestra cabezas den un fuerte golpe con la parte superior del marco.
En las diferentes habitaciones uno puede encontrarse una innumerable colección de fotografías de todo tiempo, una importante colección de llaves, que datan la más antigua de 1750, de las dependencias de ese lugar y otros de la familia (lo que nos da una magnitud del poderío económico de la Familia Federico); también uno se encontrará con una variada cantidad de objetos como muñecas, máquinas de coser, tocadiscos y demás antigüedades que sobrevivieron al paso del tiempo y fueron de uso familiar.

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miércoles, 27 de febrero de 2013

La primera vez


La primera vez siempre es extraña…
Muchas veces me habían hablado de cómo era pero no me lo podía imaginar.  Me decían que dormirías con desconocidos y habría buena onda, que me gustaría pero no sé, uno pensaba tradicionalmente y eso de estar con desconocidos en un mismo dormitorio se me hacía raro.  Por suerte la primera vez fue con un amigo en Humahuaca, así que no fue tan duro.
Al día de hoy ya he tenido múltiples y variadas experiencias y debo confesar que me han gustado mucho y así fue que debuté en el mundillo de los hostel.

Se dice que el primer hostel lo creó Richar Schirrmann en Altena, Alemania, en el año 1912 y era exclusivo para jóvenes.
Se supone que son los jóvenes los que rumbean por ellos, pero en mi mínima experiencia he encontrado un sin número de “adultos” como yo, aunque es verdad que la mayoría ronda entre los 20 y 30 años.

Los y las invito a seguir experimentado conmigo haciendo CLICK AQUÍ!!!

martes, 26 de febrero de 2013

El primer paso en Bolivia


Bolivia es bella.  Así lo he ido viviendo, percibiendo desde aquel ocho de enero en que temprano en la mañana cruce un puente, un insulso puente como cualquier otro, pero este es el que dice que de un lado está La Quiaca, Argentina y un par de pasos más allá se encuentra Villazón y tras esa puerta toda Bolivia.
Recuerdo que estando parado allí, a metros de pasar al país vecino me recordé cada una de las ideas que uno se hace de una frontera.  No era la primera vez que abandonaba el país pero si era mi primera vez a pie.
Ya en el punto fronterizo, aun en Argentina, lo primero que llamó mi atención fue una inmensa caravana de hombres y mujeres con carros apoyados en ruedas de bicicleta que hacían fila y gritaban como bocinas apurando al de adelante cual un dominó que cae incesantemente.
Lo segundo que llamó también mi atención fue ver como argentinos y bolivianos, sin mochilas, sinónimo de que no eran turistas o mochileros según se prefiera, pasaban de un lado al otro como quien pasa de su barrio al barrio vecino en una misma ciudad.  Unos y otros según el lado a donde vivieren pasan al país vecino a aprovisionarse o a comprar mercadería para la reventa.
Cuando me hablaban de Bolivia, de la ciudad fronteriza de Villazón me hacían a la idea de que era como el famoso barrio de Once en Capital Federal, Argentina.  Lleno de mercados de todo tipo de productos “truchos”, falsos y con abundante mugre y desorden.  Yo en cambio no encontré eso.
Claro que inmediatamente que uno cruza el puente te recibe una avenida repleta de negocios de ropa, adornos y recuerdos, artículos electrónicos de todo tipo, casas de cambio que según su ubicación te ofrecen uno o dos centavos más que la otra al momento de cambiar y cuanto vendedor ambulante se les ocurra.  Personalmente encontré aquel inmenso bazar: atractivo, el sueño de los compradores compulsivos, pero no feo, en absoluto.  Tal vez, a la distancia de aquel martes ocho de enero, esa avenida era un recibimiento, una muestra de lo que me esperaba en Bolivia.  Un país muy distinto de lo que he conocido a través de cuanto libro de historia me ha llevado leer mi profesión.

Seguí conmigo dando los primeros pasos en Bolivia con un click aquí

lunes, 25 de febrero de 2013

La felicidad de viajar


¡Estoy feliz!  Sí, lo estoy. Y esto no es poco porque son pocas las cosas en la vida que me han dado tanta satisfacción como lo que estoy haciendo estos días: VIAJAR!!!
Hoy estoy en el día de los ñoquis de mi viaje.  Hace veintinueve días que salí de mi ciudad con la intención de viajar con el norte argentino y terminar en las sierras de Córdoba, pero como vengo sosteniendo un viaje, este viaje es una ruleta y manejada por un crupier invisible que va marcando el rumbo.  Así fue que terminé en Tilcara; Humahuaca; Iruya; San Isidro; Yavi; La Quiaca; si hablamos de Argentina y sin querer terminé en Bolivia entrando por Villazón; pasando a Tupiza; la increíble Potosí que me trasladó a todos los libros de historia que he leído sobre esa ciudad; “la ciudad blanca” como le llaman a Sucre me acogió maravillándome y desgraciadamente no puedo decir lo mismo de Cochabamba que me resultó muy sucia, digamos “moderna” pero que valía la pena conocer y juzgar por mí mismo.  Tras abandonar sin pena Cochabamba me recibió la inmensa La Paz, maravillosa ciudad que difícilmente uno acaba de conocer, y, El Alto, ciudad aparte dentro de la gran ciudad.  Pero por suerte no todo ha sido concreto y cemento.  El crupier me tenía preparado un destino que ni siquiera había soñado: hacer una caminata durante tres días por entre la montaña y valles para concluir en las puertas de la selva boliviana recorriendo un amino pre incaico, “El Camino del  Choro” donde pude conocer parte de la Bolivia profunda y recalar en la primera ciudad turística del país pluri nacional, Coroico y desde aquí llegar a Tocaña, pequeño poblado conocido por ser una población de afro descendientes, o sea, descendientes de aquellos esclavos traídos por la corona española para trabajar la tierra de las Yungas.

los y las invito a seguir compartiendo y disfrutando de algunas fotografías de esta "felicidad por viajar" aquí:

domingo, 24 de febrero de 2013

Camino de ida y vuelta a Iruya, en la provincia argentina de Salta


Iruya es un pueblo hermoso, pero más lo es el camino que hay que recorrer para llegar a ella.  Si me piden un calificativo: ¡MARAVILLOSO!
La verdad que no tenía idea de lo que me esperaba, cuando pregunté en la terminal de Humahuaca cuanto tardaríamos en llegar, me llamó la atención la respuesta.  Cómo se explicaría tanto tiempo para tan pocos kilómetros.
Cuando salimos y al cabo de avanzar unas cuadras por la mítica ciudad humahuaquense uno se topa con la ruta 9, que se extenderá hasta La Quiaca, marcando el paso firme y rápido hasta que el colectivo se detiene y comienza a avanzar sobre un camino de tierra y ripio que a medida que avanzábamos se hundía en la tierra. 
Efectivamente el camino se hunde internándose en las abras, o sea, la parte más baja entre dos cerros, para luego de unos kilómetros ascender sobre ellos.
Nada más que 47Kms. que como si fuera a propósito pareciere que se multiplican por diez porque el paso se hace lento como si la geografía del lugar quisiera que nadie se pierda detalle de su belleza.
Si cabe la recomendación, sugiero no dormir en el viaje, hacerlo temprano en la mañana para poder apreciar en su magnitud los colores y especialmente como las nubes miman con abrazos a los cerros.
Al camino de abras se le interponen una serie de cerros que entre caminos que serpentean hay que sortear y para maravillarse entran en escena el cerro “El Cóndor”  y el más imponente y bello para mí “El Morado” que da la sensación de que lo hubieran pintado con vino tinto.
La primera parada es en el pueblo de Iturbe, un pequeño caserío, al que en otra oportunidad en que rumbee por aquí me he de quedar un día al menos.  Al llegar uno estaciona en una vieja estación de ferrocarril, hoy devenida en “terminal” de ómnibus.  Luego le seguirán una serie de pueblitos mucho más pequeños pero bellos, todos con sus casas de ladrillos de adobe y paja, algunos de estos poblamientos también dejarán ver sus cementerios con todas sus tumbas decoradas por hermosas flores de colores.  Algo que particularmente me llamó la atención, fue ver casas y corrales de piedra (pircas) abandonados.  Obviamente me pregunté por qué, pero sólo las piedras sabrán la respuesta…

Seguí recorriendo este camino clickeando aquí: 

jueves, 21 de febrero de 2013

La celebración del pesebre en Humahuaca


En Tilcara me habían hablado del pesebre, es más, me decían “ahora lo vas a escuchar” y efectivamente alrededor de las siete de la tarde se podía escuchar el avance de una marcha al son de trompetas, trombones y bombos.  Unas de esas tardes de paseo por Tilcara en la que terminaría en el pucará me había cruzado con una columna de niños y niñas que bailaban y marchaban mientras otros llevaban en un moisés al niñito Jesús, un muñeco o muñeca vestido para la ocasión.

Le llaman la “celebración o adoración del pesebre”, me explicaban que estos pesebres son como comparsas, grupos, digamos, que se reúnen y cada grupo adquiere un nombre según el interés de quien la crea o dirige.

Seguí leyendo y conociendo más sobre esta fiesta popular en:




viernes, 1 de febrero de 2013

Iruya en el corazón

Iruya, Salta, Argentina

“Tenés que ir a Iruya si vas al norte” sentenció un amigo antes de mi partida. 

Pocas veces había escuchado el nombre de ese pueblo, apenas sabía que se encontraba en la provincia de Salta pero no tenía una idea clara de a dónde se hallaba, ni que me ofrecería pero su nombre me resultaba atractivo.

Ya en viaje y habiendo decidido continuar mi camino junto a la ruta nacional 34 sabía que esta me habría de llevar a Salta, me supe decir estando a unos kilómetros de La Banda en Santiago del Estero, sabía que si seguía por la 34 podría llegar a Salta Capital y acampar en su camping municipal, otro lugar que me súper recomendaron por su precio y su extraordinaria e inmensa pileta.  Pero no, Salta no estaba en los planes de la ruleta de la ruta por las que viajo y así fue que unos kilómetros después de que decidí continuar por la ruta camionera me encontraba en Rapelli, Santiago del Estero donde al mediodía el sol quemaba como brazas en mi cabeza pero me gustaba, estaba viajando a dedo por Argentina sin rumbo pero buscándolo y aunque parezca un tanto desordenado y otros dirán peligroso fue una gran experiencia.

Te invito a seguir leyendo el post y disfrutar de unas bellas imágenes haciendo click aquí  

jueves, 31 de enero de 2013

Las vueltas de un viaje


Las vueltas qué tiene un viaje no!?
Salí solo el 28 de diciembre desde Pergamino, mi ciudad, y aunque más o menos tenía una idea de viaje, realmente no sabía a dónde iría.  Por eso no me extraña que esté escribiendo desde Potosí, Bolivia.  Ya hace dos días que estoy en el país vecino, ayer en Villazón y Tupiza y hoy esta ciudad increíble a la que no le cabe mejor descripción que decir: “caminar por Potosí es como hacerlo en un libro de historia”

Decía acerca de las vueltas de un viaje…  Este me llevó a Tilcara como primer punto de asentamiento donde recibí al 2013 y aunque viajo solo nunca lo estuve.   Nunca me imaginé que un martillo y ser profe de historia me abriría al dialogo y amistad con tantas personas.

Seguí leyendo este post en:
http://rumbeandoporahi.blogspot.com/2013/01/las-vueltas-de-un-viaje.html

Fin de año en Tilcara


Cuando arranqué el viaje no sabía dónde me encontraría el año nuevo y la idea de no saber en qué lugar, ni con quién lo pasaría me apasionaba.  En realidad, podría decir que es algo que anhelaba de hacía años y por una u otra razón nunca había tenido la oportunidad.
En la ruleta de la ruta el número favorecido fue Tilcara y el camping Waira.
A apenas unas horas de llegar ya estaba junto a unos santafesinos comiendo unos riquísimos fideos con buen vino tinto y en la mesa no faltó la pregunta obligada: “qué hacemos el 31” y las respuestas cayeron sobre la mesa como serpentinas en una fiesta.  Pero claro, no éramos el único grupo que deseaba hacer del fin de año una fiesta.
Durante la noche del treinta entre los acordes de las guitarras que nos reunían volvía insistente la pregunta  “qué hacemos el 31”
Y qué íbamos a hacer, una FIESTA!!!

Seguí leyendo este post y accedé a los videos de esta fiesta en:
http://rumbeandoporahi.blogspot.com/2013/01/fin-de-ano-en-tilcara.html

domingo, 30 de diciembre de 2012

Encontrame en este blog, vení y viajá conmigo

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Hola!
Sí, por estos días no estaré por aquí.  ANDO DE VIAJE, RUMBEANDO POR AHÍ!!!
Si gustás acompañarme sos re bienvenido/a te espero, vayamos juntos!!!
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