¡Estoy
feliz! Sí, lo estoy. Y esto no es poco
porque son pocas las cosas en la vida que me han dado tanta satisfacción como
lo que estoy haciendo estos días: VIAJAR!!!
Hoy
estoy en el día de los ñoquis de mi viaje.
Hace veintinueve días que salí de mi ciudad con la intención de viajar
con el norte argentino y terminar en las sierras de Córdoba, pero como vengo
sosteniendo un viaje, este viaje es una ruleta y manejada por un crupier
invisible que va marcando el rumbo. Así
fue que terminé en Tilcara; Humahuaca; Iruya; San Isidro; Yavi; La Quiaca; si
hablamos de Argentina y sin querer terminé en Bolivia entrando por Villazón;
pasando a Tupiza; la increíble Potosí que me trasladó a todos los libros de
historia que he leído sobre esa ciudad; “la ciudad blanca” como le llaman a
Sucre me acogió maravillándome y desgraciadamente no puedo decir lo mismo de
Cochabamba que me resultó muy sucia, digamos “moderna” pero que valía la pena
conocer y juzgar por mí mismo. Tras
abandonar sin pena Cochabamba me recibió la inmensa La Paz, maravillosa ciudad
que difícilmente uno acaba de conocer, y, El Alto, ciudad aparte dentro de la
gran ciudad. Pero por suerte no todo ha
sido concreto y cemento. El crupier me
tenía preparado un destino que ni siquiera había soñado: hacer una caminata
durante tres días por entre la montaña y valles para concluir en las puertas de
la selva boliviana recorriendo un amino pre incaico, “El Camino del Choro” donde pude conocer parte de la Bolivia
profunda y recalar en la primera ciudad turística del país pluri nacional,
Coroico y desde aquí llegar a Tocaña, pequeño poblado conocido por ser una
población de afro descendientes, o sea, descendientes de aquellos esclavos
traídos por la corona española para trabajar la tierra de las Yungas.
los y las invito a seguir compartiendo y disfrutando de algunas fotografías de esta "felicidad por viajar" aquí:
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