Respuesta de las Asambleas en lucha contra la Megamineria a la Señora Presidente de la Nación Doña Cristina Fernández
El jueves 9 de febrero, en el marco de un acto de inauguración, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se manifestó pidiendo un “debate responsable y en serio” sobre la minería en Argentina, y planto un pseudo acto circense en el que un aparente minero ‘despolitizado’ (luego devenido en experimentado militante político) reclama el deseo de “trabajar en paz”. Este señor, llamado Armando Domínguez, es el actual presidente del Partido Justicialista de la localidad de Olavarría y secretario General del gremio que los nuclea, AOMA. Y, según sabemos, hace 25 anos que no se pone un casco. Aun así, fue presentado como un obrero común que trabaja en la industria del cemento, minería de canteras, la cual no tienen nada que ver con la mega minería metalífera a cielo abierto, a la que resisten las comunidades afectadas en el norte del país.
Desde el momento de esas declaraciones, algunas agrupaciones kirchneristas no han parado de comunicar una serie de falacias que, acompañadas por el ya conocido intento maniqueista de desviar los conflictos a posturas de blanco sobre negro, no hacen más que confundir los puntos focales del conflicto contra la megamineria en nuestro país.
Dado que la lucha de nuestros compañeros y compañeras dispuestos/ as en los cortes de las provincias de Catamarca, La Rioja y Tucumán continua más vigente que nunca, y que somos consientes que luego de la represión violenta, las amenazas no merman, nos vemos obligados a responder a esta cascada de engaños provenientes de las fuerzas oficialistas.
Las consecuencias de implementar una actividad propia del extractivismo como la contaminación del agua y del aire, los daños a la salud humana y consecuencias socioambientales (desarticulación de las economías regionales, las migraciones, o el desempleo) son cuestiones serias que no han sido consideradas por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales al momento de aceptar la instalación de estos proyectos. Las asambleas, en cambio, si vienen teniendo ese debate serio que tanto se reclama desde hace años a través del trabajo reflexivo de los compañeros y las compañeras en los cortes, conversando con la comunidad, debatiendo en escuelas, lugares de trabajo, universidades y llevando adelante medidas de carácter institucional.
Es importante resaltar que se trata de verdaderas puebladas que, con sus propios cuerpos, sostienen la lucha por no ser contaminadas, negándose a brindar la licencia social a esos proyectos. Maestros, comerciantes, empleados públicos, niños y niñas, mujeres, ancianos y ancianas, estudiantes. Todos y todas se hacen presentes en esos cortes intentando que el debate serio sea dado desde todas las instancias posibles. En ningún caso, la presencia de ONGs transnacionales se encuentra detrás de aquellos que llevamos esta protesta, como están intentando instalar ante la opinión publica. Quienes resistimos al saqueo y contaminación de nuestros territorios, somos trabajadores/as, vecinos, ciudadanos, pueblos autoconvocados de modo horizontal y asambleario.
Con hechos como la implementación de la ley antiterrorista, en diciembre de 2011, y las acciones concretas de represión de las manifestaciones pacificas en cada uno de los cortes realizados, el gobierno nacional no solo demuestra una connivencia con los poderes locales y provinciales, con intereses mineros, sino que además muestra una iniciativa activa en el intento de acallar las posibles voces divergentes y las luchas sociales que buscan plantear un modelo de país mas inclusivo y sostenible para sus habitantes, una sociedad donde los bienes comunes estén a disposición de una vida digna, saludable y sin explotación. La criminalización de la protesta social se viene llevando adelante no solo de manera mediática (etiquetando a nuestros luchadores sociales con motes de ‘extremistas’ o ‘irreflexivos’), sino también abriendo causas judiciales por delitos inexistentes, encarcelando a compañeros/as con delitos dibujados y reprimiendo con saña a mujeres, niños y hombres que se encuentran defendiendo los Bienes Comunes (mal llamados recursos naturales), que son patrimonio de todos y todas.
Estas luchas no comenzaron en el momento en que Clarín las mostró. Fueron los medios de comunicación alternativos quienes durante años las han mostrado y difundido. Los medios masivos solo han caído, tal que paracaidistas, a mostrar un conflicto que, ya madurado, se encuentra en el momento de respuesta más agresiva por parte del gobierno. Es en este marco que los intentos de la política oficialista por transformar este debate serio sobre la megamineria, en una burda opereta que tendría como principales actores al gobierno y los grandes grupos mediáticos (que aparentemente inventan las imágenes de represión para “desgastar al gobierno nacional”) caen rápidamente cuando observamos la realidad de los hechos. Mas allá del oportunismo político de ciertos medios, mas allá del sensacionalismo de ciertas coberturas que terminan banalizando nuestras luchas, las mismas son genuinas resistencias populares de larga data; expresan el carácter crítico de poblaciones enteras que se ven amenazadas por el saqueo de sus fuentes de agua, sus tierras y sus medios de vida, en un escenario de grandes asimetrías, donde el poder financiero de las corporaciones encuentra como aliados el clientelismo, la corrupción y la fuerza represiva del Estado en manos de gobiernos que han decidido gobernar para aquellas y donde las empresas periodísticas locales, usualmente funcionan como apéndice del aparato propagandístico de las mineras.
Señora Presidenta, no es serio llamar al debate cuando el oficialismo ha vetado sistemáticamente el funcionamiento de las comisiones de minería en el Congreso de la Nación, en el que ‘yacen’ sin pena ni gloria un sinnúmero de iniciativas legislativas para modificar el actual régimen minero. No es serio asumir la defensa del actual régimen de minería transnacional a gran escala, monopolizada por grandes corporaciones extranjeras, exclusivamente orientadas a la exportación de materias primas sin procesamiento, con gravosos costos ecológicos, en nombre de un ‘proyecto nacional y popular’. No es serio, desde ese posicionamiento político-ideológico, sostener un régimen legal que expresa lo más rancio del consenso de Washington y el neoliberalismo de guerra impuesto por el Banco Mundial en toda América Latina en los ’90, aca aplicado a rajatabla por el Menemato; no es serio hablar de ‘pos neoliberalismo’ cuando se da continuidad y se profundizan las increíbles prebendas que la legislación del menemismo (Ley 24.196 y correlativas) le otorgan a las grandes transnacionales mineras, hoy usufructuarias del agua y los minerales de nuestra cordillera. Señora Presidenta, no es serio hablar de ‘políticas de inclusión social’ desde un modelo minero-extractivita con nulo impacto en el empleo y efectos negativos en la matriz energética y productiva del país. No es serio asumir la defensa de una ‘economía de enclave’ en nombre de la ‘industrialización’. No es serio apelar irresponsablemente a sentimientos nacionalistas para embanderar la defensa de la soberanía y usarla en contra de quienes estamos también luchando contra las nuevas modalidades del colonialismo. En su discurso sobre Malvinas Ud. plantea que jamás escucho “a ninguna ONG ni organización ambientalista hacer críticas al Reino Unido por lo que se está haciendo en las Malvinas”. A nosotros nos llama muchísimo la atención que no haya nunca escuchado todo lo que hacemos contra la depredación por parte de la petroleras, sojeras y mineras, todas transnacionales, en el territorio nacional dentro del continente. Hemos denunciado que varias de las grandes corporaciones mineras que operan en nuestra cordillera forman parte de los mismos holdings empresariales que hacen exploración petrolera en Malvinas con la licencia de Gran Bretaña. Estamos reclamando la urgente restitución de nuestra soberanía energética, alimentaria e hídrica, hoy erosionadas y amenazadas en manos de grandes corporaciones transnacionales usufructuarias en última instancia del extractivismo petrolero, sojero, minero.
Tampoco es serio convocar al dialogo cuando de antemano se nos estigmatiza y se descalifica como interlocutores acusándonos a priori de ‘ignorantes’, ‘fundamentalistas’, o ‘pseudo-ambientalistas’ que obedeceríamos a otros intereses.
Se nos acusa de fundamentalistas porque decimos ‘NO’, pero no decimos ‘NO PORQUE NO’. Tampoco le decimos ‘No’ a toda actividad minera, sino a una modalidad específica de explotaciones: los mega-proyectos de minería transnacional a gran escala y extranjerizante. No somos fundamentalistas; tenemos fundamentos, que es distinto. Fundamentalismo es decir ‘si o si’; es imponer este tipo de explotaciones a toda costa y a como de lugar, aun apelando al uso de la violencia, del soborno, la cooptación, el clientelismo y la represión. Eso es fundamentalismo minero. Es cerrar los ojos a la realidad de las consecuencias de este modelo y cerrar los canales de diálogo para con la propia población.
Es por todo esto que, vemos la actitud de la señora presidenta como una burla a los pueblos que decimos NO a la megamineria contaminante y saqueante.
Sí, estamos de acuerdo. Aunque no haya sido serio su llamado inicial, necesitamos ABRIR UN PROFUNDO Y SERIO DEBATE, AMPLIO Y DEMOCRATICO SOBRE LA ‘CUESTION MINERA’ CON TODO EL PUEBLO ARGENTINO. NECESITAMOS DISCUTIR QUE MINERIA QUEREMOS, QUE MINERIA NECESITAMOS, QUE MINERIA ES POSIBLE. PERO ANTES, ES IMPERIOSO PARAR LA SANGRIA ECOLOGICA, ECONOMICA Y POLITICA QUE SIGNIFICA EL ACTUAL REGIMEN MINERO. ES URGENTE SU MODIFICACION.
Urge recuperar la Soberanía sobre nuestro territorio, sobre nuestros cerros, nuestras fuentes de agua y nuestros bienes ambientales no renovables. Urge recuperar la soberanía sobre el Estado y las instituciones de gobierno, hoy completamente colonizadas por las grandes corporaciones mineras. Urge parar la depredación y la represión como ‘política de estado’.
La lucha de las asambleas ha sido fruto de la colaboración, el trabajo, la reflexión y el esfuerzo de muchos hombres y muchas mujeres que, consientes del peligro que implica la presencia de estas megamineras transnacionales en sus territorios, han generado formas para defender lo más preciado que tenemos: nuestras tierras, nuestra agua y nuestra vida. Pueden intentar plantar un sinfín de mentiras. Sin embargo el espíritu de quienes luchamos sigue más fuerte que nunca, nuestra convicción de construir un mundo mejor para todos, se fortalece día a día y las ganas de seguir en las rutas, en las calles y en los oídos de la gente no merma.
UAC
Unión de Asambleas Ciudadanas
¡Fuera las mineras de nuestro país!
¡Fuera las transnacionales de todo el territorio nacional!
¡Basta de represión al pueblo que lucha!
¡No al estado de sitio en Andalgalá!
¡Ni una mina más!
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