¿Llegó la hora del debate? El análisis de la cobertura mediática, con las coincidencias entre La Nación y Página/12. Las dos estrategias. Separar el debate ambiental del debate sobre la rentabilidad. Y reducir el saqueo ambiental a un problema técnico.
"Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas". La teoría política sigue la frase atribuida a Mahatma Gandhi . Ya habíamos citado la obra de Oscar Oszlak y Guillermo O´Donnell cuando explicaban que ninguna sociedad tiene los recursos para ocuparse de todos los temas a la vez. Por eso, ya en lenguaje popular, a quien está ganando no le interesa debatir, le basta con "hacer la plancha". Así, como dijimos en la columna anterior, el reciente "convite" a realizar un "debate en serio" sobre la (mega)minería no es un gesto gratuito. Es ya un pequeño triunfo. Y por eso, no extraña que ayer domingo todos los diarios hayan publicado diversos artículos sobre el tema.
Uno se llama precisamente "Debate" de Alfredo Zaiat, publicado en Página/12. Así comienza justamente: "El debate sobre la minería ha adquirido mayor complejidad porque durante años las multinacionales dispusieron una política de ocultamiento de su actividad en el área de explotación. También por la subordinación de los poderes político y judicial provinciales a los intereses de esas megacompañías. Y por el silencio que cubrió las protestas y represiones a pobladores de esas zonas durante años". Y consiente: "El kirchnerismo se ha sentido cómodo en ese marco de negocios de las mineras". Por ello mismo, puede decirse ahora que el oficialismo no está cómodo con el debate, está obligado a justificarse.
Más adelante el primer párrafo concluye con la idea principal del artículo: "Concentrar el tema minero exclusivamente en la contaminación, cuando toda intervención humana en la naturaleza altera el ecosistema y cuando la actual fase del capitalismo transita el estadio del consumismo extremo, debilita y restringe el debate. La cuestión de la minería adquiere mayor densidad cuando se aborda además la articulación del poder económico, la apropiación de rentas de recursos estratégicos no renovables, la distribución del excedente y el perfil de especialización productivo". No es una apreciación incorrecta. Sin embargo, la separación de ambos puntos implica la posibilidad de jerarquizar un aspecto por sobre otro.
De esta manera, su argumento principal sigue una línea adelantada por el conductor del programa televisivo "Duro de domar". Según esta perspectiva, existen dos debates: el ambiental y el de la rentabilidad. A decir verdad, el discurso no es una novedad. Ya lo habían explicitado incluso los hermanos Gioja. Se trata de decir que es posible la megaminería, solo se trata de repartir mejor las grandes ganancias que dejan estas explotaciones. En palabras de Zaiat, se trata de que la mega-minería pueda "ser parte del desarrollo nacional y no sólo un gran negocio para multinacionales". Así, resolviendo esto, no importa lo otro.
Lo interesante de esto es que La Nación también alimentó este argumento en una de sus notas principales: "Más allá de los planteos ambientalistas, los números de Minera Alumbrera ayudan a explicar parte del descontento social que atraviesa a esta localidad del oeste catamarqueño", escribió. El artículo es claro en el análisis de los balances económicos. Sin embargo, también retoma la propia propuesta empresarial, al decir: "El Informe de Sustentabilidad de 2010 habla de generar oportunidades para `capturar el derrame´ que genera la minería. No sólo es una palabra odiosa para el relato oficialista: la furia desatada en esta ciudad apunta a que tampoco fue una oportunidad concretada". Nos preguntamos: ¿con esto alcanzaría?
Qué se debate. Volviendo a Oszalk y O´Donnel, no basta con que un tema se convierta en "cuestión" de debate para la agenda política. Buena parte de la evolución del conflicto consiste en definir cuál es el problema que se discute. En esta instancia nos encontramos ahora. Retomando a Gandhi, ya no es posible ignorar los reclamos. En un primer momento, se trató simplemente de ridiculizarlos, que es el núcleo principal de términos como "soldaditos verdes", "fundamentalistas eco-ambientalistas" o "eco-terroristas". Sin que esto cese, cuando no es suficiente, comenzamos con los ataques a los argumentos principales. Se trata entonces de analizar cuáles son estos contra-argumentos.
En este panorama, la visión ambiental es la más peligrosa para los defensores de la mega-minería. Esto no significa que esté recluida a los "ambientalistas", sino que incluye a los pueblos que luchan por sus territorios. Y allí es donde cobra sentido la denuncia del saqueo ambiental, donde lo ecológico, lo económico y lo político están interconectados. Frente a esto, los pro-mega-mineros están recurriendo a dos cuestiones principales. La primera, como vimos, es separar el "debate ambiental" del "debate económico". La segunda, es reducir el debate ambiental a "la contaminación", acotada a su vez a si se utiliza o no cianuro, y luego a la "cuestión técnica" de si el cianuro es "bueno o malo". Ya explicamos por qué esto no es así.
Más aún, también la columna política de Clarín destaca: "En algún lado debe estar el equilibrio". Sabemos que la posición de este diario es oscilante. Si desde su lugar de disputa política con el gobierno, trata de utilizar el conflicto por la mega-minería para criticar al gobierno, desde su posición empresarial mantiene vínculos con la corporación minera que no le permitirían radicalizar las críticas hasta llegar a la mirada ambiental. Así puede entenderse otra aparente paradoja: cierto tratamiento sensacionalista del multimedio alimenta la explicación oficialista, mentirosa, de que todo se trata de una "operación de Clarín", como alimenta Tiempo Argentino. Se desconoce, claro, la lucha de años de los asambleístas.
Esto último puede observarse en la buena entrevista realizada por Eduardo Anguita, en Miradas al Sur, al ingeniero Héctor Nievas. El testimonio detalla bien por qué Minera Alumbrera ya contaminó y al mismo tiempo degradó el sistema político de Catamarca. El dato a destacar, desde lo comunicacional, es lo que admite el periodista ante las declaraciones. "Es sorprendente esto que dice", menciona, y denota así la falta de información existente, justamente por haber ocultado el debate. Yendo al archivo, la palabra de Nieva puede encontrarse por ejemplo en el documental "Asecho a una ilusión", aquí retratado en un artículo del 2006. Y que frente a esta coyuntura no pierde actualidad.
En conclusión, hoy llaman a un "debate en serio", que está retrasado al menos seis años en el caso de Minera Alumbrera. Y una década si consideramos el hito de Esquel con su consulta popular. Ahora bien, lo que no es serio es que quienes todavía se estén poniendo al día, recurran a la ridiculización de pueblos que con esfuerzo lograron educarse sobre el saqueo ambiental que impone la mega-minería. Y el ataque de quienes en realidad se mueven por reacción, frente a lo que visualizan como un peligro para su partido político o sus intereses económicos. La buena noticia, aquí, es que primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, y entonces ganas.
Análisis por Eduardo Soler.
Análisis por Eduardo Soler.
Ver también:
ComAmbiental: A Famatina hay que dejarlo en paz (febrero de 2012)
ComAmbiental: Mega-Minería: las razones del NO (enero de 2012)
ComAmbiental: Mussi / Vuelve / El debate sobre la Minería (2011)
ComAmbiental: A Famatina hay que dejarlo en paz (febrero de 2012)
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