Marina Ginestá |
La mujer de la imagen vestida con uniforme miliciano, fusil al hombro, henchida de orgullo y tan segura de sí misma es Marina Ginestá Coloma. Cuando se realizó esta fotografía desde la azotea del Hotel Colón, reconvertido en la sede de las Juventudes Socialistas Unificadas, Marina tan sólo tenía 17 años, un carnet de las juventudes socialistas unificadas en el bolsillo y un sueño revolucionario. No sabía que se convertiría en símbolo de la resistencia y espejo del espíritu de la II República. Era el verano de 1936.
Hacía tres días que había estallado la guerra. Antes del inicio de la contienda Marina y otros jóvenes compañeros preparaban una Olimpiada Popular como respuesta a los Juegos Olímpicos que ese mismo año organizaba la Alemania nazi. En pocos días aquellos jóvenes entendieron que se enfrentaban a una cruenta guerra que acabaría con sus sueños.
El 19 de julio de 1936, Marina junto a su hermano Albert y un amigo tomaron un fusil y se fueron a las barricadas de la Plaza de Colón de Barcelona. A las pocas horas el sueño de los tres se extinguía. El amigo caía muerto de cuatro tiros en el vientre. Su hermano Albert se marchó al frente de Zaragoza, y Marina comenzó a trabajar de mecanógrafa en el Comité de Guerra.
Marina vivió la guerra desde una retaguardia militante. Fue miliciana, traductora del enviado especial de Pravda, y periodista en la retaguardia. "Éramos periodistas y nuestra profesión era que no decayera nunca la moral, difundíamos el lema de Juan Negrín 'con pan o sin pan resistir'. Y nos lo creíamos".
De la mano del periodista ruso Mijail Koltsov asistió, como traductora de francés, a la entrevista que éste mantuvo el 14 de agosto del 1936 con Durruti en Bujalaroz. Koltsov era miembro del consejo editorial del diario Pravda y precisamente como corresponsal de este medio viajó a España para cubrir la contienda.
Uno de sus recuerdos más duros fue la visita a un hospital de Barcelona para reconocer cadáveres: "Es el recuerdo más terrible que guardo de la guerra. Por primera vez tuve una idea de la muerte. Vi a una mujer muerta con su hijo en brazos...Todavía hoy me viene a la mente ese recuerdo".
Acabó en el exilio, como tantos otros. En su intento por regresar a Francia, su país de nacimiento, pues era hija de inmigrantes españoles en Toulouse, perdió a su novio en el paso de Los Pirineos. Más tarde fue la llegada de los nazis a este país lo que la obligó a tomar un barco con destino a América.
"La juventud, las ganas de ganar, las consignas,... yo me las tomaba en serio. Creía que si resistíamos ganábamos. Teníamos la sensación de que la razón estaba con nosotros y que acabaríamos ganando la guerra, nunca pensamos que acabaríamos nuestras vidas en el extranjero".
De Marina Ginestá nunca más se volvió a saber, hasta que el empeño de un periodista de EFE, Julio García Bilbao, permitió encontrarla en París tras tres meses de investigación. Marina no conocía la fotografía del Hotel Colón que sirvió de portada para el libro 'Trece rosas rojas', de Carlos Fonseca, ni el simbolismo de la misma.
El autor de la famosa fotografía es Juan Guzmán. Su verdadero nombre era Johann Guttman, de nacionalidad alemana y había acudido a Barcelona para cubrir la olimpiada popular, alternativa a los juegos olímpicos de Berlín montada por los partidos antifascistas. En la actualidad la imagen pertenece al archivo histórico de EFE.
Hacía tres días que había estallado la guerra. Antes del inicio de la contienda Marina y otros jóvenes compañeros preparaban una Olimpiada Popular como respuesta a los Juegos Olímpicos que ese mismo año organizaba la Alemania nazi. En pocos días aquellos jóvenes entendieron que se enfrentaban a una cruenta guerra que acabaría con sus sueños.
El 19 de julio de 1936, Marina junto a su hermano Albert y un amigo tomaron un fusil y se fueron a las barricadas de la Plaza de Colón de Barcelona. A las pocas horas el sueño de los tres se extinguía. El amigo caía muerto de cuatro tiros en el vientre. Su hermano Albert se marchó al frente de Zaragoza, y Marina comenzó a trabajar de mecanógrafa en el Comité de Guerra.
Marina vivió la guerra desde una retaguardia militante. Fue miliciana, traductora del enviado especial de Pravda, y periodista en la retaguardia. "Éramos periodistas y nuestra profesión era que no decayera nunca la moral, difundíamos el lema de Juan Negrín 'con pan o sin pan resistir'. Y nos lo creíamos".
De la mano del periodista ruso Mijail Koltsov asistió, como traductora de francés, a la entrevista que éste mantuvo el 14 de agosto del 1936 con Durruti en Bujalaroz. Koltsov era miembro del consejo editorial del diario Pravda y precisamente como corresponsal de este medio viajó a España para cubrir la contienda.
Uno de sus recuerdos más duros fue la visita a un hospital de Barcelona para reconocer cadáveres: "Es el recuerdo más terrible que guardo de la guerra. Por primera vez tuve una idea de la muerte. Vi a una mujer muerta con su hijo en brazos...Todavía hoy me viene a la mente ese recuerdo".
Acabó en el exilio, como tantos otros. En su intento por regresar a Francia, su país de nacimiento, pues era hija de inmigrantes españoles en Toulouse, perdió a su novio en el paso de Los Pirineos. Más tarde fue la llegada de los nazis a este país lo que la obligó a tomar un barco con destino a América.
"La juventud, las ganas de ganar, las consignas,... yo me las tomaba en serio. Creía que si resistíamos ganábamos. Teníamos la sensación de que la razón estaba con nosotros y que acabaríamos ganando la guerra, nunca pensamos que acabaríamos nuestras vidas en el extranjero".
De Marina Ginestá nunca más se volvió a saber, hasta que el empeño de un periodista de EFE, Julio García Bilbao, permitió encontrarla en París tras tres meses de investigación. Marina no conocía la fotografía del Hotel Colón que sirvió de portada para el libro 'Trece rosas rojas', de Carlos Fonseca, ni el simbolismo de la misma.
El autor de la famosa fotografía es Juan Guzmán. Su verdadero nombre era Johann Guttman, de nacionalidad alemana y había acudido a Barcelona para cubrir la olimpiada popular, alternativa a los juegos olímpicos de Berlín montada por los partidos antifascistas. En la actualidad la imagen pertenece al archivo histórico de EFE.
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