Siempre busco encontrar en la web algún blog de viajeros o un post de viajes que m lleve con él en el recorrido que describe.
Este post ya ni recuerdo cuando lo encontré, sí que lo guardé para leer después y luego volví a hacerlo para postearlo en Fermín en algún momento y el día es hoy, lo interesante de este texto no es que se trate un viajero más, de un trotamundos más, si no que a eso hay que sumarle deportista.
Como me han sabido decir no “hay recetas”, a lo que agrego cada cual tiene su forma de conocer, de viajar, lo importante es hacerlo…
Después de haber participado en los 190 Km. del Himalaya en el mes de Noviembre de 2010, busque otro desafío, sentí ganas de seguir superándome y me animé a la carrera emblemática y considerada la más dura del mundo, La famosa Maratón de Sables, 250 Km. en el Desierto del Sahara, en Marruecos. Una carrera en seis etapas, de 33, 38, 38, 82, 42 y 19 km respectivamente, con un límite de tiempo cada una. Mil inscriptos de 54 países, fueron de la partida, con un nivel realmente muy alto, dado que en su mayoría eran profesionales del Running, deportistas destacados a nivel mundial, incluso varios de ellos participaron de campeonatos mundiales o Juegos Olímpicos. Esta carrera tiene la particularidad de tener que llevar en tu mochila todos los elementos necesarios, comida, indumentaria deportiva y de abrigo, recordemos que de día la temperatura llega a los 55 grados y de noche unos grados por debajo de cero, bolsa de dormir, aislante y todo lo necesario para afrontar los siete días de carrera; la organización solo te provee de 10 litros de agua por día.
Creí oportuno sumarle un objetivo extra y que la superación sea Total, visité varios establecimientos con necesidades básicas y para esta primera etapa elegí cinco: La Escuelita del Rosario de San Fernando, El Hogar Cura Brochero y El Hogar de Ancianos Pelliza, de Vicente López, El Hospital Thompson y Escuela N 10 de San Martín. Con las empresas que me apoyan en mi proyecto "Superarse es Ganar", les propuse por cada km recorrido sumar donaciones y de común acuerdo acordamos donar: Reebok: 1 par de zapatillas por Km. recorrido OMINT: elementos de higiene para todas las entidades Weber: 30 Kg. de revestimiento por Km. recorrido Oroweat: 10 Kg. de pan por Km Nature Crops: 10 barritas de cereales por Km. Mormaii: 1 par de lentes de ver por Km. recorrido Pole Position: 1 Kit escolar por Km. recorrido Gatorade: 1 litro de Gatorade por Km. recorrido y Codere: 1 Respirador Artificial para el Hospital Thompson
Creí oportuno sumarle un objetivo extra y que la superación sea Total, visité varios establecimientos con necesidades básicas y para esta primera etapa elegí cinco: La Escuelita del Rosario de San Fernando, El Hogar Cura Brochero y El Hogar de Ancianos Pelliza, de Vicente López, El Hospital Thompson y Escuela N 10 de San Martín. Con las empresas que me apoyan en mi proyecto "Superarse es Ganar", les propuse por cada km recorrido sumar donaciones y de común acuerdo acordamos donar: Reebok: 1 par de zapatillas por Km. recorrido OMINT: elementos de higiene para todas las entidades Weber: 30 Kg. de revestimiento por Km. recorrido Oroweat: 10 Kg. de pan por Km Nature Crops: 10 barritas de cereales por Km. Mormaii: 1 par de lentes de ver por Km. recorrido Pole Position: 1 Kit escolar por Km. recorrido Gatorade: 1 litro de Gatorade por Km. recorrido y Codere: 1 Respirador Artificial para el Hospital Thompson
31/3/11 Llegó el día de la partida, con tanta ilusión me despedí de las dos personas incondicionales y mas importantes en mi vida, mis hijas Fely y Justy, que con los ojitos llorosos, me abrazaron y me dieron las cartitas; es lo único que me impediría correr, no tener esas líneas escritas por el motor de mi vida, mis dos hijas, me podría faltar cualquier otra cosa, pero esas cartitas no.
1/4/11. En esta carrera, el punto de encuentro fue Madrid, realmente un momento muy especial, al grito de: "¡¡¡Argentino!!!" varios corredores de diferentes países me reconocieron de otras carreras, son esos premios que solo uno puede sentir como te llegan hasta el corazón y el alma. Ahí mismo tomamos un vuelo con destino Quarzazate – Marruecos. Cada corredor tenía asignada su Jaima (carpa), la nuestra compuesta por 5 argentinos (Luis Menéndez, Luis Barco, Roberto Fussaro, Mario Oyhola y yo) y tres Españoles, Mónica, la ganadora, en su categoría, de la edición 2010, Ángel y Sebastián, un periodista español.
2/4/11. Es el día previo a la carrera, divididos de a doscientos, debíamos presentarnos a la organización para chequear los elementos obligatorios para la carrera; brújula, silbato, aspira veneno, bolsa de dormir, informe médico junto con electrocardiograma, y otros; una vez aprobado el Chequeo Médico y General, te entregaban la bengala que debías llevar en todo momento y debías dejar todas tus pertenencias, quedándote a partir de ese momento con lo necesario para afrontar los siete días de carrera. Realmente otro momento donde el nerviosismo afloró, qué difícil es poder desprenderte de tus cosas y quedarte en el medio del Sahara con una mochila, para el resto de los días…….
Sin dudas es la noche más difícil, la noche previa, estás a horas de largar, de dejar salir todas las sensaciones que durante tanto tiempo dieron vueltas por la cabeza: miedos, incertidumbre, adrenalina, euforia, ganas de empezar, y hacer realidad el doble objetivo de terminar
Sin dudas es la noche más difícil, la noche previa, estás a horas de largar, de dejar salir todas las sensaciones que durante tanto tiempo dieron vueltas por la cabeza: miedos, incertidumbre, adrenalina, euforia, ganas de empezar, y hacer realidad el doble objetivo de terminar
3/4/11. Largada, Primera Etapa 32km. A las seis en punto de la mañana llegaban cuatro camiones con unos cincuenta lugareños, contratados por la organización para levantar las Jaimas (carpas), esto te obligaba a levantarte temprano. La largada está prevista a las 9.00 hs. y como siempre me pasa, el primer día es el más duro, los nervios, la adrenalina, los miedos, la primer noche de antes de largar, un gran sueño. Con un gran dispositivo de seguridad, camionetas 4x4, cuatriciclos, helicópteros y mil almas con un deseo único: terminar la competencia. Cada uno con sus propias convicciones. Yo con el sueño de terminar la carrera, con la bandera argentina y la mayor cantidad de km recorridos, lo que me daría la posibilidad de darle más cosas a las cinco entidades. La cuenta regresiva se puso en marcha, 3,2,1 GO!!!, un escalofrío me envolvió todo el cuerpo, me paralizó por unas milésimas de segundos, estaba participando de la carrera más dura y emblemática del mundo, rodeado de profesionales, campeones del mundo, deportistas destacados en diferentes deportes, y ahí estaba yo, con mi humilde equipamiento, con mi inexperiencia, con todos los miedos pero con una fuerza interna única, se los puedo asegurar. Siempre para mí es la etapa más dura, y en esta en especial largué con una mochila que pesaba 16 kg. cuando en promedio llevaba entre 7 y 8 kg. Mis dos consignas fundamentales eran: comer y dormir bien. Así fue como pude sentir en carne propia que llevaba un exceso de peso importante, que poco a poco pude acomodar. Terminada la etapa, ya sentía que había logrado superar el primer paso y multiplicar por 32 las donaciones, estaba Feliz.
4/4/11. Etapa 2 – 38 km Con la llegada de los "Desarmacarpas" aproveché a sacarle peso a la mochila, regalándoles algunos implementos que no creí imprescindibles, sobre todo comida. Ese regalo nos permitió disponer de la carpa por media hora más, en medio de una tormenta de arena y viento que hacía imposible cualquier actividad. Fue una etapa muy dura, el viento cada vez era más fuerte, la arena te pegaba y se te metía por todas partes. Tuve que improvisar un barbijo para taparme la cara. La visibilidad era prácticamente nula, no veías a más de dos o tres metros, se complicaba mucho ver las señales de la carrera, y eso generaba un nerviosismo particular, dado que podías perderte o salirte fácilmente del recorrido de la competencia. Delante mío estaba el corredor número 11, un italiano que parecía conocer el desierto, era increíble como bordeaba o rodeaba los médanos con el fin de guardar energías, evitando lo que la mayoría hacia, subir y bajarlos manteniendo un rumbo derecho. Tuve que esforzarme para poder seguirlo, realmente tenía un ritmo mejor que el mío. Al finalizar la etapa, fui a saludarlo y agradecerle, me abrazó y me dijo: "me di cuenta que me estabas siguiendo, también que le pusiste mucha garra, estás muy bien físicamente, pero sobre todo mentalmente, se nota que es tu primera vez, tu mochila está muy pesada, yo también tuve una primera vez y me ayudaron …….." me fui caminando muy lento a mi Jaima (carpa) pensando en lo lindo del mensaje que me había dado un desconocido, alguien al que no conocía y me dio una mano importante. Con los aplausos y gritos de mis compañeros de Jaima, cada vez que llega un corredor, todos los que ya llegaron antes aplauden y te alientan, es un rito de este tipo de carreras, me dieron los mails que me escribieron mis familiares y seres queridos. Otro momento sublime, poder leer: "vamos, vos podés!!!", "lo vas a lograr!!!" por más simple que sea el mensaje, es el abrazo el contacto más lindo y profundo que podés sentir en el medio del Sahara. Un apoyo único, una inyección de energía y apoyo inigualable. Con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de afecto me fui a dormir.
5/4/11. Etapa 3 – 38 Km. Con la salida del sol, pude darme cuenta que la tormenta ya había quedado atrás, ahora vendría el temido sol abrasador, tan típico de lugares desérticos. Este cambio meteorológico cambiaba por completo la estrategia y la forma de encarar la etapa. A partir de ahora todo cambiaría y así fue. Apenas largué, se podía sentir que el Sol tomaría su lugar de protagonista que la tormenta de viento y arena le había arrebatado. En el primer control me embadurné de protección solar factor 50, el agua había que racionarla, yo llevaba dos litros para afrontar cada parcial de las etapas. El agua a medida que pasa el tiempo se va calentando, llega casi a la temperatura de un mate tibio y se hace más difícil tomarla. Yo llevé algunas vitaminas/sales efervescentes con sabor a limón o naranja, que la hacían más tomable. En esta etapa un error en mis cálculos hizo que me quedara sin agua faltando dos horas para llegar al abastecimiento. No está dentro de nuestras posibilidades diarias sentir sed, uno tiene el agua a su alcance. Pude sentir realmente sed, la garganta seca y una preocupación importante. No podía sacarme de la mente mi heladera con bebidas frías, con mucho hielo, las propagandas, los carteles con bebidas, hubiera pagado todo lo que tenía por un vaso de agua fresca. Estos son los límites que uno enfrenta y supera en este tipo de carrera, para mí los logros más importantes, poder llegar a superar tus propios límites. Al llegar a la meta lo único que quería era mucho agua, mucha…….. a pesar de que mañana tendría la etapa de la Muerte, 82 Km …..
6/4/11. Etapa 4 – 82 km No pude dormir en toda la noche, leía y leía las cartitas de mis hijas y los mails, la curación del pie izquierdo, vendado, realmente me dolía mucho. Sentía una fuerza extraña que me empujaba, que me decía: hoy vas a superar otra etapa, con el plus que era el cumpleaños de mi hermano Nico. Así largué la etapa más dura de mi vida, con miedo, incertidumbre, pensando que largaría a las 9 hs del 6/4 y llegaría después del mediodía del 7/4. Realmente no sabía qué hacer, pero poco a poco fui sintiéndome mejor, desaparecieron las sensaciones y sentí realmente que lo lograría. Al llegar al segundo puesto de control, decidí parar, unos 30 minutos, almorzar y ver como estaba mi pie izquierdo. Comer me dio una energía única, me levantó mentalmente, porque al ver como estaba mi pie, realmente sentí que podía llegar a tener que abandonar por como se había abierto la herida. El calor fue terrible, ya ni la crema factor 50 me cubría de los rayos, pero la música me dio otro envión, me puse a fondo mi música y cantando, con los brazos en alto, como incentivando al imaginario público, hizo que recuperara esa fuerza interna que siempre me acompaña. Llegué de noche al cuarto puesto de control, con casi tres horas de antelación al límite impuesto por la organización, eso fue realmente un alivio, seguía en carrera. Para festejar me hice la cena, comida deshidratada, me tocaba arroz con pollo, el más rico que comí en mi vida, con jamón crudo y agua fresca. Intenté dormir una hora, pero sentí la necesidad de seguir, y en contra a lo que recomendaba la organización salí solo a la 1 de la madrugada a hacer la quinta etapa. Fue increíble, solo en el medio del Sahara, nadie adelante, nadie atrás, fue un viaje a mi interior adonde nunca había llegado, lloré gran parte de la noche, recordando uno a uno, todos los que me apoyaban; por otro lado quería evitar nuevamente tener que correr bajo el sol. A partir de esta etapa sentí, a pesar de todos los dolores, mi pie y el peso de la mochila, que la terminaría. El amanecer me sorprendió en la última parte de la etapa, fue realmente duro, no podía comer nada, el agua era para servir un té, pero quería terminar, soñaba con tirarme y sacarme todo. Al ver el campamento, pude sentir que estaba terminando otra etapa, pero el campamento era tan grande, piensen que habían 1000 corredores y 400 personas de la organización, 160 4x4 y unas 180 carpas, la dimensión del campamento era tan grande que cuando lo veías parecía que estaba muy cerca y la verdad, parecía que a medida que te acercabas, se alejaba más, no llegabas nunca. Llegué, como lo soñé me tiré en la primera carpa que vi. (la de Prensa), me tomé un ibuprofeno, tenía fiebre y me dormí tres horas, hasta que mis compañeros de jaima (carpa) me encontraron y me acompañaron a la Jaima 39, la nuestra. El premio inesperado fue cuando por los micrófonos avisaron que entregarían una lata por corredor de una gaseosa fría. Otro momento único.
8/4/11. Etapa 5 – 42 Km. Ahora esta etapa pasó a ser mi filtro, si pasaba ésta me quedaría la última de 19km. Desayuné un rico té con galletitas, la herida del pie izquierdo seguía creciendo, tuve que tomar la decisión de no sacarme la tela adhesiva que los médicos me habían puesto, porque de hacerlo levantaría toda la piel y debía seguir con la herida abierta hasta el final, ya no había vuelta atrás. Me enfundé los pies y los reforcé con cinta para tratar de evitar que la arena me invadiera mis zapatillas y heridas. Podías ver a varios corredores en condiciones similares, algunos con bastones improvisados con palos, otros con vendajes y otros al límite del abandono, pero algo nos impulsaba a todos, algo nos convencía que lo lograríamos. El sol a pleno, mucho calor, la temperatura llegaría a los 54 grados, pero sabía que era la última etapa larga y estaría a tan solo 19 Km. de lograr este sueño. La sed volvió a ser protagonista, no alcanzaba con llenar las tres caramañolas que llevaba, usaba dos para tomar y uno para mojarme la cabeza o el gorro tipo beduino, quería evitar a toda costa una insolación, que tan frecuentemente atormentaba a los corredores. Otro mal cálculo hizo que me quedara sin agua, otra vez la sed, la preocupación. Pero como tengo mi Ángel de la guarda, mi padre que me cuida desde el cielo, como por arte de magia y cuando realmente estaba extenuado, detrás de un médano veo una caramañola, fue una doble sensación, a alguien se le había caído y tal vez le haría falta, por otro lado, mi salvación. Así fue, tome hasta la última gota, era un jugo con sabor a limón y me prometí llevarla al campamento y averiguar de quién era, para devolverla y agradecerle, seguramente no tendría ni idea de lo que me había ayudado, y así fue, un italiano llamado Carlo se presentó buscando su caramañola, por el contrario, se acercó temeroso, ya que cualquier objeto de un corredor encontrado recibiría una penalidad. Al ver que yo la tenía se sorprendió, me agradeció sin saber que el agradecido era yo. Nos dimos un fuerte abrazo y las palabras no hicieron falta, los dos sentimos que de alguna manera nos ayudamos mucho. Esa noche la organización, instaló en el medio del desierto un escenario, donde la Filarmónica de Francia dio un recital y de fondo un gran médano iluminado. Otro momento increíble, donde la emoción fluía en todos los corredores, sean profesionales o amateurs. Con una noche estrellada, las cartitas de mis hijas, los mails que seguían llegando y 19km por recorrer mañana, me fui a dormir.
9/4/11. Etapa 6 – 19 Km. Era el último día, no hizo falta que nadie me levantara, quería largar ya mismo. Nos sacamos una foto los ocho integrantes de la jaima 39, con la bandera argentina flameando. A la distancia parecen cosas simples o sin sentido, les puedo asegurar que en ese momento sentir y ver los colores de tu bandera, de tu país, es algo único. Regalé todo el alimento que me había quedado, algo de ropa a los chicos Tuareg (nómades del Sahara), doblé cuidadosamente la bandera Argentina y con una marcha lenta fui calentando los motores hasta lo que sería la última largada. Antes de largar, hacen un comentario de la etapa los que abandonaron, y en este caso que faltaban solo 19 Km. para hacer realidad un sueño. El calor era sofocante, y en medio de la etapa, un pueblito muy precario y pequeño, encuentro un negocio, sería un locutorio, al asomarme veo una heladera y le pido me venda algo frío, cuando abre la heladera, tenia yogurt y comida, yo soñaba con una gaseosa helada, pero a un costado veo una botella de agua que seguramente ellos tenían para su consumo, se la mostré y sin dudarlo me la regaló, no podía creer estar tomando agua fría. Faltando unos 8 Km. paso por otro pueblito en construcción, en medio de los escombros, engancho mi zapatilla izquierda con un fierro y me la abre como si fuera una lata de sardinas, suerte que las zapatillas que uso tienen un refuerzo delantero, sino, podría haber sufrido una herida importante en los dedos. Me saqué la zapatilla, y terminé los últimos 8 Km. con la zapatillas del pie derecho y el izquierdo en medias.
La llegada fue pura emoción, saqué mi bandera celeste y blanca, la organización al ver mi pie izquierdo complicado, empezó a aplaudir y alentarme, se sumaron los corredores que ya habían llegado y fue inevitable llorar de orgullo y emoción. Haber terminado esta dura carrera, haber podido cumplir con el proyecto solidario, haber llegado a superar mis propios límites, haber sido nombrado y reconocido por la organización y la prensa de varios países como España, Francia, Italia, Inglaterra y otros, haber recibido el abrazo y palabras de admiración de los corredores Profesionales, haber podido llevar la bandera argentina al Sahara, en Marruecos y haber dejado un mensaje claro: "Superarse es Ganar", me hizo sentir el orgullo de ser Argentino, el orgullo de ser un deportista, y que con Pasión, Sacrificio, Trabajo y Humildad, no hay límite. Todos podemos lograrlo.
La llegada fue pura emoción, saqué mi bandera celeste y blanca, la organización al ver mi pie izquierdo complicado, empezó a aplaudir y alentarme, se sumaron los corredores que ya habían llegado y fue inevitable llorar de orgullo y emoción. Haber terminado esta dura carrera, haber podido cumplir con el proyecto solidario, haber llegado a superar mis propios límites, haber sido nombrado y reconocido por la organización y la prensa de varios países como España, Francia, Italia, Inglaterra y otros, haber recibido el abrazo y palabras de admiración de los corredores Profesionales, haber podido llevar la bandera argentina al Sahara, en Marruecos y haber dejado un mensaje claro: "Superarse es Ganar", me hizo sentir el orgullo de ser Argentino, el orgullo de ser un deportista, y que con Pasión, Sacrificio, Trabajo y Humildad, no hay límite. Todos podemos lograrlo.
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