No
es casual, en mi viaje, en mi rumbear por ahí estoy convencido que todo se ha
dado por algo y así fue que hace más de un mes, el veintinueve de diciembre del
año pasado no sólo llegaba a Tilcara, sino al Waira, un hostel-camping precioso
que me acogió rápidamente.
Decía
que no es casual porque, qué significa Waira (viento-aire) y que me trajo
hasta aquí sino el viento del camino que jugó conmigo como si yo fuera una
veleta. Porque ya lo he dicho otras
veces, salí hacía el norte, pero este es
enorme y no sabía donde terminaría y el crupier de la ruleta viajera
posó la bolilla en Tilcara y mansamente mi cuerpo cansado por dos días de viaje
por la ruta 34 encontró reposo en el Waira
(hostel-camping)
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