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Integrantes de la familia Martínez de Hoz han promovido una acción judicial a través de la cual se procura censurar por todos los medios posibles la difusión de la película documental "Awka Liwen", realizada sobre una seria investigación histórica y con el guión de Rodolfo Bayer, Felipe Pigna y Mariano Aiello, quien la dirige.
El filme, lanzado en 2010 y destinado, entre otros fines, a la educación, traza un paralelo entre la llamada "conquista al desierto" de fines del siglo XIX y la última dictadura militar argentina, demostrando cómo esos dos hechos históricos tienen en común no sólo el genocidio llevado a cabo por el Ejército argentino, sino también el hecho de que esta herramienta sirvió para la apropiación de tierras y bienes comunes por parte de unos pocos apellidos nucleados en Sociedad Rural.
Como el filme deja mal parado a un antepasado de los Martínez de Hoz -fundador de la SR-, sus descendientes se decidieron a plantear una acción judicial en defensa del honor de aquel lejano personaje.
No es necesario recordar qué significa el apellido Martínez de Hoz en la historia argentina. Desde el representante más remoto que se recuerda -un patricio que votó en contra de la revolución en el cabildo de mayo de 1810- la familia se ha caracterizado por una considerable acumulación de riqueza a expensas del Estado, al cual por otra parte siempre procuraron debilitar, como su más reciente exponente público (José Alfredo) hiciera en su papel de ministro de Economía de la dictadura entre 1976 y 1980.
Tampoco es necesario recordar la posición editorial de esta página con respecto a la censura: se trata de un recurso que no sólo atenta contra la Constitución Nacional, sino que además revela una muy escasa inteligencia. Desde siempre -pero cada vez más con las nuevas tecnologías- la censura no consigue sino el efecto contrario al buscado: crea interés por, y favorece, la difusión de la obra que se busca acallar.
Osvaldo Bayer, la cabeza visible de este proyecto documental, no es sólo uno de los investigadores históricos más conocidos del país, también es un experto en desnudar las prácticas criminales de la oligarquía argentina, y como tal, ya había sufrido la censura en ocasión del estreno de la película (descargar) "La Patagonia rebelde".
Desde el punto de vista estrictamente jurídico, llama la atención que haya jueces que se detengan siquiera a considerar este tipo de demandas. Y es que el honor y la intimidad -derechos que se dice proteger aquí-, en tanto integran la personalidad, son intransferibles, y por ende mueren con la persona física que los detentaba. Ello se amplifica cuando se trata de personalidades públicas cuya actuación es objeto de estudio histórico.
Lo que subyace en esta nueva embestida de las fuerzas conservadoras es mucho más que la censura de una película. Es un intento inadmisible de clausurar la investigación, y de apropiarse para sí de la historia común de los argentinos. Privatizar la historia sería, así, la última gran batalla de los representantes de la aristocracia.
Hoy no hay historiador serio que no considere a su disciplina como una forma de relato, y como tal, se acepta que siempre habrá, en cada formulación o análisis de los distintos hechos del pasado, una cuota de subjetividad y de exclusión. Ya nadie habla de "revisionismo histórico", porque la historia no puede no ser revisada, y de hecho lo es, muy a menudo, a medida que se revelan nuevos documentos y nuevas técnicas de investigación y análisis.
A no dudarlo, también en este caso prevalecerá la buena doctrina que la Corte Suprema fijó en los fallos "Verbitsky" y "Servini de Cubría", y el intento censor será rechazado, con lo cual, gracias a sus detractores, "Awka Liwen" habrá obtenido un plus de promoción, tal como se merece.http://www.laarena.com.ar/opinion-los_que_quieren_censurar_la_historia-65321-111.html
El filme, lanzado en 2010 y destinado, entre otros fines, a la educación, traza un paralelo entre la llamada "conquista al desierto" de fines del siglo XIX y la última dictadura militar argentina, demostrando cómo esos dos hechos históricos tienen en común no sólo el genocidio llevado a cabo por el Ejército argentino, sino también el hecho de que esta herramienta sirvió para la apropiación de tierras y bienes comunes por parte de unos pocos apellidos nucleados en Sociedad Rural.
Como el filme deja mal parado a un antepasado de los Martínez de Hoz -fundador de la SR-, sus descendientes se decidieron a plantear una acción judicial en defensa del honor de aquel lejano personaje.
No es necesario recordar qué significa el apellido Martínez de Hoz en la historia argentina. Desde el representante más remoto que se recuerda -un patricio que votó en contra de la revolución en el cabildo de mayo de 1810- la familia se ha caracterizado por una considerable acumulación de riqueza a expensas del Estado, al cual por otra parte siempre procuraron debilitar, como su más reciente exponente público (José Alfredo) hiciera en su papel de ministro de Economía de la dictadura entre 1976 y 1980.
Tampoco es necesario recordar la posición editorial de esta página con respecto a la censura: se trata de un recurso que no sólo atenta contra la Constitución Nacional, sino que además revela una muy escasa inteligencia. Desde siempre -pero cada vez más con las nuevas tecnologías- la censura no consigue sino el efecto contrario al buscado: crea interés por, y favorece, la difusión de la obra que se busca acallar.
Osvaldo Bayer, la cabeza visible de este proyecto documental, no es sólo uno de los investigadores históricos más conocidos del país, también es un experto en desnudar las prácticas criminales de la oligarquía argentina, y como tal, ya había sufrido la censura en ocasión del estreno de la película (descargar) "La Patagonia rebelde".
Desde el punto de vista estrictamente jurídico, llama la atención que haya jueces que se detengan siquiera a considerar este tipo de demandas. Y es que el honor y la intimidad -derechos que se dice proteger aquí-, en tanto integran la personalidad, son intransferibles, y por ende mueren con la persona física que los detentaba. Ello se amplifica cuando se trata de personalidades públicas cuya actuación es objeto de estudio histórico.
Lo que subyace en esta nueva embestida de las fuerzas conservadoras es mucho más que la censura de una película. Es un intento inadmisible de clausurar la investigación, y de apropiarse para sí de la historia común de los argentinos. Privatizar la historia sería, así, la última gran batalla de los representantes de la aristocracia.
Hoy no hay historiador serio que no considere a su disciplina como una forma de relato, y como tal, se acepta que siempre habrá, en cada formulación o análisis de los distintos hechos del pasado, una cuota de subjetividad y de exclusión. Ya nadie habla de "revisionismo histórico", porque la historia no puede no ser revisada, y de hecho lo es, muy a menudo, a medida que se revelan nuevos documentos y nuevas técnicas de investigación y análisis.
A no dudarlo, también en este caso prevalecerá la buena doctrina que la Corte Suprema fijó en los fallos "Verbitsky" y "Servini de Cubría", y el intento censor será rechazado, con lo cual, gracias a sus detractores, "Awka Liwen" habrá obtenido un plus de promoción, tal como se merece.http://www.laarena.com.ar/opinion-los_que_quieren_censurar_la_historia-65321-111.html
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