En esta reseña, el especialista en economía política Jonatan Gross señala que el libro ¿Un Marx Verde? ilumina el aporte del intelectual comunista como "un punto de partida fundamental para comprender y resistir el proceso actual de apropiación de la naturaleza por el capital". Y plantea: "en tanto el hombre actúa exteriormente sobre la naturaleza y la modifica, modifica al mismo tiempo su propia naturaleza".
En ¿Un Marx verde? Antropología, ecología y marxismo, el antropólogo Claudio Vizia nos propone una interesante lectura ecológica de Marx.
En primer lugar, a través de la lectura de los trabajos tempranos de Marx, en especial su tesis “Sobre la diferencia entre la filosofía natural demócritea y epicúrea”, Vizia rescata la posición del pensador alemán a favor de la contingencia y la libertad frente a la imputación de determinismo. Posición que éste sostendrá, pese a sus oscilaciones, a lo largo de toda su producción teórica.
Luego considera las críticas realizadas por las corrientes ecologistas actuales a la concepción de la naturaleza en el pensamiento de Marx y al lugar que ocupa ésta en su teoría del valor.
Si bien no hay una teoría sistemática de la naturaleza, Vizia señala que en la concepción filosófica de Marx la naturaleza es considerada “el cuerpo inorgánico del hombre”. Asimismo, para Marx el trabajo es, en todas las formas de la producción, la exteriorización de una fuerza natural, el proceso por el cual el hombre media, regula y controla su metabolismo con la naturaleza. Así, en tanto el hombre actúa exteriormente sobre la naturaleza y la modifica, modifica al mismo tiempo su propia naturaleza. Ahora bien, aquella relación metabólica entre el hombre y la naturaleza es fracturada por la enajenación del trabajo en el capitalismo.
En El capital, Marx comienza su exposición con el análisis de la forma mercancía, forma elemental de la riqueza en la sociedad capitalista. Esta se nos aparece inmediatamente como valor de uso y valor de cambio. La utilidad para satisfacer necesidades que posee una cosa, hace de ella un valor de uso. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. Pero a su vez, en la sociedad capitalista los valores de uso son los portadores materiales del valor, expresado en su valor de cambio.
El valor de cambio nos refiere a una relación cuantitativa entre distintas mercancías, a la proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase. Lo que caracteriza a la relación de intercambio de mercancías es por tanto la abstracción de sus valores de uso, desvaneciéndose también el carácter concreto de los trabajos necesarios para producirlos. Lo que resta es simplemente su valor, como producto del trabajo abstractamente humano, manifestado en su valor de cambio.
Ciertamente, el valor como una relación social determinada que adopta la forma de una relación entre cosas -y no como un atributo natural que pertenezca a las cosas como tal- es el centro de la crítica teórica de Marx a la sociedad capitalista. Siguiendo a Vizia: “No se trataría entonces de una omisión ni de una falta de ponderación adecuada del lugar de la naturaleza en la formación de valor sino más bien, de la radical diferencia entre una y otra formas de valor”.
Lo expuesto anteriormente, de acuerdo a Vizia: “No invalida las argumentaciones en favor de la construcción de una nueva teoría del valor que contemple la valoración de recursos agotables. Sin embargo, en la medida en que dichos valores se traduzcan monetariamente, sería, siempre dentro de los límites del actual sistema de producción, una forma de internalización de externalidades, lo que a nuestro entender no cuestionaría la teoría marxista del valor”.
Respecto al estudio de la correspondencia de Marx y Engels sobre la obra de Podolinsky -quien alegaba haber elaborado un fundamento energético para la teoría del valor de Marx- el autor reflexiona acerca de la incomprensión de Engels sobre el problema de la energía en general, a la que relaciona con su no reconocimiento de la segunda ley de la termodinámica.
Pero además, previene sobre el malentendido que introduce la propuesta de Podolinsky. En tanto fuente del valor, el trabajo abstracto no debe ser entendido como mero gasto de energía (fisiológica) sino como un fenómeno social vinculado con una determinada forma social de la producción. Ya entre los marxistas de principios del siglo pasado, Isaac Rubin advertía que: “si el trabajo abstracto es un gasto de energía humana en forma fisiológica, entonces el valor también tiene un carácter material cosificado”.
En conclusión, aunque “Marx y Engels no aparecen con las características de precursores del ecologismo, ni tampoco como partidarios de un dominio sin límites sobre la naturaleza”, para Vizia su trabajo se constituye en un punto de partida fundamental para comprender y resistir el proceso actual de apropiación de la naturaleza por el capital, apostando por un proyecto ético-político que transforme radicalmente a la sociedad y su relación con la naturaleza.
En primer lugar, a través de la lectura de los trabajos tempranos de Marx, en especial su tesis “Sobre la diferencia entre la filosofía natural demócritea y epicúrea”, Vizia rescata la posición del pensador alemán a favor de la contingencia y la libertad frente a la imputación de determinismo. Posición que éste sostendrá, pese a sus oscilaciones, a lo largo de toda su producción teórica.
Luego considera las críticas realizadas por las corrientes ecologistas actuales a la concepción de la naturaleza en el pensamiento de Marx y al lugar que ocupa ésta en su teoría del valor.
Si bien no hay una teoría sistemática de la naturaleza, Vizia señala que en la concepción filosófica de Marx la naturaleza es considerada “el cuerpo inorgánico del hombre”. Asimismo, para Marx el trabajo es, en todas las formas de la producción, la exteriorización de una fuerza natural, el proceso por el cual el hombre media, regula y controla su metabolismo con la naturaleza. Así, en tanto el hombre actúa exteriormente sobre la naturaleza y la modifica, modifica al mismo tiempo su propia naturaleza. Ahora bien, aquella relación metabólica entre el hombre y la naturaleza es fracturada por la enajenación del trabajo en el capitalismo.
En El capital, Marx comienza su exposición con el análisis de la forma mercancía, forma elemental de la riqueza en la sociedad capitalista. Esta se nos aparece inmediatamente como valor de uso y valor de cambio. La utilidad para satisfacer necesidades que posee una cosa, hace de ella un valor de uso. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. Pero a su vez, en la sociedad capitalista los valores de uso son los portadores materiales del valor, expresado en su valor de cambio.
El valor de cambio nos refiere a una relación cuantitativa entre distintas mercancías, a la proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase. Lo que caracteriza a la relación de intercambio de mercancías es por tanto la abstracción de sus valores de uso, desvaneciéndose también el carácter concreto de los trabajos necesarios para producirlos. Lo que resta es simplemente su valor, como producto del trabajo abstractamente humano, manifestado en su valor de cambio.
Ciertamente, el valor como una relación social determinada que adopta la forma de una relación entre cosas -y no como un atributo natural que pertenezca a las cosas como tal- es el centro de la crítica teórica de Marx a la sociedad capitalista. Siguiendo a Vizia: “No se trataría entonces de una omisión ni de una falta de ponderación adecuada del lugar de la naturaleza en la formación de valor sino más bien, de la radical diferencia entre una y otra formas de valor”.
Lo expuesto anteriormente, de acuerdo a Vizia: “No invalida las argumentaciones en favor de la construcción de una nueva teoría del valor que contemple la valoración de recursos agotables. Sin embargo, en la medida en que dichos valores se traduzcan monetariamente, sería, siempre dentro de los límites del actual sistema de producción, una forma de internalización de externalidades, lo que a nuestro entender no cuestionaría la teoría marxista del valor”.
Respecto al estudio de la correspondencia de Marx y Engels sobre la obra de Podolinsky -quien alegaba haber elaborado un fundamento energético para la teoría del valor de Marx- el autor reflexiona acerca de la incomprensión de Engels sobre el problema de la energía en general, a la que relaciona con su no reconocimiento de la segunda ley de la termodinámica.
Pero además, previene sobre el malentendido que introduce la propuesta de Podolinsky. En tanto fuente del valor, el trabajo abstracto no debe ser entendido como mero gasto de energía (fisiológica) sino como un fenómeno social vinculado con una determinada forma social de la producción. Ya entre los marxistas de principios del siglo pasado, Isaac Rubin advertía que: “si el trabajo abstracto es un gasto de energía humana en forma fisiológica, entonces el valor también tiene un carácter material cosificado”.
En conclusión, aunque “Marx y Engels no aparecen con las características de precursores del ecologismo, ni tampoco como partidarios de un dominio sin límites sobre la naturaleza”, para Vizia su trabajo se constituye en un punto de partida fundamental para comprender y resistir el proceso actual de apropiación de la naturaleza por el capital, apostando por un proyecto ético-político que transforme radicalmente a la sociedad y su relación con la naturaleza.
Un Marx verde? Antropología, Ecología y Marxismo
Autor: Claudio Vizia
El autor analiza textos de Marx y Engels y pasa revista de las teorías contemporáneas más destacadas del campo ecomarxista, desarrollando los principios del ecosocialismo y buscando establecer un diálogo fecundo entre la antropología, la economía ecológica, la ecología política y el marxismo
Autor: Claudio Vizia
El autor analiza textos de Marx y Engels y pasa revista de las teorías contemporáneas más destacadas del campo ecomarxista, desarrollando los principios del ecosocialismo y buscando establecer un diálogo fecundo entre la antropología, la economía ecológica, la ecología política y el marxismo
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